POSADAS. De acuerdo al informe “Doing Business” del Banco Mundial, la Argentina está entre los primeros cinco países (sobre 189) de mayor presión tributaria: las cargas que enfrenta una empresa mediana equivalen al 108% de su ganancia bruta. Considerando la jurisdicción que administra los recursos (independientemente de quien recauda), se tiene que la presión tributaria nacional (sin computar el impuesto inflacionario) pasó de 11,5% a 23,9% del PIB entre 1998 y 2012 y la provincial de 9,5 a 13,5% del PIB, según publicó el Ieral en su último informe.Agrega el Instituto de Estudios sobre la Realidad de Argentina y América Latina que la expansión del gasto local y la concentración de recursos en la Nación, hicieron que las provincias apelen a cada vez mayor presión tributaria. Un impuesto de fenomenal efecto distorsivo, como es Ingresos Brutos, pasó de representar el 2,2% del PIB en 1998 a un estimado de 4,6% del PIB en 2013.Muchas actividades productivas, especialmente en la industria y las economías regionales, sufren problemas de competitividad. Los problemas de competitividad han derivado en una performance declinante de las exportaciones. Las Manufacturas de Origen Industrial (MOI), si se excluyen automotores, muestran una caída del 9% en las ventas externas en 2013. Dicha performance, sumada al déficit comercial energético, la llamada política de “desendeudamiento” (que cancela obligaciones externas haciendo uso de las reservas del BCRA) y los malos incentivos que emanan del cepo y del nivel del tipo de cambio oficial, han conducido a una evolución descendente en las reservas del BCRA, que recuerdan a la economía argentina de la restricción externa y el stop and go.Para una visión estructural de la competitividad puede consultarse el Índice de Competitividad WEF, en que Argentina pasó del puesto 45° en 2000 al 104° en 2013. Por otro lado, un reciente informe del Banco Mundial (Doing Business 2014) que evalúa la facilidad para hacer negocios que tiene una empresa en cada país, considerando las regulaciones e impuestos que soporta, muestra que la Argentina retrocedió nuevamente posiciones, pasando del puesto 121 al 126, sobre un total de 189 países.El informe Doing Business de 2014 (Banco Mundial), que como se anticipó analiza para 189 países once grupos de indicadores (apertura de un negocio, manejo de permisos de construcción, obtención de electricidad, registro de propiedades, obtención de crédito, protección de los inversores, pago de impuestos, comercio transfronterizo, cumplimiento de contratos y, resolución de quiebras) en América Latina mantiene a Chile mejor ubicado (puesto 34°). Lo siguen Perú (42°), Colombia (43°) y México (53°). Considerando lo estrictamente tributario, hay que señalar que si bien el crecimiento de la presión tributaria de los impuestos nacionales ha sido muy importante desde 2001 (debido a la creación de impuesto al cheque, retenciones a las exportaciones y el no ajuste por inflación en impuesto a las ganancias y otros, en ese orden cronológico), en los últimos cinco años se sumaron las provincias en esta tendencia a subir los impuestos. El fuerte crecimiento de la presión tributaria provincial en los últimos años se refleja en el siguiente dato. Después de alcanzar un piso en 2002 (3,4% del PIB), creció a un ritmo moderado hasta 2007 (4,2% del PIB), pero luego se aceleró hasta alcanzar un 5,6% del PIB en 2012 y se estima un 6,2% para el año 2013.En el caso del principal impuesto provincial, Ingresos Brutos, la suba ha sido más marcada. De un piso del 2% del PIB a mediados de los 90, ya en el 2012 se había duplicado su importancia (4,1%).Este incremento en la presión tributaria provincial responde, en parte, a una compensación por la caída en términos relativos de las transferencias automáticas, que se observa desde hace varios años (a causa del tope nominal existente sobre el Fondo de Conurbano), y de la baja en las transferencias discrecionales que se visualiza desde 2011.De representar un poco más del 15% de los recursos totales de la provincia en 2010, las transferencias discrecionales se proyecta que se ubicarán en torno al 5,9% en el presente año. En igual período los ingresos tributarios propios de la provincia pasaron de representar desde un 44,5% del total de sus ingresos al 54,6% (+23%). Otro punto a destacar es la recuperación de la importancia del impuesto inmobiliario. Debido a que es un impuesto de base registral, suele perder relevancia en contextos inflacionarios cuando no se efectúan los ajustes pertinentes. Esto explica la caída a la mitad entre el año 2000 y 2010 (del 0,64% al 0,32% del PBG). Las actualizaciones de 2012 cambiaron esta tendencia, cuando la presión sobre inmuebles subió a 0,45% del PBG. En realidad, el impuesto rural ya en 2006 había recuperado y superado sus niveles previos al 2002, ubicándose en 0,16% del PBG en 2012, cuando era 0,13% en 2000. Es en el impuesto urbano donde se observa la mayor pérdida de importancia relativa.





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