PUERTO IGUAZÚ, SAN VICENTE Y POSADAS. Ser el principal destino turístico de Misiones con fuerte presencia de extranjeros la hace atractiva para radicarse y conseguir trabajo. Pero no todo lo que brilla es oro. Los vecinos de Iguazú -en su día a día- deben sufrir que los precios en la mayoría de los comercios estén adaptados más al turismo internacional que a la realidad de los magros salarios de los misioneros.Los precios son muy altos, tanto que los que pueden “salvarse” recurren a comprar en localidades vecinas, donde el “boca en boca” fue señalando supermercados, comercios de venta al menudeo o mercaditos que ofertan las mercaderías para ahorrar. Ya no son los tours de compra a Brasil o Paraguay. La tendencia del momento de la clase trabajadora es juntarse para compartir gastos del viaje en automóvil y comprar en cantidades en lugares como Puerto Libertad, Wanda o Esperanza.Es que los precios fueron variando muchísimo en las últimas semanas, principalmente en carnes, frutas y verduras. Incluso en panificados. Hoy en día, comprar en la turística Iguazú, un kilo de falda cuesta unos 53 pesos en algunos de los comercios del centro, la pulpa 65 el kilo, la molida común unos 45 pesos el kilo aunque se puede conseguir a 44 la especial. El corte más económico resulta la aguja de 35 pesos el kilo, mientras que el peceto sale 58 pesos. En Iguazú hay unos ocho supermercados y luego decenas de despensas o mercaditos barriales. En los negocios de barrio, los comerciantes se rebuscan para tener buen precio en las promociones. Pero, los que compran en la ciudad de las Cataratas, optan por recorrer negocios para economizar. Por ejemplo: el kilo de tomate perita llega a 20 pesos en un almacén de barrio y apenas a tres cuadras de distancia, otro local lo vende a ocho pesos el kilo. Comprar más barato Para economizar, muchos sugieren que hay que salir de la ciudad que alberga a una de las siete maravillas naturales del mundo; y que recibe a más de un millón de visitantes al año.“Hoy (por el miércoles) fui a comprar a Wanda y conseguí todo a precios con diferencias de 20 pesos con respecto a Iguazú. Conviene ir a comprar en cantidad y se ahorra algo, principalmente en carne y quesos”, comentó Hugo que se fue con su auto a buscar precios.El viaje de unos 60 a 70 kilómetros se puede extender incluso hasta Eldorado, donde llegan a comprar provistas para varios días, por las diferencias de precios.Si no cuenta con auto, incluso se escuchan comentarios de iguazuenses que van en colectivo hasta Puerto Libertad para comprar algunas cosas. Pero otros se las ingenian y se reúnen para cubrir los gastos del combustible. “Nos juntamos entre dos familias para dividir el costo del combustible y así traemos muchas mercaderías. Por compra, logramos ahorrar entre 200 y 300 pesos”, comentó a PRIMERA EDICIÓN un joven jefe de familia que trabaja en el área turística.Sandra, por su parte, confió que “llevo a consultas médicas a mi hijo a Esperanza y, mientras está en el consultorio, salgo a hacer compras porque ahí sale más barato”.La gente de Iguazú sabe que el costo de vida en esta localidad es más alto que en cualquier otra localidad de la provincia y se queja. Los comerciantes echan la culpa al cobro de la Tasa de Abasto y otros ni saben por qué remarcan tanto los precios.Mientras tanto que para los lugareños se hace difícil comprar, los brasileños y paraguayos aprovechan la oportunidad del cambio monetario a su favor. Llevan al por mayor, aunque de igual manera buscan precios, intentando llevarse todo al menor costo.Con tarjeta, más caro En San Vicente se vive otra situación: muchos comercios optaron por cobrar un interés sobre el costo de las compras con tarjetas de crédito y débito. Otros suspendieron el uso de plásticos “porque tardan en acreditar a las cuentas las operaciones hechas”.PRIMERA EDICIÓN recorrió varios negocios sanvicentinos de distintos rubros y encontró que hay muchos comerciantes que prefieren no vender con tarjetas.Hay supermercados chicos, vendedores de productos agropecuarios, ferreterías y hasta dos estaciones de servicios que no comercializan ventas por este medio.Los comercios más grandes siguen con la venta por tarjetas, pero no aceptan más que un pago cuando se trata de tarjetas de créditos.Según expresaron algunos consultados, “tardan hasta 28 días para acreditarnos la venta. Con los cambios que hay no sabemos cuánto van a subir las mercaderías hasta entonces”. Eso es incluso para las tarjetas de débito, confiaron. Este tipo de tarjetas es muy utilizadas por los que tienen algún tipo de beneficio social para acreditar su supervivencia. En algunos comercios le ponen un tope mínimo de compra y en otros no.En el caso de otros comerciantes que decidieron suspender el cobro por tarjetas, adujeron: “Tardan muchos días para acreditarnos y en las últimas acreditaciones que nos hicieron nos aplicaron un 40 por ciento menos del monto de la operación. No sabemos si nos van a acreditar el resto ni cuándo será. Por ahora preferimos suspender la venta por esta vía”.Hay dos estaciones de servicios que tienen carteles que advierten: “Están suspendidas las ventas con tarjetas de crédito y débito” sin dar más explicaciones.Muchos turistas se vieron perjudicados por este inconveniente porque no sacaron suficiente efectivo para llegar a este rincón y prefieren hacer este tipo de compras por medio de tarjetas para no circular con efectivo al recorrer el territorio provincial.





Discussion about this post