El Grupo Clarín accedió finalmente en los últimos días a cambiar la grilla de canales de su sistema analógico de cable, acatando los criterios de la Ley de Medios. Sin embargo, el Gobierno, sorprendido por la crisis en torno a la cotización del dólar, no tuvo tiempo de festejar el avance en su enconada batalla por encuadrar al Multimedios en la nueva legislación. Las subas especulativas del Dólar Blue, minimizadas por la administración kirchnerista, pero que la mayoría de los economistas consideran un termómetro fiel de la marcha febril de la economía -afectada por el cepo cambiario, la fuga de capitales, la inflación y la caída de las reservas del BCRA-, hicieron saltar finalmente uno de los principios de la dogmática K: su terminante oposición a una devaluación brusca de la moneda. La presidenta, Cristina Kirchner, no se refirió al agitado escenario financiero cuando volvió a hacer declaraciones el miércoles en la Casa Rosada, luego de permanecer más de un mes fuera de cámaras; ni participó en la lacónica pero impactante conferencia de prensa de los ministros Jorge Capitanich y Axel Kicillof el viernes; pero sus dichos de 2013, “ para devaluar van a tener que esperar a otro gobierno” fueron “trending topic” en todos los análisis políticos al día siguiente.No era para menos, ya que en la breve conferencia de prensa Capitanich y Kicillof dieron un fuerte golpe de timón a la política económica del kirchnerismo, al anunciar una inesperada apertura parcial del cepo cambiario -sólo para particulares y con fines de atesoramiento- y convalidaron oficialmente la mayor devaluación del peso frente al dólar en una década. Aunque el ministro Kicillof no se privó de denunciar “un fuerte ataque especulativo” y fustigar a quienes “decían que el dólar valía un peso (convertibilidad) y ahora lo quieren llevar a 13 pesos”, el Jefe de Gabinete reconoció los hechos consumados al decir -con cara de pocos amigos- que “el precio de la divisa ha alcanzado un nivel de convergencia aceptable para los objetivos de la política económica”. La reacción del Gobierno se precipitó, puntualmente, tras la disparada del dólar oficial registrada el jueves, cuando llegó a ubicarse en 8,40 pesos; insinuando una convergencia con la divisa paralela, que en los últimos días había cruzado la barrera de los 13 pesos. A posteriori, el BCRA, que se mantuvo sugestivamente inactivo durante la corrida, actuó en el mercado para sostener la cotización; que se cerró el viernes cerca de los 8 pesos. Desde fines de noviembre del año pasado, cuando se renovó el gabinete y asumió el nuevo presidente del BCRA, por la estrategia gradualista de la autoridad monetaria, el dólar acumuló una suba de 29,2% que llega a 55,9 % comparado con igual fecha de 2013.Qué será…La devaluación generó opiniones encontradas en los sectores empresarios, ya que satisface en principio las demandas de “un dólar competitivo” expresadas previamente por sectores como la UIA, o incluso la Mesa de Enlace, pero no logra convencer a quienes reclaman un viraje integral en apoyo de los sectores económicos y una mayor consistencia en el control de las variables macroeconómicas. La falta de indicios sobre cómo se acomodará la economía en lo sucesivo, -dada la incertidumbre entre los agentes económicos respecto a lo que cabe esperar del precio del dólar- y el marco político inestable; como también la indefinición en cuanto al control de la inflación; confiado a un todavía incierto programa de “precios cuidados” ; bajan las expectativas respecto a las acciones del Gobierno; habida cuenta de que en el subconsciente dolarizado de los argentinos, desde el jueves comenzaron a pasar, a ritmo de vértigo, imágenes condicionantes del “Rodrigazo” de 1975; la hiperinflación de Alfonsín o el fatídico “corralito” de Domingo Cavallo. La impresión generalizada tras los anuncios fue que se actuó en forma improvisada, rompiendo con la tesitura que se defendió a ultranza durante todo el gobierno de Cristina Kirchner; actitud que supone un sinceramiento respecto a una variable financiera clave, pero que, de acuerdo a cómo se maneje la situación de