La Virgencita y Los Polvorines, San Pedro ( Por Martín Sereno). La noche del 7 de septiembre del 2009 el municipio de San Pedro y especialmente su zona rural fueron sacudidos por un tornado que arrasó con cientos de viviendas, escuelas, galpones, producciones agrícolas de todo tipo y que dejó tras sí el lamentable saldo de 11 muertes, muchos heridos y una economía regional destruida. Inmediatamente y dada la magnitud del desastre todo el país se movilizó para auxiliar a las víctimas de esta tragedia, funcionarios nacionales y provinciales recorrían la devastada zona haciendo un recuento de los daños y anunciando que no escatimarían esfuerzos para recomponer rápidamente la situación.Pasaron cuatro años y PRIMERA EDICIÓN volvió una vez más para recorrer la zona y documentar la verdadera situación de los sobrevivientes a través del diálogo directo con ellos.“La tragedia asoló nuestra vida y no recibimos ningún tipo de ayuda”Ana de Mattos vivía junto a su madre, su hermana y sus dos hijas, la casita donde vive está ubicada en el lugar donde estaba su anterior morada, la cual fue arrancada por el violento viento y de la cual no pudo recuperar nada. El tornado también se llevó la vida de su madre Analía (69) y de su pequeña hija Patricia que tenía tres años. Ana es una mujer valiente que aún hoy lucha para superar la tragedia y “mira para adelante”, como ella misma dijo. “Yo he sufrido varias operaciones, tengo varios huesos quebrados, para mí es muy difícil hablar, hablar me hace recordar y eso me produce mucho dolor, quedé sola, sola con mi hija que está en el colegio, a mi mamá y a mi hijita Patricia las perdí esa noche, yo me salvé porque Dios quiso, me quebré el brazo, la pierna, sufrí fuertes golpes en la cabeza, en la espalda, quedé muy lastimada pero sigo viva, mi hija mayor también quedó muy lastimada sufrió golpes en la cabeza y temo que tenga alguna lesión”, expresó Ana.“El tornado provocó esta tragedia que nunca esperé, esta tragedia que asoló mi vida, y no recibimos la ayuda que necesitábamos”, aseveró. “Estamos abandonados ni siquiera recibimos buena atención en el hospital, no nos atienden, ni ahora ni antes, cuando fue lo del tornado a mí me llevaron a Eldorado estuve internada cuatro días y después el doctor me vino a dar el alta y me dijo que me vaya, yo le decía no puedo caminar y me contestó que: “si no podes caminar entonces andate volando”, así me trató, de ahí fui a San Pedro donde me hicieron una placa y detectaron que tenía una pierna quebrada: recién 15 días después se dieron cuenta que tenía la pierna quebrada!”“Ayuda a San Pedro vino mucha, pero fue mal repartida, a nosotras nos dieron sólo esta casita y en una oportunidad nos dieron 4.900 pesos, nosotros pasamos hambre, no teníamos ropa, no teníamos ni olla para cocinar no teníamos comida, yo estaba débil de cuerpo y de alma no tenía fuerza. Todos sabíamos o suponíamos que vinieron muchas cosas, pero acá no llegaron, estaba tan débil que me quedaba en la cama y lloraba solo podía hacer eso.“Esta es la casita que nos dieron, totalmente vacía solo la heladera y esas sillas y una cama que duraron menos de 6 meses, se rompieron enseguida, la instalación eléctrica nunca funcionó bien y el baño jamás anduvo”, relató. “El Gobierno tendría que habernos ayudado, yo quedé toda lastimada, antes era productora de tabaco ahora ya no puedo, pero no pido para mí, sino para mi hija, la que está viva, que es joven, que está estudiando y quiero que la ayuden a ella, que le den una beca que pueda seguir estudiando para mí es casi imposible sostener el costo del pasaje ella después quiere seguir pero sí no conseguimos una beca va a ser imposible”, agregó. “El gobierno nos ayudó muy poco y no vinieron nunca más”“Fue todo en un segundo, no dio ni tiempo a prepararse, primero vino un silencio absoluto, un silencio que lastimaba los oídos y después ese zumbido que arrasó con todo en un segundo, lo único que alcancé a hacer fue agarrar una frazada y con ella envolvernos todos”, relató Ramón Víctor Geroldi, quien vive en El Polvorín junto a su esposa y sus tres hijos de 6, 13 y 16 años, recordando así el momento de la tragedia.