POSADAS. “El Rati Horror Show” marcó un antes y un después, y no solamente en la cinematografía argentina. La película-documental estrenada en 2010 denunció toda una serie de irregularidades en la investigación por la denominada “Masacre de Pompeya”, por la que Fernando Carrera (35) fue condenado en principio a 30 años de prisión.El film reveló cómo el hombre, proveedor de artículos de gomería, casado, con tres hijos y hasta ese momento sin antecedentes penales, terminó preso tras una causa armada por la Policía y “homologada” por la Justicia, luego de que el 25 de enero de 2005 arrollara a cinco personas -tres de las cuales murieron- que cruzaban la avenida Sáenz de ese barrio porteño después de recibir ocho impactos de bala por parte de policías que lo confundieron con un delincuente.La película fue determinante para que el caso trascendiera a la opinión pública nacional. Y fue también la piedra de base que llevó a que en junio de 2012 Carrera recuperara la libertad después de que la Corte Suprema de Justicia de la Nación ordenara revisar aquella primera sentencia.Carrera estuvo siete años presos y, entonces, volvió a la calle. No obstante, hace menos de un mes, la Justicia volvió a condenarlo, ahora a 15 años de prisión, en una sentencia polémica que aún sigue en discusión.El artífice de esa producción, que reveló un grave y oscuro accionar, fue el aviador devenido en investigador y cineasta Enrique Piñeyro, quien ayer estuvo en Posadas para disertar sobre el “error judicial” invitado por el Colegio de Abogados de Misiones y, en diálogo con PRIMERA EDICIÓN, dejó mucho más que opiniones y explicó en qué consiste el “Proyecto Inocente”, que busca articular en el país.¿Cómo conociste el caso y qué te llevó a realizar la película?Lo conocí gracias a mi hijo, que me mostró un video de Internet de un programa de Nelson Castro. Mientras lo veía, decía “bueno, una historia más de esta Argentina, más de lo mismo, otra vez sopa”; hasta que apareció hablando la jueza Beatriz Bistué de Soler (N. de R.: una de las camaristas del Tribunal Oral en lo Criminal 14 de Retiro, que condenó a Carrera a 30 años). Ahí dije “mamita, en qué manos estamos”, porque me sorprendió su verba bizarra, su nivel intelectual y su endebleza argumental. Un juez es alguien que tiene que reconstruir un hecho y dictar sentencia sin haber estado en la escena, sin conocer a los imputados y todo en base a testimonios y pruebas. Es un ejercicio de abstracción no menor con consecuencias mayores. Y ver que ese ejercicio estaba en manos de una persona con esas facultades académicas y discursivas, la verdad es que me entró un pánico enorme. Ahí me di cuenta de que todos somos pre víctimas de la situación que vive Fernando Carrera y que, si no hacemos algo de verdad, nuestras garantías constitucionales van a terminar en un tacho.¿Considerás que hay una‘deshumanización’ de la Justicia? En realidad, creo que para perder algo, antes hay que tenerlo. Yo creo que en una enseñanza como la que están recibiendo los futuros abogados no se está cultivando tener cierta sensibilidad con respecto al hombre al que se le sigue un proceso. Hoy en las escuelas de leyes es “más macho” el que sabe más artículos de memoria. Yo mismo he utilizado ese truco para “chuzar” a algunos abogados: “¿usted sabe lo que dice el artículo tanto”… Ahh, ¿ve?”. Es estúpido, es como la lista de chequeo de un avión, no te la aprendes de memoria. Y no tiene que importar eso. A mí me interesa que un juez pueda leer las cosas con discernimiento. Y eso no se enseña en la facultad.