POSADAS. “Que nos digan qué pasa, si tienen órdenes de no enviar móviles por falta de combustible o por falta de personal, pero que no nos dejen solos, expuestos a los delincuentes”, dijo a este diario y sin poder disimular su indignación Lilian, una diseñadora gráfica que fue víctima del robo de una motocicleta frente a su domicilio y que aseguró haber llamado al 911 en numerosas ocasiones sin que la Policía acudiera jamás al lugar. Lo lamentable de esta noticia, además del delito que se perpetró y que aún no fue esclarecido por los investigadores, es la reiteración de la queja hacia el número telefónico gratuito de emergencias policiales por parte de gran parte de la comunidad posadeña. Vale recordar que PRIMERA EDICIÓN publicó recientemente el increíble caso de la familia Nielsen Corti, de la chacra 139, que llamó al 911 en siete ocasiones y en otras cuatro sus vecinos, totalizando once denuncias telefónicas que fueron atendidas por las operadoras de turno, pero que no ayudaron en nada a resolver la situación de los damnificados. Los patrulleros de la comisaría jurisdiccional jamás aparecieron, pese a que los moradores padecieron un robo domiciliario donde los ladrones forzaron la puerta a tiros y a que vecinos fueron testigos del hecho y amenazados por los peligrosos “pistoleros”. Por si fuera poco, ahora se conoce un nuevo episodio de características similares. Ocurrió el pasado lunes en un domicilio situado sobre la avenida San Martín, entre las calles Suecia y Suiza. “Nosotros salimos a buscar a los delincuentes” Lejos de ser un servicio efectivo y presuroso, como fue pregonado por el Gobierno ante la oleada de inseguridad, el 911 dista mucho por ahora de dar una respuesta efectiva a la sociedad en general. Lilian, la profesional que denunció el lunes a las 3 el robo de la motocicleta del novio de su hija, manifestó que “en primer lugar llamé personalmente y me tomaron los datos, tanto de mi dirección como la de la moto sustraída, una Gilera Smash de 110 cc. y de color azul (dominio 302-CWM), que estaba estacionada frente a mi vivienda. Mientras esperamos que llegara un móvil policial, fuimos a ver al sereno del barrio, a quien le preguntamos si vio algo extraño. El hombre nos dijo que él recorre el frente de mi casa cada hora y que no observó movimientos extraños. Pasaron al menos 45 minutos y, como la Policía no llegaba, le pedimos al vigilador nocturno que haga otro llamado al 911. Cuando se comunicó le dijeron que la denuncia ya estaba radicada y que de no aparecer un patrullero tenía que dirigirse a la comisaría jurisdiccional. Cuando el sereno preguntó qué seccional era, le contestaron que no sabían, que averigüe, como si se estuvieran burlando desde el otro lado de la línea”. Posteriormente la mujer agregó que “nos subimos a mi auto y comenzamos a recorrer nosotros el barrio, para ver si el o los ladrones no estaban arrastrando la moto, porque cuando quedó estacionada estaba trabada. Parece mentira, nosotros salimos a buscar a los delincuentes. No sé que pasa, pero ojalá que otras personas no tengan esta experiencia de falta de respuesta”. Graves fallas de coordinaciónAl ser consultados por este medio, fueron muchos los testigos y personas involucradas en accidentes de tránsito que también manifestaron su descontento con el discado de emergencias 911 con respecto a la coordinación con los servicios de emergencias médicos. “A veces las ambulancias llegan a destiempo e incluso a varias cuadras del lugar del hecho, pero eso ocurre y luego nos enteramos, porque las personas que llamaron por primera vez al producirse un accidente -ya sea de tránsito o de otra índole-, lo hicieron al 911, que a su vez debe avisar a los operadores del hospital Ramón Madariaga, que atienden en el 107”, explicó un vecino que prefirió mantener su identidad en el anonimato. En ese sentido se pudo establecer que desde el Ministerio de Salud se capacitó a los efectivos de la Policía a cargo de atender emergencias médicas en varios aspectos como el lugar exacto del hecho, cómo se encuentra a simple vista la víctima de algún episodio -ya sea accidental o criminoso- y la sintomatología de esa persona, entre otras cuestiones. Las autoridades policiales deberían buscar una solución a esta falta de operatividad en los servicios del 911, teniendo en cuenta que el ciudadano común espera eficiencia y respuesta detrás de la línea.





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