Nelson Mandela, el primer presidente negro de Sudáfrica, fallecido ayer a los 95 años, fue el preso político más célebre del mundo antes de pilotar la transición del régimen del apartheid hacia una democracia multirracial.Este héroe de la lucha contra el régimen racista pasó 27 años en la cárcel, 18 de ellos en el presidio de Robben Island (a la altura de El Cabo), tras una condena en 1964 a cadena perpetua por sabotaje y complot contra el Estado. Fue elegido triunfalmente a la cabeza del Estado (1994-99) al término de las primeras elecciones post-apartheid. A sus 22 años, Mandela se vio confrontado al llegar a Johannesburgo en 1941. Existía entonces un sistema segregacionista que en su región natal del Transkei (sureste) era hasta ese momento mucho menos riguroso.Sus primeras tomas de posición lo definen, en sus propias palabras, como un “nacionalista africano”. Estaba impregnado de cultura europea, pero hubiera enviado de nuevo a Europa a los colonizadores blancos.Rechazaba igualmente la presencia de representantes de otras minorías en el Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés), el movimiento exclusivamente negro al que se adhiere en esa época. Y se negaba de plano a cualquier entendimiento con los comunistas, que también luchaban contra el apartheid.Las tres rupturas en su vida políticaVerne Harris, responsable del programa de la memoria de la Fundación Mandela, ve tres rupturas en la evolución política de quien se convertiría en una de las máximas figuras de la segunda mitad del siglo XX, Premio Nobel de la Paz en 1993 y primer presidente negro de una Sudáfrica democrática y multirracial.“La primera (ruptura) se remonta a los años 50, cuando pasa de una postura africanista, sin ningún papel para los blancos en la lucha por la liberación, a un enfoque multirracial. Eso ocurrió tras las duras experiencias de las protestas” organizadas contra la sistematización de la segregación racial bajo el régimen del apartheid en 1948, explica Harris.La ANC forjó desde entonces acuerdos con otras fuerzas opositoras, incluyendo a los comunistas, que impregnarían sus ideas. Y todos adoptaron en 1955 la Carta de la Libertad, un texto del que Mandela se sentía orgulloso y que ofrecía un futuro en Sudáfrica a todos los pueblos que la habitaban.Pero el ideal de una lucha por vía pacífica no resistió a la represión. La ANC fue ilegalizada en 1960 y Mandela, después de varias detenciones, pasó a la clandestinidad y optó por la lucha armada, que veía como la única capaz de doblegar al poder blanco. Esa fue, según Verne Harris, la segunda ruptura.“Durante cincuenta años, la ANC consideró la no violencia como un principio central. En adelante, sería una organización diferente. Nos adentrábamos en una vía nueva y más peligrosa, la vía de la violencia organizada”, escribió en sus memorias Mandela, que asumiría la jefatura del Umkhonto weSizwe (MK), brazo armado del movimiento.Esa ruptura se produjo, paradójicamente, en momentos en que el presidente del ANC, Albert Luthuli, recibía el Premio Nobel de la Paz (en 1960) por su lucha por medios pacíficos contra el apartheid. Un galardón que, por una “ironía de la historia”, el propio Mandela recibiría “una vez que la lucha armada hubo cesado”, comenta sonriendo Harris.Las autoridades sudafricanas, que en plena Guerra Fría se presentaban como un bastión de Occidente contra “el peligro rojo”, aprovecharon para colgarle a Mandela la etiqueta de “terrorista”. Y su nombre permanecerá en la lista de terroristas fichados en Estados Unidos hasta… 2008.Mandela, arrestado en 1962, alegó en su juicio que el recurso a la violencia era ante todo una respuesta a la violencia del régimen del apartheid. Y proclamó una profesión de fe que anunciaba su futura dimensión de reconciliador: “He dedicado toda mi vida a luchar por los africanos. Luché contra la dominación blanca y luché contra la dominación negra. Mi ideal más preciado fue el de una sociedad libre y democrática”, declaró.Mandela pasó los 27 años siguientes tras las