POZO AZUL, SAN PEDRO. Una discapacidad motriz no necesariamente es un obstáculo perpetuo. Cientos de historias de vida confirman que, según como se la enfrente, una discapacidad puede transformarse en una oportunidad para desarrollar otras capacidades. Este es el caso de Tania Lourdes Wisniewski (23), quien nació en 1990 en Leandro N. Alem y actualmente vive en Pozo Azul. La joven padece una atrofia cerebral que la obliga a estar en silla de ruedas. Pero eso no fue obstáculo para terminar la escuela primaria, la secundaria y dedicarse a la escritura. Ha escrito más de 130 poemas y por intermedio del Ministerio de Salud Pública de Misiones, publicará su primer libro. Además, sueña con estudiar Comunicación Social.En el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, conmemorado ayer, desde dicha repartición provincial dieron a conocer su historia de vida, en reconocimiento a su esfuerzo por salir adelante.El respaldo familiarTania cursó la primaria en la Escuela 324 de Colonia Aurora, donde asistió con ayuda de su hermana Karina, quien diariamente se ocupaba de trasladarla en la silla de ruedas. Más tarde, sus compañeros de la secundaria fueron los encargados de cumplir esa tarea.“Siempre me gustó escribir, en especial poemas”, contó la joven, quien descubrió esa pasión a los diez años, con ayuda de sus familiares y amigos incondicionales. Ahora redobla la apuesta, ya que proyecta escribir su primera novela. Entre sus poemas Tania mencionó “Mi amada silla” donde expresa su padecer por no poder moverse y también el de la silla que tiene que sostenerla tantos años de su vida: “A veces quiero resignar, pero amada silla contigo también se puede caminar y de las cosas ver el más allá”, expresa en los versos. Buscando mejorarLa joven poeta asiste dos veces por semana a kinesiología para realizar ejercicios que contribuyan a estirar su cuerpo y aliviar el dolor que padece, que cada vez es más intenso. Dentro de algunos meses se someterá a una cirugía muy compleja que le ayudará a mejorar su postura corporal. Tania está rodeada del amor de su familia y de sus amigas que son los que se esfuerzan junto a ella para que pueda tener una vida plena como otros jóvenes de su edad. Ellos la ayudaron a descubrir su capacidad de poder escribir y plasmar todos esos relatos imaginados, que en la vida real tal vez no puede realizar, pero que en la ficción no encuentran limitaciones.





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