POSADAS. Dos médicos de esta ciudad, la pediatra y neonatóloga Jovita Britez y el anestesista Ramón Balmaceda, participaron del cruce de la cordillera de Los Andes en bicicleta. No es la primera vez que este matrimonio de galenos se embarcan en este tipo de aventuras que implican un gran esfuerzo y resistencia física pero, sobre todo, les permite conectarse de un modo diferente con la naturaleza, conocer a otras personas y romper la rutina. “Nosotros somos aventureros, hacemos mountain bike desde hace tres años, siempre de amateurs y por gusto. Participamos de muchas aventuras en la selva de Misiones, somos unas 35 las personas que siempre nos sumamos a este tipo de actividades, el año pasado fuimos a Córdoba… pero esta era la primera vez que hicimos una travesía larga”, contó Jovita a PRIMERA EDICIÓN. Para poder enfrascarse en esta última aventura, el matrimonio comenzó a entrenar regularmente, “por suerte, el factor altura no nos impactó tanto como temíamos. Por supuesto que el primer día pasás como por un período de adaptación pero el segundo día ya nos aclimatamos. Llegamos a 3.000 metros de altura sobre el nivel del mar”. Dura pero satisfactoria travesía Fue a través de sus compañeros de aventuras que se enteró de la travesía en bicicleta para cruzar la Cordillera de Los Andes, “la organiza un profesor de educación física desde hace doce años y cuenta con otros siete colaboradores. Con nosotros, concretó el 50 cruce de Los Antes por lo que tiene mucha experiencia, habla varios idiomas y está muy bien preparado en primeros auxilios”, recordó la médica. “Partimos de Posadas el 28 de febrero y la salida -desde Malargüe (Mendoza)- fue el domingo 2 de marzo y llegamos a Curicó (Chile) el viernes 7, por el Paso Internacional Vergara (Mendoza) que está habilitado hasta abril y después de eso se cierra por la nieve. En esos cinco días recorrimos 270 kilómetros de montaña, los primeros cuatro días avanzamos un promedio de 50 kilómetros y el último día 70 kilómetros. El tercer día tuvimos mucho ascenso, fue un tramo difícil aunque por suerte no había tanto viento pero igual era bastante dificultoso”, recordó. También tuvieron que superar tramos de descenso, “en algunas partes había arena, se te hundía la bici y como casi siempre estábamos al borde del precipicio… en esos casos yo me bajaba de la bici y seguía a pie. Para mí fue una experiencia hermosa”, contó. Además de sus bicis, los aventureros cargaban con sus bolsas de dormir y su ropa. “La carpa y la comida nos daban los organizadores del cruce. Nos levantábamos a la mañana para desayunar y cerca de las 10 empezábamos a pedalear”, detalló Jovita. Pero por obvias razones, las comodidades eran pocas, “nos teníamos que bañar en agua muy fría y buscar en la montaña un lugarcito para hacer nuestras necesidades fisiológicas, siempre preservando la naturaleza. “No hablamos de trabajo”Los médicos posadeños eran parte de un grupo integrado por una decena de brasileños, tres uruguayos y el resto eran de distintos puntos de Argentina. “En total, éramos 29 en el grupo y la verdad es que seguimos en contacto con la mayoría. Incluso ahora estamos organizando para que vengan a Misiones para hacer travesías de aventura. Lo cierto es que conocimos a personas que les gusta lo mismo, hay abogados, médicos y de distintas profesiones y oficios… pero nunca hablamos de nuestro trabajo sino de otras cosas de la vida”, destacó. Entre sus compañeros del cruce, Jovita destacó a “otro matrimonio de 66 años de Buenos Aires que era la cuarta vez que hacían esta travesía de Los Andes. Los dos tienen un excelente estado físico, la señora tiene un problema en la cadera y la única actividad que no le genera dificultades es el ciclismo. Nos contó que tenía miedo de decirles a sus conocidos que haría nuevamente el cruce porque pensaba que nadie le iba a creer”.





Discussion about this post