APÓSTOLES. “Me dicen la señora de las cajas y las bolsas”, dijo Avelina Dalcolmo (64) al recibir a Primera Edición en su casa, cuyos rincones y pasillos lucen repletos de paquetes, cajas y bolsas. Son las donaciones que recibe de distintos lugares del país. Ropas, alimentos, libros, juguetes, sábanas, mantas, utensilios. Hay de todo. Luego de clasificar los envíos, la propia Avelina distribuye la ayuda en los barrios humildes de ésta y otras ciudades misioneras. “Como puedo, en auto, caminando, a través de gente amiga, en colectivo, por encomienda; lo único que importa es que la ayuda llegue como sea”, agregó Avelina. Además asisten cada tanto a hogares de niños, asilos de ancianos, centros de salud y otros espacios públicos. La acción solidaria, para esta mujer, es desde hace varios años, un asunto de todos los días.Avelina fue maestra rural, ya jubilada integra la fundación Trabajo, Alegría y Saber y recibió en 2012 el Premio Andresito (tradicional distinción con la que en Apóstoles se premia a los personajes destacadas en diversos rubros) por su labor solidaria.Hace algunos años, Avelina había improvisado un comedor comunitario en su casa, a donde acudían diariamente niños y adultos del barrio. Allí también se realizaban talleres de oficio. Hasta que surgió la posibilidad de alquilar un galpón en un terreno del barrio Juan Pablo II. Desde entonces, el comedor, los talleres y la huerta de la fundación funcionan allí. Cada día, niños del barrio Juan Pablo II, Chezny, Rural, San Francisco, 200 Viviendas y otros acuden al comedor, que también brinda merienda y donde se integran a su vez, en tareas solidarias. “Nosotros fomentamos la idea del niño solidario, que consiste en que el chico que viene al comedor tenga conciencia de que él también puede ayudar y ser solidario con los demás, que siempre se puede hacer algo por el otro”, manifestó Avelina. LazosLa fundación cuenta con un grupo de “madrinas”, que se encuentran diseminadas tanto en la provincia como en otras ciudades distantes: Rosario, Buenos Aires, Madrid.Las redes sociales, el boca en boca, y otras estrategias, son el sustento para que la catarata de donaciones no se detenga nunca. “Siempre están llegando cajas y bolsas, gracias a Dios la ayuda nunca cesa y mi misión es esforzarme porque llegue a todos y lo más rápido posible”, cuenta Avelina. Nada roto ni sucioCon admirable dedicación, Avelina se encarga de la clasificación, ordenamiento y logística de las donaciones. “Lo que se hace es seleccionar, separar, y si se trata de ropas o sábanas, la consigna es que no se entrega nada sucio ni roto, lo que está roto se arregla o se cose, y todo se lava antes de llevarlo”, explicó. Así mismo, aclaró que “todo nos sirve. Mucha gente a veces no tiene idea de que lo que para unos es descartable para otros es de gran ayuda. Con pedazos de tela cosemos sábanas y con cartones de leche usados, los limpiamos y utilizamos para distribuir raciones de comida; los frascos los lavamos y usamos para llevar dulces; los libros rotos se arreglan, todo se usa”.Hace unos meses, por ejemplo, recibieron una donación en lana de oveja, contó que entonces, “con un grupo de madres, lavamos a mano la lana, e hicimos acolchados con las mantas y sábanas que teníamos, se usó toda la lana y se hicieron un montón de lindos acolchados”.En el comedor, donde funciona también la huerta, trabajan activamente las madres de varios de los niños que acuden. “Ellas hacen la comida, amasan pan, lo hacen con alegría y por suerte todas trabajamos a la par”, detalló. DestinosEn lo que refiere a la distribución de la ayuda recolectada, el colectivo Trabajo, Alegría y Saber ya llegó a numerosos barrios apostoleños, pero también a comunidades mbya de Santa María, barrios de Concepción de la Sierra, escuelas de Iguazú y Eldorado, y hasta a poblaciones de Colonia Liebig, en Corrientes.Además, realizan festejos del Día del Niño y colaboran en el armado de eventos sociales en los barrios. “Una de las niñas del comedor, hace poco cumplió quince años. Nunca antes había tenido la posibilidad de festejar un cumpleaños. Y entonces nos propusimos, con la ayuda de las madrinas, hacer su cumpleaños de quince. Se consiguió un hermoso vestido, zapatos, torta, comida, todo a través de donaciones y del trabajo de voluntarios, y salió una fiesta hermosa”, contó Avelina. Como ayudar“Repito que todo viene bien, desde alimentos, ropas, shampoo, ollas, pañales, jabón, sábanas, platos, todo”, enumeró Avelina y agregó que “también necesitamos voluntarios, gente que quiera ayudar, que quiera sentir la alegría de poder dar una mano a los que necesitan cosas materiales, pero también afecto y cariño, especialmente los niños”.Quienes deseen comunicarse con Avelina Dalcolmo para conocer más acerca de su actividad solidaria y el trabajo de la fundación; o bien para realizar donaciones pueden comunicarse al teléfono fijo 03758 423647.





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