aquí en adelante, puede tener efectos negativos sobre la inflación y el nivel de salarios. La apertura de la compra de dólares para particulares, en principio positiva; no convence del todo en tanto no se conozca la reglamentación de la medida; respecto a la cual la única precisión que se dio es que se canalizará a través de un permiso de la AFIP; dato que de inmediato se tradujo en pronósticos agoreros, y la impresión de que lo único que se ha hecho -bajo presión- es volver a los inicios del cepo en 2011. Si así fuera, el acceso a la divisa va a estar -como ya lo estuvo- mediado por un cúmulo de equívocas normas burocráticas que esterilizan el efecto positivo.El presidente de la Cámara de Importadores, Diego Pérez Santiesteban, definió la situación, al señalar: “Toda medida que elimine restricciones al acceso a los mercados es positiva, y ésta en esencia lo es”. “Es importante conocer la letra chica, aún hay mucho por explicar y espero que el Banco Central y la AFIP trabajen este fin de semana para presentarnos el lunes un panorama conciso sobre metodología y alcance”. A partir de mañana se verá si el Gobierno piensa seriamente en enmendar los aspectos más distorsivos de su política cambiaria, y, al mismo tiempo, consigue mantener el actual valor del dólar. El factor confianza es decisivo en esta instancia; tanto como a mediano y largo plazo es fundamental una convergencia de las políticas de Estado con las demandas de los sectores más dinámicos de la economía. ¿Puede garantizar esta sinergia necesaria un gobierno en retirada tras la derrota en las legislativas del año pasado?; o lo que se está viendo, incluyendo el golpe de sinceridad brutal respecto al dólar de esta semana, es el inicio de una compleja transición política que recién tendrá principios de definición en 2015?Boletazo a contramanoEn la provincia, la semana se había iniciado con las repercusiones de una excursión turístico-política del gobernador Closs en tierras bonaerenses, donde hizo podio con los gobernadores Scioli y Pérez, promocion
ando los lugares turísticos de los tres distritos provinciales, en un acto en Mar del Plata que dio lugar a una versión de un supuesto “escrache” al misionero en un local de comidas de la ciudad balnearia. Closs, según un medio porteño, habría sido uno de los contados gobernadores que lograron arrancarle a Cristina la promesa de un adelanto de coparticipación, para enfrentar las dificultades financieras que se vienen. Según el mismo medio, por otro lado, Closs habría sido uno de los que avalaron un acuerdo, motorizado por Scioli, para limitar a 25% la suba salarial en las paritarias en ciernes. Suponiendo que el trascendido, publicado por un medio vinculado al PJ antes de la devaluación; tenía alguna racionalidad; obviamente que la perdió tras la modificación cambiaria que, desde ya, condiciona las paritarias que se abrirán en marzo.En la provincia, en la semana la atención pública se concentró en las fuertes presiones del Grupo Z, que controla la concesión del transporte urbano en el área metropolitana; por hacer efectivo el “boletazo” aplicado en el Sistema Integrado de Transporte. Como se esperaba, el supuesto apartamiento de la Provincia de la fijación del precio, planteado por el Decreto 14/14 de Closs, no fue más que una estrategia del Gobernador. La rapidez con que actuaron los municipios de Garupá y Posadas -convalidando de inmediato la suba de 27% en el precio del boleto mediante sendos decretos firmados por intendentes substitutos- dejó en claro que el Decreto de Closs encubría una orden implícita de inmediata aplicación de la suba.La negativa del intendente Flores de Candelaria a acatar la orden derivó en la semana en una desembozada muestra de prepotencia de parte de la concesionaria, que aplicó un exorbitante precio de 9 pesos al boleto Posadas-Candelaria, presionando una decisión del intendente. Las protestas de la gente no hicieron volver atrás al poderoso monopolio, que siguió cobrando el abusivo precio, obviamente, contando con la pasiva complicidad de las autoridades.





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