LONDRES, Reino Unido (AFP-NA). La movilización general contra las inundaciones en el Reino Unido empezaba a verse ayer, lo que no salvó de las críticas al primer ministro David Cameron por la tardanza en el invierno más lluvioso que se recuerda.El suroeste de Inglaterra está anegado desde que empezó el año, el frente de las inundaciones avanza hasta las puertas de Londres y las previsiones -más lluvias y vientos de hasta 160 kilómetros por hora- hacen pensar que la situación empeorará este miércoles.Hay en curso catorce alertas de “inundaciones severas” -que amenazan vidas- en Berkshire y Surrey, dos condados situados al oeste de Londres.Más de 2.000 soldados se desplegaron, particularmente en esta zona del valle del Támesis, para construir diques con sacos de arena y ayudar a los damnificados, según el general Patrick Sanders, coordinador del esfuerzo militar. “Movilizaremos a otros miles si hace falta”, añadió.La crecida del Támesis amenaza a unas mil viviendas a sólo veinte kilómetros de la capital. Varias personas tuvieron que ser evacuadas muy cerca del aeropuerto de Heathrow. En total, 6.000 viviendas han quedado inundadas en el Reino Unido en el que ha sido, para muchas regiones, el invierno más lluvioso en 250 años.El primer ministro David Cameron, que convocó ayer una nueva reunión del comité interministerial de emergencias (COBRA), avisó que la situación “se agravará más antes de mejorar” y que el tiempo de espera para que todo vuelva a la normalidad puede llegar a ser “deprimente”.Los expertos avisaron que algunas partes del país tendrán que esperar a mayo para secarse, por la saturación del suelo y de las napas freáticas.Se trata de una perspectiva descorazonadora para muchos afectados. En las regiones del sudoeste hay pueblos cortados del mundo desde principios de año. Sus vecinos reprochan al Gobierno que sólo se movilizó cuando el agua llegó a las puertas de la capital.“No hay nada como una buena catástrofe para obligar a la gente a reaccionar. La tragedia es que nadie hizo nada durante tanto tiempo”, dijo el príncipe Carlos durante una visita a una zona particularmente dañada, criticando que no se hiciera nada para evitar el desastre.Algunos apuntan a la austeridad presupuestaria del Gobierno como uno de los motivos de que no se dragaran los ríos, por ejemplo, y Cameron tuvo que aclarar el martes que “el dinero no será un problema” para resolver la situación.Además Cameron anuló una gira por Medio Oriente.La consigna de los miembros del Gobierno es salir y ocupar el terreno, con visitas que a veces despiertan el enfado de la población -que las considera operaciones de imagen- y que son ridiculizadas por los medios, que este miércoles se regocijaban con la imagen de los políticos en botas impermeables caminando por las aguas.El Daily Mail los llamaba “turistas de inundaciones”, mientras el diario Metro se refería a “Downing Street” -la residencia del primer ministro- como “Drowning Street”, jugando con la palabra “ahogarse”.Por su parte, el partido populista Ukip de Nigel Farage pedía que los fondos de ayuda internacional sean destinados a paliar las inundaciones.Las aguas del río Támesis, domadas por diques y barreras, ayudaron a crear la estampa idílica de la campiña inglesa, con sus pueblos verdes, sus casitas, iglesias y sus pubs a las orillas.Pero las inundaciones han trastocado esta imagen apacible, en un recordatorio del poder de la naturaleza. “Normalmente fluye muy lenta y suavemente. Pero cuando se producen estas grandes inundaciones invernales se convierte en una bestia rugiente”, explicó Hannah Cloke, profesora asociada de hidrología en la universidad inglesa de Reading.El Támesis es el segundo río más largo de Gran Bretaña, tras el Severn, recorriendo 345 kilómetros desde Cotswolds, pasando por la ciudad universitaria de Oxford, la localidad real de Windsor y el centro de Londres, para acabar desembocando en el mar del Norte.En 1953 se desbordó causando la muerte a más de 300 personas, pero desde entonces se levantaron defensas y diques para contenerlo que no han logrado evitar los daños en partes del sur del país que no habían visto tanta lluvia desde 1766.La grave situación en los condados próximos a Londres, como Berkshire y Surrey, ha provocado serios retrasos y cancelaciones en los servicios ferroviarios con la capital británica.El portavoz de la Red Ferroviaria, Robin Gisby, dijo que, “lamentablemente” serán “días difíciles para los pasajeros”, sobre todo el trayecto que une Londres con Maidenhead, una importante ciudad de las afueras de la capital. “Sólo tenemos cinco trenes por hora, cuando normalmente serían doce hasta allí, y hay retrasos de cinco, diez y quince minutos por tren”, afirmó Gisby, en declaraciones a la cadena BBC.





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