“Por suerte nadie de la familia sufrió heridas graves, pero el tornado se llevó todo lo que teníamos, 120.000 plantas de tabaco, 3 galpones de 30 metros por 12, destrozó el potrero de casi 20 hectáreas que teníamos ya con pastura y todo; perdimos animales, la reforestación de eucaliptus de 8 años, nos rompió la casa y la destechó toda también, ni que hablar de los chiqueros, el maicero, todo. En resumen, en esos escasos segundos perdimos el esfuerzo de toda la vida”.Consultado Ramón acerca de qué ayuda recibió o que elementos le fueron repuestos para volver a producir, precisó que como toda ayuda recibió 17.000 pesos en efectivo, un galponcito de 24 por 12 y el techo para la casa, muy poco comparado con los más de 350.000 que él estimó en pérdidas.Para tener una idea: “Esos 17.000 pesos no me alcanzaba ni para pagar la deuda de insumos con la compañía de tabaco de lo que me arrasó el tornado, deuda que aún hoy a cuatro todavía estoy pagando y me sumaron los intereses, con lo que se fue a más de 20.000 y por ello cada vez que cobro el retorno me descuentan el 60%”, detalló. “Para poder plantar ese año un vecino me prestó unos plantines, unos veinte mil más o menos, porque una vez pasado el peor momento nos pusimos a trabajar, yo esperaba que me provean de herramientas o mudas, ya que no podía producir que me perdonen la deuda, pero nada, quedé endeudado como si hubiese sido responsable de lo que pasó y todavía hoy estoy pagando”, agregó. “El gobierno con nosotros no hizo prácticamente nada, perdimos todo y no hicieron casi nada, nunca más vinieron y te doy otro ejemplo, estuvimos 6 meses sin pagar la luz, que nos dijeron que eran de gracia, pero cuando vino la primer boleta nos vino por 900 pesos y luego otras dos de 700 y pico de pesos, es decir nos cobraron esos 6 meses todos juntos”, recordó.Absolutamente nadaPedro Damián Silva tie
ne 60 años y con el tornado el perdió su casa, voló completamente todo. “Cuando voló mi ranchito quedé sin nada, por suerte ese día yo no estaba en casa y entonces físicamente no sufrí ningún daño”, recordó a este Diario.“Luego yo había hablado con una señora que dijo ser contratista y que formaba parte de los encargados de adjudicar las viviendas, pero pasó mucho tiempo y no se acercó nadie, entonces al no tener novedades hablé con otras personas e inclusive me fui hasta San Pedro para hablar con el intendente Wolfart (Orlando), él me dijo que iba a solucionar todo, que me quede tranquilo y que me iban a dar la vivienda, no recibí absolutamente nada”, lamentó. Silva señaló que “ni un solo clavo recibí, la casa todavía me la estoy haciendo, no pido mucho, me gustaría que aunque sea me ayuden con el techo porque no voy a poder comprarlo y que colaboren conmigo con una bomba de agua porque para traer el agua para mí y para los animales tengo que acarrear los baldes cerro arriba lo que me dificulta mucho, y si uno no cría unas gallinas y unos chanchos está difícil la alimentación en la chacra”. “Lo único que pido es que no se olviden de nosotros”Devastado se siente José Moraes (57) de El Polvorín, quien sufrió la pérdida de su suegra y una sobrina, daños físicos y psicológicos que aún no puede superar. “La casita de mi suegra estaba ubicada frente a la mía, el tornado la arrancó y hasta hoy no pudimos encontrar ni un pedacito de ella. Mi sobrina murió, la encontramos a 20 metros de donde estaba la casa, a mi suegra la encontramos toda rota en una zanja, y mi cuñada, que se salvó sufrió quebraduras por todos lados. Yo me salvé por milagro, estuve varios días internado y luego unos meses con tratamiento porque quedé mal, quedé mal de los pulmones y quedé traumado, todavía hoy no estoy bien”.“Recibí mucha más ayuda de los conocidos que del Gobierno que me dio esa casita y un baño instalado que no sirve para nada, está mal hecho”, comentó. Morae recordó que tenía “casa, galpón, animales, carro de buey, motosierra, tabaco, maíz, reforestación, tenía tres hectáreas de eucaliptus, pero el tornado se llevó todo, mi tajamarcito quedó seco, vacío, sin agua y sin peces también”. “Yo era un colono parado, tenía de todo y quedé sin nada, no quiero ni calcular cuánto perdí pero sí sé que lo único que me dieron es esa casita de hornero que tuve que agrandar para no vivir apretado y eso que quedamos sólo mi esposa y yo”, agregó. “Vino mucha ayuda de afuera para el municipio, pero las cosas que vinieron para nosotros como la ropa, los muebles, cosas para la casa, no nos llegó nada de eso, habría que preguntarle a Wolfart que pasó con todo eso. No es fácil, uno se entera de cosas, de muchas cosas que habría que investigar”, consideró. Entre la impotencia y las necesidades, Moraes señaló que a medida que pasa el tiempo los habitantes de la zona se enteran de ayudas que habían sido enviadas pero que los vecinos nunca recibieron. “Muchas cosas quedaron en el camino, se desviaron o alguien se embolsó, no sé, alguien tendría que investigar, lo que llegaba a los galpones del municipio de San Pedro no se sabe adónde fue” y agregó que “también pasó que acá hubo gente que no perdió nada, gente que ni siquiera vivía acá y sin embargo recibieron mucha ayuda, ayuda que no les hacía falta, con la plata que les dieron se compraron autos 0km, yo se lo dije esto a la gente del Gobierno y a muchos periodistas, pero lo dejaron oculto, los que más perdimos fuimos los que menos recibimos”. Más allá de las necesidades, Moraes nuevamente que “no se olviden de nosotros y que por favor esto no se repita nunca más”.





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