POSADAS. “Nuestra situación económica es caótica. Tal es así que nos vimos obligados a comenzar una venta de pollo los sábados y domingos en la entrada de Itaembé Miní”. Esta iniciativa, según relató desesperadamente su presidente Raúl Negro, fue encarada hace alrededor de dos semanas por el cuerpo de Bomberos Voluntarios de ese populoso barrio capitalino en vista de que “ni siquiera tenemos recursos para abonar el gasoil en caso de ser requeridos para una emergencia”, graficó el hombre. “Si un bombero no sale (a una emergencia para atacar un incendio) obviamente es mucho mejor, pero tampoco estamos para no hacer nada. Durante la ola de calor registrada en enero último a diario tuvimos entre diez y 17 salidas para atacar focos de incendios ocurridos en los alrededores del barrio y otras zonas alejadas. Gracias a Dios tuvimos el enorme apoyo de bomberos de la Policía de Misiones, con quienes pudimos colaborar activamente cuando más lo necesitábamos”, sostuvo. Sostuvo Negro: “Cada salida del cuartel significa un gasto de al menos 10 litros de nafta y muchos de los fondos han salido de nuestros bolsillos, porque en la obligación de acudir hacemos de tripa corazón”. Sin embargo, no todas son malas, en cualquier caso, ya que en simultáneo, un contacto argentino, Juan Carlos Villalba en Nueva Jersey, Estados Unidos, se contactó con ellos y a través de él empezaron a aparecer personas y grupos altruistas con donativos para la institución. Inclusive, contó Negro, “nos está gestionando ayuda, no sólo en el país norteamericano sino en el resto de Argentina como por ejemplo sus antiguos contacto con los Bomberos Voluntarios de Merlo (Buenos Aires). “Él y otros compañeros están impulsando una fuerte campaña para donarnos ropa y equipamiento para nuestra gente, además de otras gestiones con el estado de Florida (EEUU) que vende coches autobombas en nuestro país para que al fin podamos tener la propia”, explicó. “Mucha de esta gente nos ha girado dinero en concepto de cuota societaria que pudimos cobrar en estos días y ha sido de gran ayuda. Estamos esperanzados en la posibilidad de la autobomba. Cuando empezamos no llegamos ni a los diez socios, pero a través de estos nuevos contactos empezamos a conseguir adhesiones locales”, se alegró.Un poco más tranquilos“Es muy grande el barrio Itaembé Miní y un sólo cuerpo de bomberos no da a vasto. Eso fue muy palpable en enero donde no paramos, los vecinos de la zona nos llamaban a toda hora denunciando quemas de pastizales, algunos fácilmente controlables y otros no tanto. Por suerte pudimos hacer un buen trabajo y ninguno pasó a mayores”, contó el presidente vitalicio. Explicó además que “por estos días de lluvia y temperaturas más tolerables la actividad mermó notablemente, pero hay que saber que la mayoría de los principios de incendio que debimos atacar fueron provocados intencionalmente”.“Mucha fue la gente que intentó quemar basura y después se les fue de las manos. Todo el núcleo de viviendas está rodeado de pastizales, que es una de las características del terreno, con lo cual nos convertimos en un polvorín por cualquier quema, lo que nos pone en peligro a todos”, contó el bombero.Para Negro, hay que ver la manera de hacer prevención en los hogares, porque “muchos chicos se ponen a jugar con fuego, inclusive a la vista de los padres que no toman ninguna medida. Después están los pirómanos, difíciles de detener porque no se hacen denuncias, pero en este verano los hemos padecido”, finalizó.





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