POSADAS. Dos terribles mazazos en la cabeza acabaron con la vida de Marina Da Silva. Su cuerpo fue hallado el 31 de diciembre pasado, semidesnudo y a medio sumergir en un pozo con agua del paraje “Campo Bauer”, en Nemesio Parma.Como desde el principio de la investigación, el concubino y el presunto amante asoman como principales sospechosos en la causa que tiene a su cargo el juez de Instrucción Marcelo Cardozo.Los investigadores creen que ambos podrían saber lo que pasó con la joven de 19 años, aunque no necesariamente hayan participado como coautores materiales del homicidio.Sin embargo, ninguno se atrevió a hablar, al menos hasta la jornada de ayer. El concubino hasta aquí es el único imputado en la causa. Es más, en las últimas horas se abstuvo de prestar declaración indagatoria ante el magistrado.Por el momento se lo acusa del delito de “homicidio”.El otro sospechoso, hasta aquí, asoma más como testigo que imputado. Suena contradictorio, pero es así. Los elementos que tiene la Justicia en su poder no alcanzan para endilgarle la comisión de algún delito.Quizás el resultado de la prueba de luminol pueda modificar ese estadío procesal. No se sabe si la Justicia lo citará en calidad de testigo o como imputado. Al parecer aguarda el resultado de pruebas científicas para tomar una decisión.Se confirmó que el reactivo de luminol dio positivo y que, efectivamente, se trata de sangre humana. Ahora habrá que determinar si pertenece a Marina Da Silva a través de una prueba de ADN.La Secretaría de Apoyo a Investigaciones Complejas (Saic) allanó al menos dos inmuebles el viernes a la noche en el paraje Nemesio Parma: la olería donde trabajaban el supuesto amante de la víctima y el concubino; y la vivienda de este último.En un depósito precario de la fábrica de ladrillos detectaron manchas de sangre en una frazada. Y en la casa donde vivía la víctima y su pareja, gotas en el piso.Justamente, el pozo donde encontraron asesinada a la joven madre se encuentra a mitad de camino entre la olería y el domicilio que abandonó el 19 de diciembre pasado.Hay un dato que pasó casi desapercibido pero que sirve para determinar que el homicidio no ocurrió en un descampado, al menos cercano al pozo con agua. La Saic efectuó la prueba de luminol en los baldíos aledaños y no encontró vestigios de sangre. De ahí que la gran sospecha radica en que Marina fue ultimada en un recinto cerrado y trasladada al pozo, donde fue arrojada al fondo atada a un bolso con una gran ‘piedra mora’ en su interior, de unos 30 kilos aproximadamente.Se labran actuaciones con intervención del Juzgado de Instrucción 6 de Posadas, a cargo del magistrado Ricardo Walter Balor, concluyó la fuente consultada.





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