San Vicente. El amor no tiene tiempo, ni límites. El matrimonio Ilkow y Matijak se formó hace sesenta años, hoy lo celebra junto a sus descendientes y seres queridos. Son padres de tres hijas, que le dieron siete nietos. “Con la bendición de Dios y la fuerza que tiene el amor para seguir viviendo el uno para el otro”, coinciden en su reflexión.Mariano Ilkow, de 86 años, y Eudocia Matijak, de 83, celebró el 16 de enero seis décadas de amor. Sus hijas María Elena, Claudia Esther y Gabriela Leonor sostienen que el matrimonio de sus padres es “un motivo especial para valorar la vida matrimonial y recordar que en nuestros días hay muchas parejas que se encuentran en crisis o pasan por malos momentos y queremos compartir el de nuestros padres para que sea un ejemplo a tener en cuenta”. Eudocia nació en Leandro N. Alem, pero al mes de vida su familia se mudó a Concepción de la Sierra, donde creció en una chacra y aprendió las labores rurales. En tanto Mariano nació en Apóstoles y relata que se crió en la chacra 253 en la Colonia Apóstoles. Como todas las familias del ámbito rural, junto a sus padres y hermanos, se dedicó a cultivar la tierra.Mariano Ilkow tuvo la intuición de buscar otros rumbos para su vida. A los veinte años, viajó a Buenos Aires. Como tantos jóvenes de la década del 50, quiso probar suerte en la gran ciudad. Partió con un montón de sueños. Sonriendo comenta: “Pero extrañaba mucho mi tierra y mi familia”. Y regresó después de un año a su hogar paterno.En los espacios de su propia historia, Eudocia guarda en su recuerdo el momento que conoció a Mariano. Tenía sólo 18 años “se casaban mi hermano y una hermana de él. Nos miramos y hablamos y cuando nos dimos cuenta estábamos bailando. Sentimos que algo estaba surgiendo entre nosotros y después nos pusimos de novios”, recuerda.Ambos coinciden que “nuestras miradas, los apretones de manos, y las sonrisas nos llevó a que nos enamoráramos”. Cuando se pusieron de novios, Eudocia vivía en Concepción de la Sierra y Mariano en Apóstoles. Evocan: “Estuvimos de novios un año. Las visitas no eran muy seguidas y no eran fáciles, ya que Mariano iba a caballo los más de treinta kilómetros que nos separaban y eso cansaba mucho entonces decidimos casarnos. El 2 de diciembre del 53 nos casamos por civil y el 16 de enero de 1954 por iglesia, en Concepción de la Sierra”.Sonrientes los dos enamorados se miran y aclaran “en aquellos años no habían bailes muy seguido para ir, tampoco teléfonos, celulares ni Facebook y ni hablar de salir solos, por lo que las visitas eran en la casa de la novia y con custodia”.El matrimonio tuvo que esperar doce años para tener a su primer descendiente. “Los dos esperamos ansiosamente durante doce años de casados para la llegada de nuestros hijos. Primero nació María Elena, dos años después llego Claudia Esther y sorpresivamente ocho años después recibimos a Gabriela Leonor. Nuestras tres hijas nos dieron siete nietos y nietas: Fernando, Noelia, María Laura, Nicolás, Esteban, Ángel y Gabriela. Que alegran nuestras vidas”, sostuvieron.Los descendientes de Mariano y Eudocia rescatan la convivencia durante los sesenta años de estar juntos y los valores morales y sociales que los dejaron como principal herencia. Hoy son un ejemplo de historia de vida.





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