OBERÁ. La investigación por la fuga masiva de seis presos en la comisaría Primera de esta ciudad apunta a que hubo negligencia policial. La evasión fue perpetrada el pasado miércoles, a las 20.45, cuando la media docena de detenidos -todos considerados peligrosos- se disponía a cenar. Uno de ellos agredió al guardia que les llevaba los alimentos y aprovecharon para escapar corriendo en distintas direcciones. Sólo cuatro fueron recapturados y dos de ellos hasta anoche se encontraban en carácter de prófugos.Uno de los detalles más llamativos y que quizás facilitó la huida de los malandras fue el descuido del policía a cargo de llevarles la comida, teniendo en cuenta que ingresó a un calabozo sin el apoyo de un camarada. El oficio, la preparación y tal vez el sentido común del funcionario policial le tendrían que haber advertido que no es recomendable ingresar en un predio reducido -como es una celda-, donde conviven seis individuos arrestados por delitos graves. Era prácticamente necesario que otro efectivo le cuide las espaldas. En esos casos también suele pesar el “exceso de confianza” de algunos uniformados a la hora de cumplir la rutina y dejar de lado los protocolos de seguridad. No obstante, toda la responsabilidad no recae sobre los policías, ya que el Estado debería buscar soluciones o arbitrar medidas para buscar soluciones al eterno problema de las superpoblaciones carcelarias en comisarías y a la falta de una debida preparación para esa fuerza a la hora de cuidar presos. Violenta evasiónEse miércoles, minutos antes de las 21, un guardia ingresó con una bandeja de comida a una de las celdas de la seccional Primera. Se paró frente a uno de los seis reos alojados en el lugar, más precisamente Emiliano Benítez, de 21 años, arrestado por su supuesta participación en el violento asalto a una anciana y a su hijo, en Villa Bonita. En determinado momento el joven detenido manoteó la bandeja que llevaba el uniformado, para pasar a agredirlo físicamente. La situación, premeditada o no (ya que también es materia de investigación si hubo planificación de los involucrados), fue aprovechada por los presos, quienes comenzaron a correr hacia la puerta de la celda y de allí en distintas direcciones en busca de ganar la calle. Uno de ellos no llegó a salir de la dependencia, ya que fue reducido uno de los pasillos, se trata de Hugo Díaz, de treinta años, también preso bajo sospecha de integrar la banda del asalto en Villa Bonita. Mientras tanto, los otros delincuentes violentaron un portón trasero y comenzaron a correr. Por fortuna, dos policías venían caminando en función de infantes y en la esquina de las calles Santiago del Estero y Gobernador Barreyro, casi frente a la Escuela provincial 185 y a dos cuadras de la citada comisaría, interceptaron a otros tres evadidos. Se trataba de José López y Jorge Lemes, ambos de 39 años y apresados por presunto abuso sexual, y de Emiliano Benitez, de 21.Los únicos dos detenidos que lograron su cometido fueron Juan Cardozo, de 21 años, tras las rejas por presunto intento de homicidio y Roberto Bogado, de 18, por lesiones graves. Muy violentos y vinculados con drogasLos dos presos que hasta anoche continuaban prófugos, además de los delitos por los que estaban detenidos, están vinculados con el submundo del narcotráfico y el consumo de drogas, indicaron fuentes del caso.Juan Cardozo, de 21 años y que había sido encarcelado bajo sospecha de intento de homicidio, a punto estuvo el pasado domingo de recibir estupefacientes en su propia celda y utilizando para tal fin a su hermana menor. No obstante, los policías detectaron la maniobra. Fue durante el horario de visita, cuando la joven involucrada, de 16 años, ingresó con 9 gramos de marihuana en su poder. La forma de entrar la droga era en el interior de una barra de jabón. Durante la requisa los efectivos de la comisaria Primera detectaron la “hierba” y dieron aviso al Juzgado Federal de Oberá, que dispuso la entrega de la adolescente a sus progenitores.Mientras que el otro preso fugado, Roberto Bogado, de 18 años y que estaba tras las rejas por lesiones graves, fue noticia en julio pasado por quedarse dormido en un colectivo de transporte de pasajeros con dos paquetes de marihuana adheridos al cuerpo. No lo hubieran capturado, pero el joven se orinó encima y esto llamó la atención del chofer. Como estaba inconsciente el conductor llevó al muchacho al hospital, donde al requisarlo hallaron más de un kilo de la citada droga adosada a su cuerpo. Antecedente de otra evasión El domingo 12 de abril de 2009 dos presos considerados de “alta peligrosidad” también se fugaron de la comisaría Primera de Oberá. Se trataba de Marcelo Roque Leal, de 26 años, quien desde enero de ese mismo año estaba alojado en la seccional acusado del delito de “robo calificado con toma de rehenes”, resonante hecho perpetrado en Campo Ramón el 31 de diciembre de 2008, y de Juan Demenes, quien también se hallaba detenido en esa dependencia bajo sospecha de cometer un “doble homicidio” en Aristóbulo del Valle. En esa ocasión los presos forzaron el candado de la puerta de la celda y aprovechando un descuido de los guardias, ganaron la calle y huyeron. La fuga fue descubierta en horario vespertino por los efectivos que realizaban una recorrida de rutina. Poco después Demenes fue capturado en San Ignacio y trasladado a una cárcel para que continúe purgando condena por el horrendo episodio que protagonizó en una zona rural de Aristóbulo del Valle, cuando asesinó a cuchillazos a su ex concubina y al actual marido de ella. Mientras que Leal fue localizado en Candelaria, gracias a que vecinos alertaron de la presencia de un extraño merodeando en la zona. Este último, quien antes de ser fugarse había purgado condenas por asaltos, fue el cabecilla de una banda durante un atraco en una despensa, ubicada en el kilómetro 10 de la ruta 103 (en el municipio de Campo Ramón). Al verse cercado junto a su cómplice, tomó como rehenes a varias personas, entre ellos dos menores. Tras negociar con la Policía liberó a los rehenes y poco después fue apresado.





Discussion about this post