POSADAS. Marina Da Silva fue asesinada como mucho siete días antes de ser hallada en el interior de un pozo con agua de unos ocho metros de profundidad, en el paraje Nemesio Parma. El cuerpo fue encontrado el 31 de diciembre pasado, en completo estado de descomposición. Con posterioridad se comprobó que fue amarrado a una roca de treinta kilos para que tardara en emerger y, además, para que las pruebas que pudieron quedar en él desaparecieran por acción del paso del tiempo y las inclemencias climáticas.La Justicia confirmó que el 24 de diciembre fue vista con vida por última vez, con un hombre desconocido y en moto. Después nada se supo de ella, hasta el hallazgo del cadáver en un pozo en la zona de “Campo Bauer”.Lo único que pudo confirmar la autopsia es que murió como consecuencia de dos terribles mazazos en la cabeza, que incluso le produjeron fractura de cráneo.No se sabe, a ciencia cierta, si mantuvo relaciones sexuales, aunque se descartó por completo que haya sido violada.Un dato acaso extraño en esta historia es que el cuerpo estaba semidesnudo. Tenía cubierto solo la parte superior. Curiosamente, jamás se encontró el pantalón ni la bombacha. ¿Esas prendas tenían vestigios del crimen y por eso las hicieron desaparecer? La cuestión es que nunca más se vieron.En la causa, que no está cerrada ni mucho menos, hay dos sospechosos, pero ahora podría aparecer un tercero: ¿quién era ese hombre con el que la vieron el 24 de diciembre?De todos modos, el más complicado al parecer sigue siendo el concubino, quien permanece detenido en averiguación del hecho, por orden del juez de Instrucción 6 de Posadas, a cargo del magistrado Ricardo Walter Balor.La prueba de luminol arrojó positivo sobre la presencia de sangre humana en su casa. Ahora habrá que determinar, a través de un ADN, si pertenece a Marina Da Silva.No es el único indicio en su contra. Los investigadores encontraron un cable de electricidad en su domicilio similar al que utilizaron para atar de pies y manos a la víctima.Ese elemento está siendo peritado para determinar si corresponde al mismo segmento que encontraron en el cadáver.El otro sospechoso, con el que se supone que Marina mantenía una relación sentimental, no está desvinculado de la causa.En la olería donde solía quedarse a dormir también encontraron sangre humana y aguardan el ADN para saber si es de ella.La principal hipótesis es que el asesino la mató de dos mazazos al encontrarla en circunstancias poco felices para él. Pero es nada más que eso, una teoría, aunque la de mayor solidez, al menos por el momento. A sangre fríaLos peritos de la Secretaría de Apoyo a Investigaciones Complejas (Saic) confirmaron que el cuerpo de Marina Da Silva fue atado a una roca enorme y lanzado a las profundidades del pozo con agua de Nemesio Parma.El lecho tiene unos ocho metros de profundidad y el cadáver emergió a dos y medio de la superficie.El asesino colocó la piedra mora en un bolso y lo ató a las manos de la víctima.El 31 de diciembre, en horas del mediodía, los detectives informaron del hallazgo.El dato del bolso no es menor. La víctima lo utilizó para guardar sus cosas y abandonar su casa en Nemesio Parma, el 19 del mes pasado.Se puede arriesgar entonces que el asesino lo tenía en su casa o ella lo llevó al momento de encontrarse con él, lo que circunscribe el crimen a su entorno inmediato.La Justicia determinará si el responsable fue el concubino o el supuesto amante, pero no hay dudas de que el asesino conocía la zona. Por eso la llevó hasta el pozo presumiblemente a la noche, para que no hubiera testigos de la maniobra.





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