rejas. Durante su encierro, aprendió el “afrikaaner”, la lengua del apartheid, primero con la intención de entender mejor a sus enemigos y luego para apreciar su cultura y poder llegar a perdonar.En 1986, convertido en figura emblemática de resistencia al apartheid, tomó la iniciativa de entablar negociaciones secretas con el régimen confrontado a crecientes presiones internacionales. “Yo no estaba dispuesto a abandonar la violencia de inmediato, pero les dije que la violencia nunca podría ser una solución definitiva para Sudáfrica”, apuntó Mandela en sus memorias.Su “tercera ruptura”, según Harris, se produjo tras su liberación en 1990, cuando “abandonó los marcos y las referencias marxistas o socialistas profundas de pensamiento y emergió un marco casi liberal”.El Muro de Berlín había caído y Mandela parecía de pronto mucho más presentable para los blancos, que acabarían por ceder el poder a la ANC.Su sentido de los intereses del Estado y su trato cordial y elegante, sin someter a sus adversarios a ninguna humillación, le allanaron el camino para convertirse rápidamente en “padre de la nación”.“El que trae problemas”Mandela nació en el pequeño pueblo de Mvezo, en la región de Transkei (sureste) dentro del clan real de los Thembu de la etnia xhosa. Su verdadero nombre, Rolihlahla, que significa “el que trae problemas”, se lo dio su padre, pero en la escuela la maestra empezó a llamarle Nelson, el nombre que utilizó desde entonces.La rebelión del joven Mandela empezó muy pronto, primero cuando fue expulsado de la universidad de Fort Hare (sur) tras un conflicto con la dirección y luego, a los 22 años, cuando huyó de su familia para evitar una boda convenida.A su llegada a Johannesburgo conoció a Walter Sisulu, que se convertiría en un mentor y en su mejor amigo y le abrió las puertas del Congreso Nacional Africano, el partido de la mayoría negra.Su militancia política le alejó de su primera esposa, Evelyn, pero le hizo conocer a Winnie, una enfermera de 21 años.Junto a Oliver Tambo y otros jóvenes líderes tomó las riendas del partido para luchar contra el régimen blanco, que había “inventado” en 1948 el concepto de apartheid, el “desarrollo separado de las razas”.Liberar al opresor y al oprimido“Sab&i
acute;a perfectamente que el opresor tiene que ser liberado, igual que el oprimido. Un hombre que priva a otro hombre de su libertad es prisionero de su odio, está encerrado detrás de los barrotes de sus prejuicios”, explica Mandela de sus años de prisión.Tras 27 años encerrado es liberado en 1990 y empieza a negociar con un régimen exhausto la organización de elecciones universales y democráticas. Tras su elección triunfal como presidente en 1994 será un predicador incansable de la reconciliación de las razas.Su actividad política y sus años en prisión nunca le permitieron tener una vida familiar “normal”. Pero Nelson Mandela siempre buscó la compañía de las mujeres, como demuestran sus numerosos idilios y sus tres bodas. Con Evelyn, su primera mujer, tuvo dos niñas y dos niños y otras dos hijas con Winnie. En total tiene ahora 17 nietos y 12 bisnietos. Tras divorciarse de Winnie se casó por tercera vez en 1998, a los 80 años, con Graça Machel.Simbólicamente, la última aparición pública de Mandela fue ante la humanidad entera, cuando saludó a la multitud el día de la final del Mundial de Fútbol en 2010 en Sudáfrica, con millones de espectadores siguiéndole en directo por televisión.Anoche el mundo entero lloraba a un luchador por la paz y por los derechos civiles. El emotivo discurso de posesión en 1994“En el día de hoy, todos nosotros, mediante nuestra presencia aquí y mediante celebraciones en otras partes de nuestro país y del mundo, conferimos esplendor y esperanza a la libertad recién nacida. De la experiencia de una desmesurada catástrofe humana que ha durado demasiado tiempo debe nacer una sociedad de la que toda la Humanidad se sienta orgullosa. “Nuestros actos diarios como sudafricanos comunes deben producir una auténtica realidad sudafricana que