SAN VICENTE. Ángel Altísimo tenía 44 años cuando tres proyectiles de un revólver calibre 38 atravesaron su humanidad, quitándole la vida horas después. El ataque se produjo la noche del 22 de junio en la vivienda que la víctima tenía en el paraje Campín Largo, jurisdicción de El Soberbio.Días después, la viuda se quebró en sede judicial y confesó que contrató a tres convictos, que gozaban de salidas transitorias en la Unidad Penal II de Oberá, para acabar con la vida de su concubino.De esa manera, confesaba que la muerte de Altísimo se había tratado de un crimen por encargo, que ella pergeñó porque la relación sentimental con él estaba terminada.Ahora la Justicia accedió al informe de una prestataria del servicio de telefonía celular que confirma los contactos que mantuvo, días antes del homicidio, la viuda y uno de los hombres que se encontraba en la última etapa de la condena que lo llevó a la cárcel de Oberá.El resultado de esa pericia arrojó resultado positivo sobre el teléfono de un preso de apellido Ferreira, al que se le incautó el celular en una redada del Servicio Penitenciario Provincial (SPP).La Justicia avanza lenta pero sin pausas en esta causa. Ahora aguardará otros informes para determinar si la viuda y el convicto, sindicado como el hombre que jaló del gatillo, borraron mensajes de textos supuestamente comprometedores. Además, se mantuvieron conversaciones para finiquitar detalles de lo que sería, a priori, el asesinato de Ángel Altísimo.La causa está radicada en el Juzgado de Instrucción 3 de San Vicente, a cargo del magistrado Demetrio Antonio Cuenca.Tiene por el momento cuatro sospechosos o imputados, con distintos grados de responsabilidad o participación.La ex mujer de Carísimo es la más comprometida y de hecho, la única que confesó su intervención en la mecánica del hecho.En este sentido, había confiado a los investigadores judiciales que contrató a tres convictos para asesinar a Altísimo.Al parecer, no soportó el cargo de consciencia y se quebró. En cuanto al móvil del crimen trascendió que hallaría sustento en que la relación sentimental entre ella y el agricultor estaba acabada.Eso sí, no habría perdido tiempo. Una línea de investigación aseguró que mantenía un romance y estaba enamorada de uno de los reclusos incriminados en el caso, de apellido Molinari.Resta aún conocer las pericias que fueron solicitadas a la Secretaría de Apoyo a Investigaciones Complejas (Saic), que podrían aportar otros detalles a esta historia propia de un largometraje policial de Hollywood.Ayer debía ampliar declaración indagatoria el convicto considerado como autor material del asesinato, pero cambió de abogado y se abstuvo para otra ocasión. El peso de la concienciaLa Policía tenía sospechas de la presunta vinculación de la viuda con el asesinato del agricultor Ángel Altísimo. Y terminaron por disiparse cuando la mujer se presentó en el Juzgado de Instrucción 3 de San Vicente.El peso de la conciencia pudo más, se quebró y confesó que había contratado a tres convictos, que gozaban de salidas temporales en la UP II, para acabar con la existencia de su concubino.Tras la declaración de la viuda, la Justicia se dedicó a recabar más datos de solidez para complementar aquella confesión y cerrar la investigación en torno a los tres reclusos.La mujer está imputada del delito de “partícipe necesaria de homicidio calificado”.Uno de los presidiarios, de apellido Ferreira, fue sindicado como autor material y sus cómplices varones, como artífices secundarios.Todo en el contexto de una causa muy compleja en que la Justicia pareciera aguardar todos los informes periciales pendientes para resolver la situación procesal de los implicados.Además de las pericias a los celulares, hay otros indicios comprometedores contra los cuatro.





Discussion about this post