POSADAS. Escritos cuando se iniciaba el siglo pasado, los guiones y dramaturgia de los sainetes “Entre bueyes no hay cornadas” y “El debut de la piba” encierran la dolorosa temática de la violencia naturalizada hacia la mujer, como se ejercía en aquellos tiempos sin que mediara contención alguna. El tiempo ha pasado, no es que se haya desterrado este mal que cruza todas las sociedades, sino que se ha cambiado de mentalidad, la naturalización ya se ha puesto en tela de juicio y, legislación mediante, se trabaja en el destierro del mal, o al menos la mitigación de semejante flagelo de aristas socioculturales. Hoy, la Casa de la Cultura y el Bicentenario de Itaembé Mini recibe estas dos obras, desde las 20, y mañana en igual horario se presentará el Teatro Lírico del Centro del Conocimiento.Estrenados a fines de septiembre en el Teatro Lírico, ya tuvieron un derrotero de ocho funciones, dos desarrolladas en Posadas y luego viajaron al interior misionero, saliendo de la capital con rumbo a El Soberbio, Puerto Iguazú y Eldorado. Es en este tramo de funciones que desde la dirección del Centro del Conocimiento se elaboró un proyecto para añadirle charlas que contextualicen los libretos escritos hace un siglo. Se convocó, entonces, a la artista visual y docente Sonia Abián, quien antes de que comiencen los sainetes entrega una línea de tiempo, desde ese principio de siglo XX a la actualidad, en la que traza diferentes logros en el reconocimiento de los derechos de la mujer. La idea es ir avanzando en desterrar roles impuestos y perimidos; y abordar la interpretación de lo que proponen los sainetes en sí y reelaborar nuevas visiones del mismo hecho.Regresando a las piezas teatrales en sí, para todos aquellos que no se hayan empapado sobre el género, el sainete, este medio entabló contacto con la asistente de dirección Paola Figueroa y parte del elenco, que tan buen trabajo han hecho en la corporización de los personajes de “Entre Bueyes no Hay Cornadas” y El Debut de la Piba”. Paola Figueroa, mano derecha del director cervantino Carlo Argento, contó que “tuve la suerte de trabajar con Carlo Argento durante tres años, entonces la dinámica de trabajo ya la tenía en la cabeza. Trabajamos arduamente con los actores. Y el tema del texto fue todo un desafío, es complicado, difícil de abordar. Pero arribamos a un producto de muy buena calidad y vemos que pega mucho en los jóvenes, el adolescente es el que más de identifica y el que le gusta la obra y eso nos sorprendió gratamente”. Figueroa hace hincapié en que lo que exponen, ese maltrato a la mujer porque sí, hubo que masticarlo y exponerlo de cierta forma que no resulte ofensivo en este tiempo. Hoy se habla de violencia de género en todos los ámbitos porque se ha puesto patas para arriba todo lo preestablecido. Añade la actriz Veroka Fedeli: “En mi caso es muy fuerte interpretar a esa mujer altamente maltratada, porque soy un emergente de la violencia de género, fui víctima, pasé por todas las etapas para salir, hoy milito para erradicarla y no solo a la violencia sexista, sino a cualquier tipo de abuso. Y encontrarme con este papel fue un desafío, tengo que apelar mucho a la técnica para abstraerme de las vivencias del personaje, ese distanciamiento necesario para que no me dañe emocionalmente”.El actor Mariano Bernachea aportó que “el proceso creativo fue muy rico para los actores, nos permitió navegar y meternos en esa época, en el trabajo interno de esos personajes, se hizo muy fácil gracias al camino que nos marcaron los directores. Pero el grupo de trabajo tiene gran calidad humana y camaradería”. Lo mismo piensa Leo Guzmán, que cuando se le pide que describa qué exige el sainete a los personajes explica que “mucha apertura, hay que manejar muy bien la caricatura, el personaje exige exageración, hay tipos definidos, estereotipos, el malevo, el machote, se repiten siempre, hay que fortalecer mucho lo visual de esos estereotipos”.Sobre las charlas Antes de que comience la función, la que toma las riendas es la artista y docente Sonia Abián, que contextualiza los contenidos de los sainetes en estos tiempos. Para la disertante, uno de los desafíos gira por el interior misionero, donde comenzaron a brindarse las charlas, fue el de adaptar los contenidos a los diferentes públicos. Su intención en estas charlas introductorias es bocetar un contexto para las piezas, siempre desde una perspectiva de género, es decir, situar las obras en un medio donde regía la supresión de derechos para las mujeres, con el objetivo de contrarrestar su banalización en las piezas teatrales.Haciendo un breve balance sobre lo sucedido en El Soberbio, una función en la que las primeras filas estaban ocupadas exclusivamente por niños y niñas, con edades que iban aproximadamente de los siete a los trece años, se optó por abordar el tema desde un caso particular, contando la historia de Julieta Lanteri, fundadora del Partido Feminista y primera mujer que pudo evadir las leyes argentinas que prohibían a las mujeres el sufragio. Fue muy importante ofrecer el ejemplo de una mujer que se sale de los estereotipos de la época, celebrados en los sainetes. En Iguazú el público presente era más adulto y la charla se centró en conceptos más generales. En ambas ciudades hicieron llegar mensajes con observaciones sobre las obras que se van socializando en una página llamada “Género y Sainetes”, en Facebook, abierta a la participación.





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