reafirme la creencia de la Humanidad en la justicia, refuerce su confianza en la nobleza del alma humana y dé aliento a todas nuestras esperanzas de una vida espléndida para todos. Todo esto nos lo debemos a nosotros mismos y se lo debemos a los pueblos del mundo que tan bien representados están hoy aquí. “Sin la menor vacilación digo a mis compatriotas que cada uno de nosotros está íntimamente arraigado en el suelo de este hermoso país, igual que lo están los famosos jacarandás de Pretoria y las mimosas del Bushveld. Cada vez que uno de nosotros toca el suelo de esta tierra, experimentamos una sensación de renovación personal. El clima de la nación cambia a medida que lo hacen también las estaciones. Una sensación de júbilo y euforia nos conmueve cuando la hierba se torna verde y las flores se abren. Esa unidad espiritual y física que todos compartimos con esta patria común explica la profundidad del dolor que albergamos en nuestro corazón al ver cómo nuestro país se hacía pedazos a causa de un terrible conflicto, al verlo rechazado, proscripto y aislado por los pueblos del mundo, precisamente por haberse convertido en la sede universal de la ideología y la práctica perniciosas del racismo y la opresión racial. “Nosotros, el pueblo sudafricano, nos sentimos satisfechos de que la Humanidad haya vuelto a acogernos en su seno; de que nosotros, que no hace tanto estábamos proscriptos, hayamos recibido hoy el inusitado privilegio de ser los anfitriones de las naciones del mundo en nuestro propio territorio. Les damos las gracias a todos nuestros distinguidos huéspedes internacionales por haber acudido a tomar posesión, junto con el pueblo de nuestro país, de lo que es, a fin de cuentas, una victoria común de la justicia, de la paz, de la dignidad humana. Confiamos en que continuarán ofreciéndonos su apoyo a medida que nos enfrentemos a los retos de la construcción de la paz, la prosperidad, la democracia, la erradicación del sexismo y del racismo. “Apreciamos hondamente el papel que el conjunto de nuestro pueblo, así como sus líderes de masas, políticos, religiosos, jóvenes, empresarios, tradicionales y muchos otros, tanto hombres como mujeres, han desempeñado para provocar este desenlace. De entre todos ellos, mi segundo vicepresidente, el honorable F.W. de Klerk, es uno de los más significativos. También nos gustaría rendir tributo a nuestras fuerzas de seguridad, a todas sus filas, por el distinguido papel que han desempeñado en la salvaguarda de nuestras primeras elecciones democráticas, así como de la transición a la democracia, protegiéndonos de fuerzas sanguinarias que continúan negándose a ver la luz. “Ha llegado el momento de curar las heridas. El momento de salvar los abismos que nos dividen.Nos ha llegado el momento de construir. Al fin hemos logrado la emancipación política. Nos comprometemos a liberar a todo nuestro pueblo del persistente cautiverio de la pobreza, las privaciones, el sufrimiento, la discriminación de género así como de cualquier otra clase. Hemos logrado dar los últimos pasos hacia la libertad en relativas condiciones de paz. Nos comprometemos a construir una paz completa, justa y perdurable. Hemos triunfado en nuestro intento de implantar esperanza en el seno de millones de los nuestros. Contraemos el compromiso de construir una sociedad en la que todos los sudafricanos, tanto negros como blancos, puedan caminar con la cabeza alta, sin ningún miedo en el corazón, seguros de contar con el derecho inalienable a la dignidad humana: una nación irisada, en paz consigo misma y con el mundo. “Como muestra de este compromiso de renovación de nuestro país, el nuevo gobierno provisional de unidad nacional, puesto que es apremiante, aborda el tema de la amnistía para gente nuestra de diversa condición que actualmente se encuentra cumpliendo condena. Dedicamos el día de hoy a todos los héroes y las heroínas de este país y del resto del mundo que se han sacrificado de numerosas formas y han ofrendado su vida para que pudiéramos ser libres. Sus