POSADAS. El subalcaide de la Unidad Penal II de Oberá, Aldo Mascagni, de 35 años, resultó herido al trenzarse en una feroz lucha con un delincuente que ingresó a su vivienda con evidentes fines de robo. Mientras era reducido, el malandra llegó a confesar que su intención era “llevarse” algunos elementos del penitenciario “por encargo” de un cómplice, según relató el damnificado a PRIMERA EDICIÓN. De acuerdo a lo manifestado por Mascagni, el violento episodio fue perpetrado el primer día de este año, a las 6.10, cuando descansaba junto a su familia, en su domicilio ubicado sobre la calle 76, en la chacra 141 de la capital provincial. “Escuché un fuerte ruido que me despertó, entonces me levanté y cuando llego a la cocina me encuentro cara a cara con un intruso. Reaccioné arremetiendo con golpes de puño contra el sujeto, al que sorprendí desde atrás. Entonces me agredió en la cabeza y en dos ocasiones con un barrote de acero o pata de cabra. Luego en uno de mis brazos y en la espalda”, relató. “Forcejeamos varios minutos, porque el sujeto intentaba escapar por una ventana, y eso provocó roturas de muebles y de otros objetos que tengo en mi casa. Mientras tanto el ladrón gritaba ‘¡Quique, Quique, hay gente adentro ayudame!’, en obvio pedido de auxilio a su cómplice, que estaba afuera haciendo de ‘campana’, pues creían que no había nadie en la vivienda”, contó el penitenciario. Momentos de terrorLa víctima agregó que “cuando el delincuente gritó pidiendo ayuda mi esposa cerró la puerta del patio con llave, para que no ingresara el cómplice. A todo esto mi hijita de dos años y medio escuchaba el ruido provocado por la situación y lloraba desconsoladamente. Pero finalmente pude reducir al intruso y tras propinarle varios golpes de puño lo golpeé con un palo que siempre tengo por seguridad en los brazos y piernas. Como seguía forcejeando, le tuve que golpear la cabeza contra el piso varias veces, hasta que quedó inconsciente. Antes de eso llegó a decirme que había ido a ‘llevarse la pileta para la hija de Quique y el lavarropas para él’. Algo increíble y que refleja que ambos ladrones sabían qué pertenencias tenía en mi domicilio”. “No descarto que estuvieron merodeando días antes, haciendo ‘inteligencia previa’, incluso una vecina nos contó que el pasado 31 de diciembre vio al tal ‘Quique’ (que es conocido en la zona) golpeando las manos, seguramente para saber si había alguien en casa. Ocurre que yo celebré fin de año en lo de mis suegros y seguramente ellos pensaron que la vivienda quedaba sola. Pero regresamos a descansar y fue ahí que lo sorprendí”, expresó el penitenciario, quien exhibió las marcas de las heridas que sufrió a manos del malandra. Identificó al delincuenteSeguidamente Mascagni refirió que para entrar en su propiedad el sujeto utilizó “la misma pata de cabra con la que me agredió. Rompió el candado de afuera y cuando hizo palanca para forzar la puerta hizo tanto ruido que por suerte me desperté”. Acerca del ladrón, el penitenciario dijo que “no lo reconocí al principio, pero luego lo identifiqué con nombre y apellido para la Policía. Tiene treinta años y un frondoso prontuario en Posadas y San Vicente, con causas contra la propiedad y abuso sexual. Tiene actual domicilio en la chacra 147 de la capital provincial y además es vecino del cómplice, que le había pedido mi pileta para la hija. Es increíble que esto ocurra, estas personas deben ir presas y no salir por un largo tiempo, esta es la tercera vez que me roban en mi casa”, puntualizó.





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