POSADAS (Por Esteban Abad). La desaparición física de Víctor Daniel Verón Lezcano, tal vez el escritor más preclaro en el ámbito literario de Misiones, fue lamentada por muchos amigos y lectores que sin conocerlo disfrutaban de sus cuentos y de sus notas que eran publicadas en PRIMERA EDICIÓN y en el suplemento PUNTO CRÍTICO.Desde ese triste 24 de agosto de 2001, vacíos quedaron los recintos donde daba clases de guaraní, demostrando ser un experto en la lingüística de ese difícil idioma. Lo recordamos fumando sus delgados cigarrillos More (forrados en marrón con apariencia de chocolate y con los ejemplares de Los Pájaros Sagrados -su obra cumbre-, bajo el brazo a la espera de una venta que a veces…llegaba. Empresario periodísticoComo periodista se inició desde arriba o sea como empresario periodístico al editar su revista propia desde Eldorado, el lugar donde vivió por mucho tiempo y donde se editó la primera edición de su ópera prima: Los Pájaros Sagrados. Leemos en alguna publicación: “El agosto misionero, es implacable con los artistas de la tierra roja: no respetó que Fito (el sobrenombre de Víctor), hubiera nacido en su tiempo de vigencia, ya que vino al mundo en Encarnación el 21 de agosto de 1925”, por lo que tendría 88 años. Biografía por Jenny WasiukEn cambio en la biografía realizada por Jenny Wasiuk, escritora, para la Sociedad Argentina de Escritores seccional Misiones, leemos que “Víctor Daniel Verón Lezcano nació en Encarnación, Paraguay, el 21 de julio de 1925 y falleció en Posadas, Argentina, el 24 de agosto de 2001. Cursó sus estudios secundarios y superiores en Asunción, trasladándose a la Argentina después de la guerra civil del Paraguay”. “Decidió entonces radicarse en Eldorado, donde ejerció su profesión de contador. Desde muy joven se interesó por la literatura, incentivado por su padre, quien tenía una importante biblioteca en su hogar”.“Corrían los años 50 y en la zona crecía la industria maderera, la que le dio la posibilidad de ejercer su profesión, pero también generó en él una profunda preocupación por el destino del hombre nativo y de la selva virgen. Presentía que el avance de la modernización haría desaparecer varias cosas, entre ellas la cultura de los nativos, como así también su lenguaje, el “avá ñeé”, lengua de los llamados carios, antepasados del guaraní. Entonces comenzó a trabajar por la cultura, la literatura y también realizó estudios lingüísticos relacionados con el guaraní, lengua de la que poseía un acabado conocimiento.“Todo esto despertó en él su vena literaria, comenzando a escribir “ya de grande, tenía 50 y pico de años cuando comencé…” -como definiera en alguna entrevista. “Entre1973 y 1976 fundó y dirigió la revista cultural “Eldorado”, donde publicaba sus cuentos. La buena acogida por parte del público lo entusiasmó y a partir de entonces no dejó de escribir. Su producción abarca más de 100 cuentos, dos novelas que fueron editadas: Los Pájaros Sagrados (2 ediciones) y La llama y el viento, novela inédita”.“Fue uno de los escritores misioneros más destacados por su voluntad estética y profundo conocimiento del entorno en el que le tocó vivir, especialmente sobre la cultura guaraní. Se mantuvo siempre al margen de los círculos literarios oficiales y de la política. Su modestia y sus condiciones de hombre sobrio y callado, mesurado en su hablar, eran típicos de un exiliado”. Los libros de VerónQuedan de Víctor Verón su recuerdo y sus libros: Los Pájaros Sagrados (arriba ), primera edición realizada en Eldorado 1989), y el poder disfrutar de sus cuentos y notas desde las páginas de PRIMERA EDICIÓN (archivo): La Universidad Nacional de Misiones, mediante su Editorial Universitaria y en su colección Libros Arribeños, publicó una segunda edición (abajo) de Los Pájaros Sagrados corregida y aumentada. La llama y el viento:Esta novela fue publicada por primera vez por Ediciones Montoya en 1997, contando con una segunda edición dos años después, por la misma editorial.Su trama está inspirada en la vida del jesuita Antonio Ruiz de Montoya, el venerado Avaré de los guaraníes, de la estirpe de Tupang. Esta obra, singular y vigorosa, sintetiza la azarosa aventura del hombre que, después de una desordenada juventud, vivió duros años heroicos y se convirtió en una de las figuras místicas de América. Premio Andrés GuacuraríEn 1995 el escritor y periodista Víctor Daniel Verón Lezcano, era galardonado con el premio Andrés Guacurarí por parte de la Sociedad Argentina de Escritores seccional Misiones. Era una estatuilla de maderas autóctonas y bronce confeccionada por el escultor Julio Vera. La entrega se produjo en el marco del Primer Encuentro de Escritores del Mercosur en la ex hostería del Automóvil Club Argentino de San Ignacio.El entonces ministro secretario de Estado de Cultura de la provincia de Misiones, Salvador Cabral Arrechea, fue invitado por el titular de Sadem a poner en manos del escritor el premio. Fue, lamentablemente, la última vez que esa entidad realizó esa premiación. Pero en su momento fue el motivo de una memorable disertación que efectuaron Cabral Arrechea y Verón acerca del héroe máximo de la historia de la provincia de Misiones y la única distinción en vida dada al magnífico creador que fuera Víctor Verón por sus pares escritores (E.A.). La conexión latinoamericana Por Alberto Tito HedmanDe la redacción de PRIMERA EDICIÓNConocedor profundo de la lengua guaraní y la historia regional, pero también universal; Víctor Verón fue no sólo un escritor talentoso y creativo; sino sobre todo un intelectual orgánico que peleó en gran parte en la adversidad y contra la indiferencia del entorno por dar forma a una experiencia literaria parada a pleno en sus raíces. Periodista, polemista y poeta; y maestro en la lingüística regional, de Verón se puede decir, mirando al trasluz de su trayectoria, que vivió la vida de escritor desde el lado de la conciencia creativa.El núcleo de su obra, las novelas Lo
s Pájaros Sagrados y La Llama y el viento, expresiones de una aventura literaria en plena y madura posesión de un complejo arsenal de medios expresivos; no habituales en el marasmo de la literatura regional; evidenció una afinidad con el realismo mágico, veta central de la gran literatura del continente.Sólo por ello, por eximio articulador de formas narrativas que bucearon en las aguas profundas del mito y en la cita histórica erudita, Verón es, o debería ser, figura central del canon de la literatura misionera; si es que de tal cosa se puede hablar. Tal vez en el futuro, las fichas o semblanzas que decidió perpetrar, por propio riesgo y vocación, Esteban Abad en estas páginas, sirvan para llenar el vacío de una estructuración definitiva del corpus central de la literatura misionera, aún en proceso de deseo.m En esa tarea; la obra de Verón es la conexión con la tradición de la literatura latinoamericana; ni más ni menos. En sus últimos años, Verón, solía recalar en esta redacción de regreso de su recorrida por los bares céntricos, donde ofrecía sus libros, buscando salir de su difícil situación económica. Murió en esa lucha mano a mano con sus fantasmas, de cara a una sociedad indiferente, como un auténtico escritor.





Discussion about this post