sueños se han hecho realidad. La libertad es su recompensa. “Nos sentimos a la par humildes y enaltecidos por el honor y el privilegio que ustedes, el pueblo sudafricano, nos han conferido como primer presidente de una Sudáfrica unida, democrática, no racista y no sexista, para conducir a nuestro país fuera de este valle de oscuridad. “Aun así, somos conscientes de que el camino hacia la libertad no es sencillo. Bien sabemos que ninguno de nosotros puede lograr el éxito actuando en soledad. Por consiguiente, debemos actuar en conjunto, como un pueblo unido, para lograr la reconciliación nacional y la construcción de la nación, para alentar el nacimiento de un nuevo mundo. “Que haya justicia para todos. Que haya paz para todos. Que haya trabajo, pan, agua y sal para todos. Que cada uno de nosotros sepa que todo cuerpo, toda mente y toda alma han sido liberados para
que puedan sentirse realizados. Nunca, nunca jamás volverá a suceder que esta hermosa tierra experimente de nuevo la opresión de los unos sobre los otros, ni que sufra la humillación de ser la escoria del mundo. Que impere la libertad. El sol jamás se pondrá sobre un logro humano tan esplendoroso. Que Dios bendiga a Africa. Muchas gracias”.Y citó el siguiente poema, escrito por: Marianne Williamson:“Nuestro temor más profundo no es que somos meramente idóneos. Nuestro temor más profundo es que tenemos poder más allá de toda medida. Es nuestra luz o nuestras tinieblas, lo que nos atemoriza. Nos preguntamos¿quién soy para ser brillante, maravilloso, talentoso y fabuloso? En realidad ¿quién eres para no serlo? Sois los niños de Dios. Si actuáis de forma pequeña de nada le sirven al mundo. “No es un acto iluminado encogerse para que las otras personas a vuestro alrededor no se sientan inseguras. Hemos nacido para manifestar la gloria de Dios que se halla en nosotros. No en algunos de nosotros está en todos. Y cuando permitimos que nuestra propia luz brille, inconscientemente le damos permiso a la otra gente para que haga lo mismo. A medida que nos liberamos de nuestro propio temor, nuestra presencia automáticamente libera a los demás”. Fechas clave en la vida de “Madiba”• 18 de julio de 1918.Nace Nelson Rolihlahia Mandela en Qunu, Umtata, capital de Trasnekei. Su destino era convertirse en el jefe del clan de los Temblu.• 1939.Ingresa en la Universidad de Fort Hare, la única para negros en Sudáfrica. Allí conoce a Oliver Tambo, futuro líder del Congreso Nacional Africano (CNA).• 1940.Condenado a un matrimonio concertado, toma la decisión de huir a Johanesburgo. En esa ciudad, su camino se cruza con el del histórico miembro del CNA Walter Sisulu.• 1942.Regresa a la Universidad de Fort Hare. Se gradúa en Derecho.• 1944.Su lucha contra la segregación racial le lleva al Congreso Nacional Africano (CNA), donde comienza una pelea tangible. Se casa con Evelyn Mase, prima de Sisulu.• 1948.Junto a Oliver Tambo y Walter Sisulu, funda la Liga Juvenil del CNA. Ese mismo año se convirtió en su secretario general y dos años más tarde, en su presidente.• 1952.Participa en el primer acto de desobediencia civil (desacato al toque de queda). El acoso del Gobierno le lleva a renunciar a todos sus cargos, aunque dirige el movimiento en secreto. De nuevo acompañado de Tambo, abre en Johanesburgo el primer bufete de abogados negros de Sudáfrica.• 26 de junio de 1955.Se adopta la Carta de la Libertad, un documento redactado en la clandestinidad que exige la consecución de una sociedad democrática, libre y multirracial.• 5 de diciembre de 1956.Es detenido junto a 155 personas y juzgado por alta traición. Antes de que acabe el año se inicia el juicio.• 1958.Se divorcia de Evelyn Mase y contrae matrimonio con Winnie. Ella se encargó de mantener viva su memoria durante los años en los que Mandela estuvo en prisión.• 1960.El CNA es proscrito tras la masacre de Sharpeville. La policía abre fuego contra una multitud que se manifestaba contra el Apartheid. Mueren 67 personas. Mandela, todavía en juicio, es detenido.