BUENOS AIRES (NA). Pequeños y medianos comercios suspenden cada vez más la aceptación de tarjetas de crédito y débito por la demora en el cobro y la necesidad de contar con el efectivo para reponer la mercadería, además de la suba permanente de precios y el incremento de tasas tras la devaluación. En muchos casos también los comercios no suspenden el uso de plásticos, pero recargan con un 10% en el precio de venta a los consumidores para, según dicen, hacer frente a los costos financieros de las operaciones y para recuperar lo que perderán con la inflación al momento de hacerse del efectivo. Incluso algunas estaciones de servicios que responden a la petrolera semipública YPF, como la ubicada en la intersección de las avenidas Jujuy e Independencia de la Capital Federal, no aceptan tarjetas desde principios de año y los playeros sólo cargan a quienes llegan con efectivo en mano, según constató Noticias Argentinas. Otros comercios, como casas dedicadas a las venta de zapatillas y ropa deportiva en los barrios de Flores y Cavallito, aceptan plásticos pero por otra parte exponen “ofertas” para quienes compren en efectivo, con una diferencia de precio de hasta el 35%. Yolanda Durán, presidenta de la Cámara Empresarial de Desarrollo Argentino y Países del Sudeste Asiático, reconoció la situación y dijo al diario El Cronista que “muchos comerciantes dejaron de operar con tarjeta porque los perjudica financieramente”. “Quieren el efectivo para poder reponer la mercadería lo más rápido posible, ya que al contado pueden negociar un mejor precio con los proveedores para hacer frente a sus costos habituales”, explicó Durán. El gran inconveniente está en que los plásticos demoran 18 días hábiles en acreditar los pagos por crédito que, si se suman los sábados, domingos y feriados, la cuenta puede arrojar aproximadamente un mes, lo que es un tiempo de espera muy largo en la vertiginosa economía actual. Otro de los inconvenientes para las Pymes es que los bancos aumentaron la tasa de pago expreso, que es como le denominan en la jerga al adelanto por el pago de cupones, para acreditar el importe en 48 horas. Hace un año, la tasa estaba en un 18%, que trepó a entre el 25 y el 30% en diciembre pasado, y ahora la subió al 40% anual, siempre más el Impuesto al Valor Agregado (IVA). “Antes, a los comercios les convenía descontar los cupones, pero ahora la tasa se encareció por lo que si hay días que están sin liquidez, directamente suspenden las tarjetas”, según explicó el director de un banco. Roberto Brunello, presidente de la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina, reconoció también que cada vez más establecimientos, no sólo gastronómicos, tienen colgado el cartelito de “tarjetas suspendidas”.“Con la pérdida de rentabilidad que se está sufriendo, hay que afinar mucho los números para que la ecuación cierre y los costos de operar con plástico para una Pyme son muy grandes, por lo que habría que cambiar el esquema de los propios operadores”, explicó Brunello. “Las empresas, en el arte de sobrevivir, se pierden de una gran herramienta de ventas, mientras el consumidor también ve perdida su capacidad de consumo”, dijo el experto.





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