SAO PAULO, Brasil. (Sergio Alvez, enviado especial). En el marco del Encuentro Nacional de Afectados por Represas que se realizó en esta ciudad, con una concurrencia de más de 6 mil personas oriundas de todo Brasil y de 17 países, los niños no son meros acompañantes de sus padres. Es que entre la gran cantidad de espacios multidisciplinarios que se montaron dentro del Centro Municipal de Campistas – Cemucam- se destacó por su colorido, una singular guardería, donde los niños, entre juegos y mucha alegría, aprenden a comprender su propia realidad: todos ellos son afectados de distintas represas. Se trabajó con métodos pedagógicos que parten desde lo lúdico, para abordar temáticas como las consecuencias de las represas, la soberanía alimentaria, y distintas aristas que son ejes del encuentro, pero por supuesto, adaptado a la simpleza para la perfecta comprensión de los chicos. Coordinaron y trabajaron en la guardería, un grupo de docentes, padres y madres del Movimiento Atingidos por Barragems -organizadores del mega evento- y el espacio además, sirve para que los mayores puedan acudir a las exposiciones, debates y demás actividades “Uno de los objetivos que teníamos era poder desarrollar un trabajo con los niños, que sea divertido y útil a la vez, poder hablar con ellos de cosas que escuchan todos los días hablar a su padres, pero que ellos no terminan de comprender. Acá les explicamos las cosas con sencillez, adaptando juegos y dibujos, teatralizando todo, y dejamos que ellos pregunten y den su propio punto de vista. La guardería estuvo siempre llena”, explicó a PRIMERA EDICIÓN la docente Denise, una de las coordinadoras del espacio. “Son niços que debieron atravesar junto a sus familias, el trauma de haber sido expulsados forozosamente de sus territorios originarios debido a la construcción de represas. Por eso tienen muchas preguntas siempre, y acá van entendiendo lo que les sucedió y porque es importante que no se sigan haciendo represas. Con orgullo vemos que estos niños aprenden velozmente, sin problemas”.agregó. En el salón donde está funcionando la guardería, los chicos saltan sogas, pintan, juegan fútbol, hacen teatro, aprenden a tocar instrumentos musicales y aunque suene extraño, debaten sobre represas y medio ambiente"."El dolor del desarraigo es siempre una herida muy fuerte, que los niços sienten tanto como los adultos, por eso en este lugar tratamos de hablar mucho con los chicos y que saquen lo que tengan para decir, queremos hacernos bien entre todos, porque todos somo afectados, y tenemos dolor, pero también alegría en la lucha, y justamente esa lucha, tiene a nuestros niños como combustión, porque luchamos para que ellos no deban sufrir más porque culpa de nuevas represas” indicó otra de las docentes.





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