Si algo faltaba para terminar de dejar en evidencia el insustancial debate electoral de las últimas semanas, tras la operación que mantiene a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner fuera de la escena, era el accidente que ocurrió ayer en la estación ferroviaria de Once, donde se estrelló un tren del Sarmiento después de ingresar a una velocidad mayor a la permitida, generando un saldo de más de 90 pasajeros heridos. El ministro del Interior de la Nación, Florencio Randazzo, en base al registro del GPS de la formación chapa 5, aseguró que el motorman nunca comunicó fallas a la torre de control y que el último control de frenos no mostró irregularidades; en tanto el conductor huyó del lugar herido y tras ser atacado por los pasajeros, llevándose el disco rígido con las imágenes de la cámara de seguridad del tren.Las causas del accidente no se han podido establecer, y si bien no es posible descartar en forma absoluta estos hechos, la frecuencia de accidentes en el caso del servicio ferroviario que se brinda a los habitantes del conurbano bonaerense y Capital Federal constituye una grave circunstancia de la que es claramente responsable el Gobierno de turno; a pesar de que las falencias del servicio ferroviario argentino no sean nuevas.En poco más de tres años, entre 2011 y 2013, ocurrieron en las vías del tren Sarmiento, en la ciudad de Buenos Aires y el Conurbano, cuatro accidentes, con mayor o menor número de víctimas, siendo el más grave el que ocurrió en la misma estación de Once el 22 de febrero de 2012, considerado la tragedia ferroviaria más grave de la historia argentina. En esa oportunidad, como respuesta al episodio que produjo la muerte de 51 personas y más de 703 heridos, y tras iniciales intentos de poner paños fríos a lo ocurrido por parte del secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, el gobierno nacional reemplazó al funcionario por Alejandro Ramos en la cartera de Transporte e invistió de plenos poderes al ministro de Interior para ocuparse de la reestructuración del servicio ferroviario nacional, desplazando al ministro de Planificación Federal, Julio De Vido. A principios de 2013, el gobierno lanzó el Programa de Mejoramiento de Infraestructura Ferroviaria, que contempla la creación de 44 pasos bajo y sobre nivel en el marco de “un proceso de puesta en valor del sistema ferroviario argentino”, en palabras de Randazzo. Atrapados sin salidaEl accidente de ayer desmintió el optimismo del funcionario, que había prometido una “verdadera revolución” en el sistema ferroviario, y que sólo unos días antes, en Tucumán, había pronunciado las siguientes palabras: “Estamos frente a un momento histórico de la recuperación del ferrocarril en nuestro país, invirtiendo fuertemente en la incorporación de nuevo material rodante, renovando el existente, readecuando la infraestructura ferroviaria y cambiando vías”. El nivel de la inversión y, al menos, la celeridad en la realización de los cambios que se requieren no parece estar a la altura del entusiasmo del funcionario, que parece haber subestimado la urgencia que plantea la situación de los trenes en el conurbano. Los pasajeros del Sarmiento intentaron ayer linchar al motorman en una muestra de la impotencia que provoca en ellos haberse convertido en virtuales rehenes de un sistema inicuo; que, por falta de inversión y por equivocadas decisiones administrativas; no sólo no presta el servicio eficientemente, sino que pone en riesgo la propia vida de los usuarios. Las demoras e inconsistencias del gobierno en solucionar una situación de verdadera emergencia se sienten con fuerza en el conurbano por el peso poblacional, ya que en el área metropolitana, que representa el 1% del territorio nacional, vive casi 1/3 de la población argentina. El accidente, en tanto, ocurre en medio del tramo final de la campaña para las elecciones del 27 de octubre próximo, en las que se renovarán las dos cámaras del Congreso nacional; pero en las que se resume el debate sobre toda la década kirchnerista iniciada en 2003. En este contexto, el accidente esconde una dramática crítica a las políticas de la década; que no muestran previsibilidad en cuanto al avanzado deterioro del sistema ferroviario, y que por vías de la macroeconomía, especialmente el fuerte sesgo inflacionario, influyeron negativamente a al hora de canalizar inversiones.Episodio amplificadoEn los días previos al accidente, en tanto, el tono de la campaña electoral se vio disminuido por la insistencia en hechos poco trascendentes, como la cámara oculta que registró los exabruptos del candidato a diputado porteño del kirchnerismo al ser detenido por agentes de tránsito; generando una sensación de banalización del debate en momentos en que la agenda no carece, ni mucho menos, de puntos álgidos. En la misma semana, por ejemplo, el gobernador Daniel Scioli inauguró en Mar del Plata el Coloquio de IDEA, la entidad que nuclea a la flor y nata del empresariado, e insinuó una autocrítica respecto a la inflación; después desmentida. El episodio refleja, probablemente, el ánimo del coloquio, en el que los empresarios presentes se habrían mostrado escépticos respecto al crecimiento en el año entrante. La fuerte depreciación del peso en los últimos meses y el correlato de una inflación que continúa sin resolverse, tras seis años consecutivos por encima del 20%, preocupan en el sector económico. En 2014, señaló un economista en el citado coloquio, habrá que estar atentos a la “carrera tipo de cambio-precios-ingresos”, algo que sin dudas preocupa también en el gobierno, más allá de la decisión de mantener en alto el nivel de consumo; y que no se refleja con claridad en un disperso debate electoral, en el que la dirigencia parece haber quemado etapas, y en lugar de concentrarse en los problemas que se ven venir en lo inmediato, se encandila con las presidenciales de 2015.En la provincia, un programa de la televisión nacional reavivó las críticas que recibe el gobernador Closs por la dispendiosa inversión en un lujoso helicóptero; un exceso en una provincia con persistentes bolsones de pobreza e indigencia. A la polémica inversión en el transporte personal, se agregó últimamente la llegada del casino flotante adquirido por el Iplyc con destino a Iguazú, otra inversión que no se justifica en términos de prioridades. Quienes defienden la compra del barco por su función turística en al Ciudad de las Cataratas no tienen respuesta, empero, a la desprolija duplicación del mandatario misionero en promotor del turismo en Iguazú y a la vez beneficiario, por participar de las ganancias
de su atracción principal, entre otras.En la provincia, también las elecciones legislativas del próximo domingo incluyen indirectamente un test que pone en la balanza los pro y los contra de una década de gobierno ininterrumpida, en este caso del Frente Renovador; que se juega en la oportunidad la posibilidad de recuperar parte de los perdido el 30 de junio pasado y en las PASO, donde se vio mermado significativamente su caudal electoral. En el radicalismo, por el contrario, los aires de triunfalismo que surgieron inesperadamente en los últimos comicios revivieron a toda una franja de la dirigencia que, como en un dejavú, se siente volver a los tiempos felices de 1983. A sólo días de la jornada electoral, les queda a los votantes la responsabilidad de definir las prioridades que no deja en claro un difuso debate electoral de cara al cierre de un ciclo.





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