EL SOBERBIO. La supuesta vinculación del jefe de la comisaría local con el contrabando de soja, su posterior relevo y la intervención de esa dependencia por orden de la Jefatura desataron otro escándalo en esta comuna, después de la destitución del intendente Alberto “Coleco” Krysvzuk.La situación del comisario Martín Araujo no es sencilla. Al parecer, se habrían detectado mensajes de textos entre él y uno de los hombres detenidos el martes a la noche en el paraje Colonia Monteagudo, cuando intentaba pasar a Brasil un contrabando de cinco toneladas de soja.Sin embargo, hay una línea de investigación que cobró fuerzas en las últimas horas y que desnuda una feroz interna policial en el seno de la comisaría de El Soberbio.Esa teoría habla de una causa armada contra Araujo por la decisión que este tomó el año pasado, de pedir el traslado de siete efectivos implicados en el supuesto cobro de una coima a un contrabandista de cigarrillos para “hacer la vista gorda” y dejar pasar una parte significativa de la mercadería ilegal.Trascendió que ese operativo sucedió entre junio y julio de 2012. Los uniformados habrían interceptado un vehículo con unas setenta cajas de cigarrillos, pero en el informe habrían consignado el decomiso de 19 solamente.El resto dejaron pasar, al parecer a cambio de unos cinco mil pesos.Si bien los implicados fueron trasladados y sometidos a un sumario interno, uno a uno habrían regresado a la jurisdicción de El Soberbio.Fuentes cercanas a la pesquisa aseguraron que los tres policías que intervinieron el martes en el secuestro de las cinco toneladas de soja formaron parte de aquellos siete trasladados por ‘coimeros’.Si bien hay un sumario abierto, a cargo del departamento de Asuntos Internos de la Policía de la provincia, el comisario Araujo no fue convocado aún a prestar declaración testimonial. Quizás allí se revele cuál de las dos teorías es la acertada, consignaron fuentes de la pesquisa administrativa. AntecedentesEn septiembre de 2012, PRIMERA EDICIÓN publicaba un informe sobre el contrabando de soja a Brasil, actividad ilegal altamente lucrativa en las dos márgenes del río Uruguay.El mismo consignaba que por día arribaban veinte camiones repletos de esa oleaginosa y la descargaban para después pasarla a Brasil en embarcaciones.La maniobra -incluso- había despertado la atención de los hombres de la Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip).Las ganancias son exorbitantes. Cinco toneladas en Brasil pagan $15.000. En Argentina sólo 3500.





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