CORPUS CRISTI, ROCA CHICA Y SANTO PIPÓ. (Enviada especial). En un pequeño espacio, muchas veces con dificultades climáticas y a pesar de las limitaciones del poco acceso a la tecnología, colonos de estas localidades llevan adelante la explotación “de sus tierras para la producción frutihortícola”, en la búsqueda del auto abastecimiento y comercialización.Juan Gall y sus tres hijos trabajan cinco hectáreas de su tierra en Corpus Cristi con producciones de hortalizas de diversas variedades. Cultivan desde yerba, tabaco, ganadería y la apuesta por las hortalizas se ha vuelto en los últimos años “en una necesidad”, afirmó el propio productor.“Siempre trabajamos con la producción frutihortícola y antes era mucho más difícil la comercialización ya que teníamos que salir de madrugada en carros para realizar el reparto por la zona. Hoy al menos contamos con medios de transporte para salir a repartir nuestros productos”, recuerda el colono mientras recorría los angostos pasillos que deja entre cada invernáculo donde se puede observar importantes producciones de pepinos, tomate, morrón, repollo, perejil, lechuga, zapallos y cebolla en cabeza que fue una de las últimas apuestas entre sus cultivos.Se destaca la producción de morrón que está logrando el colono en esta temporada ya que contó que hasta la fecha lleva cosechado aproximadamente 200 cajones, de un producto que en los últimos tiempos se ha transformado “en premium” y en la provincia alcanzó un valor muy importante en el mercado.Según Gall, dependerá del riego y el cuidado de las plantas para que la cosecha se extienda hasta algunos meses más. “Lo bueno de esta producción no es sólo que hoy mantiene un precio muy importante en el mercado local y provincial, sino que además, su ciclo sigue si se la cuida a la planta que no es como el tomate por ejemplo que sí tiene un ciclo.Si se trabaja constantemente la rentabilidad es continua hasta un año y medio. Para nosotros lo importante además es que tenemos en la actualidad destinos seguros donde llevamos nuestras mercaderías y sabemos que se van a vender. Al Mercado Concentrador por ejemplo estamos llevando entre 35 a 40 cajones por viaje”, lo que hoy se cotiza (por cajón de 10 kilos por ejemplo), entre 260 a 280 pesos aproximadamente.El colono asegura que en su chacra sólo necesita hoy “una buena instalación de sistemas de riego, media sombra y plásticos para evitar todo daño que pueda ocasionarme las inclemencias climáticas”. La producción de cebolla moradaUlices Stumeckezki de Santo Pipó es un referente de la zona con la producción de cebolla morada, ya que justamente esta localidad no está ubicada en la cuenca cebollera de provincia.En un predio de 45 hectáreas diversifica la producción de pino, maíz, mandioca y hasta cebolla intercalando entre los mencionados. “La idea siempre fue aprovechar cada centímetro de tierra. Hoy una hectárea destinamos para cultivar la cebolla y ya estamos cosechando”, comentó el colono que aventura una cosecha final aproximada de dos mil kilos. Y una rentabilidad que rondaría entre los 15 y 18 mil pesos ya que este producto hoy se comercializa entre 7 y 9 pesos en el Mercado. El riesgoEn Roca Chica, Juan Martínez también es un productor frutihortícola y proveedor del Mercado Central y Concentrador de la provincia.Habló del riesgo que corre un productor con las inclemencias climáticas en la provincia pero admitió que allí está su rentabilidad. “Uno como productor siempre corre mucho riesgo con las inclemencias climáticas pero no por eso voy a dejar de apostar en esta producción porque tiene su rentabilidad”, dijo a este diario mientras recordaba que hace algunos años perdió la producción de nueve invernáculos a causa de una tormenta que azotó en la zona.Habló de la necesidad que impera en la chacra de “asesoramientos para trabajar la tierra. Para un colono es siempre muy importante la ayuda que siempre pueda recibir del gobierno de turno pero esto no termina allí porque sin un buen asesoramiento por ejemplo el productor no sabe muchas veces como trabajar alguna determinada producción, o peor aún, cómo hacerle frente a las inclemencias climáticas”.“De todas maneras todos los años cuando uno vuelve a sembrar, sabe a lo que está sujeto pero en el riesgo está la ganancia”, agregó.





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