POSADAS. Los investigadores creen que Marina Da Silva fue atada a una roca de treinta kilos y lanzada a las profundidades del pozo con agua en Nemesio Parma para que el cuerpo fondeara y no fuera descubierto tan rápidamente. Sin embargo, la presión del agua y la descomposición del cadáver hicieron que éste se zafara y saliera a la superficie.Semisumergido fue visto el martes 31 de diciembre pasado en el pozo situado en un trillo del paraje conocido como “Campo Bauer”.Se trata de una teoría que surgió a partir de un trabajo efectuado por los peritos de la Secretaría de Apoyo a Investigaciones Complejas (Saic), que desagotaron el ojo de agua, de unos ocho metros de profundidad, y encontraron la piedra mora de unos treinta kilos aproximadamente.La hipótesis es que esa roca fue introducida en un bolso y éste atado a la mano de la víctima, para que quedara sujeta a las profundidades del lecho.De confirmarse esta hipótesis puede decirse que, de alguna manera, dio resultado porque el cadáver estaba tan deteriorado cuando lo encontraron que muchas pericias fueron imposibles de realizar.Lo único que pudo establecerse, porque el cráneo estaba fracturado, es que la mujer recibió dos mazazos mortales en la cabeza.De haber sido hallada con vida no hubiera sobrevivido, indicó una fuente consultada por PRIMERA EDICIÓN.Cuando el cuerpo reflotó se pudo comprobar que las manos estaban atadas entre sí a un bolso y que este se encontraba abierto, pero vacío.Ahora creen que la roca se desprendió del bolso y quedó en el fondo del agua.Ese trabajo de desagüe se inició a las 15 y se extendió hasta las 20 del viernes pasado, a la vera del desolado camino que conduce al destacamento de Prefectura. Los elementos que no fueron halladosPese a los sucesivos allanamientos en distintos puntos de Nemesio Parma, ordenados por el juez de Instrucción 6 de Posadas, Ricardo Balor, los investigadores no pudieron dar con la bombacha ni con el pantalón que pertenecían a Marina Da Silva.El cuerpo fue encontrado solamente con corpiño y una remera negra. Los detectives creen que el o los asesinos actuaron desesperados para deshacerse del cadáver, razón por la que no volvieron a vestirlo.El destino de esas prendas es un enigma sin revelación, al menos por el momento para los policías.Los investigadores se aproximan sin demoras a la verdad de lo que ocurrió, pero por el momento nadie se quiebra.Restan muchas preguntas por responder, entre ellas cuándo ocurrió el femicidio; cuál fue el móvil, cuántas personas intervinieron directa o indirectamente en el hecho; en qué circunstancias etcétera.Interrogantes que, no obstante, pueden resolverse en un chasquido de dedos. Los detectives lo saben, pero no se desesperan y está bien que así sea. Encontraron sangre en la olería y en dos viviendasPOSADAS. El reactivo de luminol detectó rastros de sangre en un depósito de la olería, en la casa donde vivía Marina y su concubino, y en la del dueño del predio donde funcionaba la fábrica de ladrillos, en Nemesio Parma.Ahora se deberá determinar si es sangre humana o animal; después si corresponde al grupo y factor de Marina Da Silva.El luminol dio positivo en ocho puntos distintos del baño de la casa perteneciente al dueño del terreno donde funcionaba la olería, lo que más llamó la atención de los pesquisas. También en el depósito de la fábrica, donde solían celebrarse “reuniones” de baile y alcohol sobre todo los sábados, después de la paga, y en la vivienda del único detenido que posee la causa hasta el momento.Una arista llamativa marcó el trabajo de los detectives en el domicilio del dueño del predio alquilado para la olería: encontraron un preservativo y el hombre juró que no es suyo porque no los utiliza, indicó un informante.





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