CORRIENTES (Diarios digitales). La noche del jueves en la 24º Fiesta Nacional del Chamamé y 10º del Mercosur tuvo un marco de público importante, casi colmado, y los presentes disfrutaron de momentos emotivos y también de alegría. Pepe Verdún y los ganadores de la prefiesta en la categoría pareja estilizada fueron los encargados de romper el hielo. A partir de allí, la noche fue de menor a mayor con las actuaciones de Aquino-Cantero; Alejandro Cerri que llegó con su bajo desde Oberá; Tajy; Eustaquio Miño y luego el Ballet Oficial de la Fiesta presentó nuevamente el cuadro “Misterios del Iberá”, que a través de la danza cuenta una historia emotiva.Más tarde fue el turno de Gente de Ley; luego desde Caá Catí llegó Paquito Úbeda, quien recibió un reconocimiento junto con Héctor Chávez, por el mítico y recordado dúo Úbeda-Chávez y por supuesto se animaron a interpretar un par de canciones. Tras el primer momento emotivo de la noche, subió al escenario Osvaldo Sosa Cordero Shana Müller, oriunda de Río Grande do Sul, y luego de cantar algunos clásicos del chamamé, invitó a su amiga correntina Gicela Méndez Ribeiro para cantar “A mi Corrientes Porá”, en lo que fue una verdadera celebración de la integración musical.Ya pasada la medianoche, y luego de una larga conferencia de prensa, Antonito Tarragó Ros subió al escenario de la fiesta chamamesera más grande del mundo. El hijo del histórico Tarragó recordó en varias oportunidades a su padre e incluso su repertorio tuvo varias canciones de él como “Escuelita de mi ayer” y “Don Gualberto”. Por su puesto no podían faltar “Carito” y “María Va”, para recibir el acompañamiento de todo el público.Durante su actuación, el artista curuzucuateño también expresó unas sentidas palabras instando a continuar defendiendo “las raíces de nuestro chamamé”. “Quiero agradecer a todos ustedes por cuidar lo nuestro en su corazón”, manifestó, ante la emoción de los presentes.En la oportunidad, recordó una anécdota que lo tiene a Santiago Verón como protagonista. “Los nietos de Santiago son músicos también, chiquitos, y los llevó un día a la tumba de don Coco (Cocomarola) y les pidió que toquen un chamamé. Entre lágrimas (Verón) le decía al Taita ‘mirá Coco, ¡mis nietos! Como vos querías, ¡acá están y tocan chamamé!’.Durante la conferencia de prensa, Antonito contó la misma anécdota y agregó: “Eso es el chamamé: el desborde de amor por esta música que nos hace acordar a nuestros abuelos, nuestra religión, nuestra cultura, nuestra forma de hablar, nuestra forma de sentir y que nos construye y hace que seamos quiénes somos”.Las esperadas hermanas VeraOtro momento de gran adrenalina en la noche fue la presentación de Las Hermanas Vera, Boni y Rafaela, quienes entraron a escena con la fuerza de sus clásicos como “A Curuzú Cuatiá”. Como ya es una costumbre, las artistas, que tienen 45 años en la música, trajeron una invitada de otro género.Este año fue el turno de Roxana Carabajal, una santiagueña que triunfa en los escenarios cantando sambas y chacareras y la noche del jueves en el anfiteatro Cocomarola hizo suyas canciones como “Amor Supremo” y “Mi Anhelo”, de Salvador Miqueri. El resultado fue positivo. Los aplausos del público así lo determinaron, además de las sonrisas que tenían las artistas cuando bajaron del escenario y atendieron a la prensa.“Siento la emoción de poder compartir una fiesta que es histórica porque es una fiesta que trasciende las fronteras y para mí es muy importante”, dijo la artista santiagueña con una enorme sonrisa en el rostro, quien admitió los nervios del principio, pero “fueron pasando y terminé feliz”.Roxana, que es parte de una gran familia de músicos, resaltó que “uno se imagina las cosas más maravillosas que nos puede dar la vida, por lo menos las tiene adentro y luego hay que hacer que sucedan”, así fue que cumplió el sueño de estar en esta fiesta pues, “a pesar de los ‘changuitas’ (Las Hermanas Vera), ya son una leyenda viviente de la historia musical litoraleña”, resaltó la joven.Más allá de que el chamamé no forma parte de su repertorio habitual, Roxana contó que ‘de changuita, a los ocho o nueve años, cuando cantaba con mi padre, Carlos Carabajal, tenía un chamamé en mi repertorio que era “Puerto Sánchez”. Amaban ese chamamé en Santiago, y me enorgullecía saber que podía cantar de la mejor manera posible, como lo he tratado de hacer esta noche con ellas”.La octava jornada chamamesera siguió con Richard Scofano; Dos para la Música; Los Hermanos Spiazzi de Entre Ríos; Franco Luciani; desde Paraguay el Trío San Valentín; Lucas Segovia y el cierre estuvo a cargo de los románticos Los Hijos de los Barrios; mientras que anoche, al cierre de esta edición, el escenario Sosa Cordero recibía a otros grandes, como Matereré Cuarteto, Quique Maidana, Salamanca y Los Tupá.





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