• 1961.Es absuelto del cargo de alta traición tras un juicio en el que asumió su propia defensa y la del resto de los acusados. Pasa a la clandestinidad y crea la “Lanza de la Nación”, brazo armado del CNA, del que se convierte en comandante en jefe.• 1962.En enero, abandonó Sudáfrica y acudió a la Conferencia Panafricana de Addis Abeba (Etiopía); más tarde se dirigió a Argelia, donde recibió entrenamiento guerrillero. Su último destino: Londres. A su vuelta es juzgado por abandono ilegal del país. Le condenan a cinco años.• 1963.Es enviado a la cárcel de máxima seguridad de Robben Island. En noviembre comienza el juicio de Rivonia.• 12 de junio de 1964.Es condenado a cadena perpetua. Un día después ingresa en la prisión de Robben Island, frente a Ciudad del Cabo, junto con Sisulu y Govan Mbeki.• 1969.Muere su hijo mayor en un accidente de tráfico. Al igual que ocurrió en el fallecimiento de su madre, se le prohibió ir al entierro.• 1973.La ONU declara el Apartheid crimen contra la Humanidad.• 1982.Es trasladado a la prisión de Pollsmoor. Arranca una intensa campaña internacional en favor de su excarcelación.• 10 de febrero de 1985.Rechaza ser liberado a cambio de renunciar a la violencia. El ofrecimiento llegó de la mano del presidente Pieter Botha. Un año después, acepta negociar con el ministro de Justicia, Kobie Coetsee, con quien se ve en su residencia.• 12 de septiembre de 1988.Sale de prisión para ingresar en el hospital de Tygerberg, aquejado de tuberculosis. Después, es trasladado a la prisión de Víctor Verster.• 4 de julio de 1989.Se entrevista con el presidente Botha en su oficina, algo que provocó cierta controversia política en los movimientos antiApartheid. El 13 de diciembre de ese mismo año se reúne con el nuevo presidente, Frederick de Klerk.• 11 de febrero de 1990.Es puesto en libertad, tras 27 años en la cárcel. Una semana antes, el CNA había sido legalizado.• 2 de marzo de 1990.Elegido vicepresidente del CNA.• 17 de junio de 1991.Después de más de cuatro décadas, el parlamento de Sudáfrica derogaba la ley sobre segregación racial de la población.• 06 de julio de 1991.Nombrado presidente del Congreso Nacional Africano (CNA) por aclamación. Sustituye a Oliver Tambo.• 15 de mayo de 1992.Recibe el Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional.• 15 de octubre de 1993.Recibe el Premio Nobel de la Paz.• 26 de abril de 1994.Se celebran las primeras elecciones libres de Sudáfrica. Veinte millones de ciudadanos ejercieron por primera vez su derecho al voto. Terminaron con más de 300 años de dominio blanco al otorgar a Mandela el 62,6 % de los sufragios.• 11 de noviembre de 1994.Jura como presidente de Sudáfrica.• 1996.Se divorcia de Winnie. En 1998 se casa con la mozambiqueña Graça Machel.• 16 de diciembre de 1997.Anuncia su retirada del CNA y de la política.• Marzo de 1999.Aquejado de cáncer de próstata, se despide del Parlamento dando paso a Thabo Mbeki como nuevo presidente. Desde entonces ha orientado su trabajo hacia diversas causas humanitarias desde su Fundación. En 2001 comenzó el tratamiento contra la enfermedad.• Noviembre de 2003.La Fundación Mandela lanza una gran campaña internacional con el objetivo de recaudar fondos para la lucha contra el sida. Lleva por nombre “46664”, el número de prisionero que llevó Mandela en Robben Island.• Julio de 2008.El mundo celebra su 90 cu
mpleaños con un llamamiento a la paz. Londres le rinde homenaje con un macroconcierto y Estados Unidos le saca al fin de su lista de terroristas.• Noviembre de 2009.La ONU declara el 18 de julio como su Día Internacional. En 2010 se celebró la festividad por primera vez.• 2010.Cuando se cumplían 20 años de su liberación, publicó “Conversaciones conmigo mismo”. Ese mismo año, la tragedia volvió a tocar a su familia. Su biznieta Zenani Mandela, de trece años, murió en un accidente de tráfico tras salir del concierto de apertura del Mundial de Fútbol.•Junio de 2012. Es hospitalizado por la reaparición de una infección pulmonar.





Discussion about this post