POSADAS. La realidad es triste. Lamentablemente cada vez son más los denominados “robos callejeros” como el que sufrió Stang el último lunes, aunque esta vez con desenlace fatal.Aunque no existan estadísticas oficiales, no se den a conocer o se manipulen, queda en evidencia día a día que la inseguridad en Posadas crece. Y principalmente este tipo de delitos, que se registran prácticamente en cualquier punto de la ciudad.Tantos son los casos que los “robos callejeros” terminan naturalizándose, incluso hasta en los medios de comunicación. Los asaltos armados en la vía pública por un par de monedas, la cartera o un teléfono celular encabezan el ranking que las autoridades prefieren no dar a conocer. Pero la realidad está a la vuelta de la esquina y en Posadas, en cualquier barrio, cualquier vecino sabe que hay horarios y zonas por donde es mejor no transitar.El mismo Itaembé Miní, la zona de Tambor de Tacuarí y Jauretche, la avenida Chacabuco y Acceso Oeste, algunos sectores de Villa Cabello, el sector de Tierra del Fuego y Acceso Sur, la avenida Urquiza en su intersección con San Martín, algunos sectores de avenida Cabo de Hornos y Cocomarola, las inmediaciones al Mercado Central. La lista es larga. Y son sólo algunos lugares “calientes”, por denominarlos de alguna manera, donde se repiten casi a diario asaltos callejeros. Muchos se denuncian. Otros, por miedo o incredulidad a una resolución policial, no. Tampoco hace falta ir tan lejos. En el propio centro muchas veces se denuncian este tipo de asaltos.Y la poca presencia policial en los barrios resulta determinante. Se entiende que la Policía no puede estar las 24 horas en todos los lugares, pero debe y tiene la obligación de efectuar una estadística de los horarios y zonas en que el delito recrudece diariamente para patrullar, fijar posición y presencia policial en las calles.Puede ser la falta de personal, de móviles (porque aunque hace poco se renovó parte del parque automotor policial, sigue existiendo un móvil por comisaría como mucho) o de combustible. Las excusas pueden ser muchas, pero lo que queda claro es que existe un marcado desinterés político por resolver uno de los principales problemas que sufre la sociedad: la inseguridad.Queda claro también que el aumento salarial no garantiza un mejor servicio de seguridad a la comunidad. Menos aún si no se toma conciencia de que es esencial que la Policía salga a las calles para imponer presencia.





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