CIUDAD DEL VATICANO, Santa Sede (Agencias y diarios digitales). El papa Francisco no da tregua. Con sus gestos y palabras, casi a diario, está empujando a la Iglesia Católica hacia una transformación profunda, de actitudes y de funcionamiento interno.En un diálogo que publicó ayer el periódico italiano “La Repubblica”, Jorge Mario Bergoglio insiste en la autonomía de las conciencias, dice que “el proselitismo es una solemne tontería”, que lo importante es “conocerse y escucharse”, y que la Iglesia debe de abrirse definitivamente a la cultura moderna y abandonar su carácter “vaticanocéntrico”, su apego a los intereses temporales.Las tres páginas que aparecen en “La Repubblica” son fruto de la conversación de Jorge Mario Bergoglio con el fundador del diario, Eugenio Scalfari, de 89 años.El Papa y el periodista habían mantenido un intercambio de artículos y cartas, también publicados, pero en este caso se trató de un encuentro personal, en la Casa de Santa Marta, donde reside el pontífice. Fue el propio Bergoglio quien llamó por teléfono a Scalfari para concertar la cita.Francisco hace hincapié en que “los males más graves que afligen al mundo en estos tiempos son la desocupación de los jóvenes y la soledad en que se deja a los viejos”.El Papa expresa su gran inquietud por la desesperación de los jóvenes que no encuentran trabajo ni pueden labrarse un futuro ni formar una familia. “¿Es posible continuar así? -se pregunta-. Esto, pienso yo, es el problema más urgente que la Iglesia tiene ante sí”.Scalfari y Bergoglio bromean sobre la intención mutua de “convertir” al otro. Es entonces cuando el Papa reconoce que “el proselitismo es una solemne tontería”.Francisco reitera lo ya dicho en su entrevista con la revista de los jesuitas italianos, “La Civiltà Cattolica”, en la que abogó por la autonomía de la conciencia individual, por la capacidad de cada uno para escoger el bien y el mal, también quien no cree.“Aquí lo repito -dice-. Cada cual tiene una idea del bien y del mal y debe elegir seguir el bien y combatir el mal como él lo entienda. Bastaría esto para mejorar el mundo”.Según Bergoglio, el narcisismo ha sido un problema de los jefes de la Iglesia, que han sido adulados y mal aconsejados por sus cortesanos. “La corte es la lepra del papado”, recalca.Y admite que la curia tiene “el defecto de ser ‘vaticanocéntrica’. Ve y protege los intereses del Vaticano, que son todavía, en gran parte, intereses temporales -argumenta el Papa-. Esta visión ‘vaticanocéntrica’ trasciende el mundo que la circunda. No comparto esta visión y haré todo lo que pueda para cambiarla”.El Sumo Pontífice reconoce a Scalfari que no tiene una vocación excesivamente mística, aunque le gusta mucho estudiar a los místicos. Sí confiesa, sin embargo, que tras ser elegido papa, antes de la aceptación formal, se retiró a una sala, inquieto, cerró los ojos y vio una gran luz que lo invadió y que le produjo una inmensa paz.A Bergoglio no le preocupa demasiado que los cristianos sean una minoría. “Personalmente creo, además, que ser una minoría es una fuerza”, sostiene, y usa el símil de la levadura, que con poca cantidad ayuda a obtener mucho fruto.El Papa se siente heredero del Concilio Vaticano II, de la vocación de apertura a la cultura moderna, al ecumenismo y al diálogo con los no creyentes. Confiesa que se ha hecho “muy poco” en esa dirección. “Yo, con humildad y ambición, lo quiero hacer”, concluye. El “G-8” que reformará la IglesiaEl papa Francisco comenzó ayer históricas reuniones para reformar al Vaticano, prometiendo que hará todo lo que pueda para cambiar la mentalidad de una institución que, según dijo, está demasiado centrada en sus propios intereses.Francisco y ocho cardenales de todo el mundo mantendrán tres días de reuniones privadas para discutir la problemática administración del Vaticano y planificar posibles cambios en la Iglesia, destacó la agencia Reuters.El Papa señaló que los ocho cardenales que eligió para formar su consejo no tienen motivos egoístas. “No son cortesanos sino gente sabia que está inspirada por mis mismos sentimientos. Éste es el comienzo de una Iglesia con una organización que no es sólo vertical sino también horizontal”, dijo.Los cardenales provienen de Honduras, Italia, Chile, India, Alemania, República Democrática del Congo, Estados Unidos y Australia. Tienen unos 80 documentos para discutir.Aunque el objetivo es que los ocho cardenales aconsejen a Francisco, el jesuita argentino ya ha comenzado a dejar su marca, con importantes nombramientos en el Vaticano e instrucciones claras sobre el rumbo que desea que tome la institución, que ha alejado a los liberales y alarmado a muchos conservadores, destacó la agencia Asociatted Press.Una reciente entrevista, Francisco pidió un equilibrio mucho mayor entre las normas de la Iglesia sobre temas como el aborto, la homosexualidad y la anticoncepción, y la necesidad de ser un lugar más receptivo y compasivo para todos, se ha convertido en la declaración de misión de lectura obligatoria de su papado.





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