¿Qué significó para vos“El Rati Horror Show”?Me puso en contacto con lo dramático del sistema judicial, que es destructivo y está minando las bases de la convivencia, porque cuando el mismo Poder Judicial no respeta el acuerdo de convivencia social, que es la Constitución Nacional, estamos muy complicadosEl film mostró también el costado oscuro de ese sistema judicial…Y es que no hay reglas, las que tienen, se cambian; las que no se pueden cambiar, se interpretan en sentido literalmente opuesto. Esto parece chino, sin ser despectivo, porque el idioma chino es “tonal”, si vos terminás una palabra en agudo, quiere decir una cosa, si la terminás en tono grave, otra. Así funciona prácticamente el sistema judicial, como si estuvieramos escuchando chino, según lo ascendente o lo descendente del tono, según lo grave o lo agudo. La misma palabra es también lo opuesto. Quiere decir vida. Y también muerte.¿Volviste a ver a Fernandodespués de la nueva condena? ¿Qué te pareció ese fallo?La verdad es que no volví a verlo luego del fallo, pero hablé varias veces por teléfono con él. Está muy mal anímicamente, su familia está destruida. Y es lógico: lo anómalo sería que alguien no enloquezca después de todo lo que tuvo que vivir en estos años.Sobre esta última sentencia de Casación, debo decir que es aberrante. Deja el artículo 18 de la Constitución Nacional flotando en el Paraná. Yo lo leo y no puedo creer que señores grandes, ya no jueces, adultos, ni siquiera adultos, tipos de más de veinte años, escriban eso. La verdad que no lo puedo creer. Pero nosotros vamos a seguir hasta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, hasta todos los organismos nacionales e internacionales, hasta donde haya que llegar. Sinceramente, creo que la brutalidad de todo esto no se puede siquiera medir en palabras.Después de la película,¿has recibido otraspropuestas de ese tipo?La verdad es que las llamadas no han parado. Por eso empezamos con el “Proyecto Inocente” (N. de la R.: en inglés, Innocence project, su página web es www.innocenceproject.org), porque de alguna manera nos dimos cuenta de que generamos una demanda que no estamos en condiciones de resolver. Hay muchos presos que me llaman a mi teléfono y me hablan como si fuera su abogado. Yo les digo que paren, que no presenté nada, mirá que con Carrera venimos peleando varios años, y la estamos peleando bajo dos metros de agua…¿En qué consiste elProyecto Inocente?En realidad, se trata de una ONG que nació en Estados Unidos en la que estudiantes de Derecho canalizan los reclamos de inocencia de los condenados (N. de R.: esa organizaci&
;oacute;n ya ha logrado la liberación de más de 250 prisioneros en aquel país). Nosotros queremos que los estudiantes vayan a la calle y entrevisten a un testigo, vayan al Penal y hablen con un preso, una y 50 veces. Que usen los zapatos. Porque si no, la profesión del abogado se reduce a llevar un papel, volver a la oficina, hacer un contraescrito o ir a sacar fotocopias. Básicamente es una carrera de fotocopiadores y escritores compulsivos que terminan escondiendo en un metro cúbico de papel la mínima posibilidad de llegar a la verdad. Y la intención es replicarlo en nuestro país, ser una filial argentina de esa ONG, que ha puesto el dedo en un tema de derechos humanos muy contemporáneo e internacional, porque esto no pasa solo en la Justicia de acá.Entonces, es una problemática vigente en otras latitudes…Te sorprenderías de los lugares en los que pasa, obviamente por razones distintas, no por la corrupción descontrolada que hay acá. Por ejemplo, en la última conferencia de Proyecto Inocente había un delegado noruego. Y yo le preguntaba con algo de incredulidad si realmente había presos inocentes en Noruega. Y sí, efectivamente. Todos los sistemas judiciales tienen errores. El tema es que una cosa son los errores de buena fe y otra son los errores que, en realidad, no son errores, sino causas armadas. Y acá cuesta mucho hablar de error judicial, acá en realidad hablamos de causas armadas. Me pasó también con el representante de Irlanda: después de que me tocó exponer, se me acercó y me dijo que todo lo que había contado sobre Argentina pasa igual en su país, probablemente en menor escala, pero pasa. Es un tema de derechos humanos de la sociedad moderna que está pasando desapercibido.El “error judicial”. Ese debeser el objetivo…Sí, es que en las universidades no hay cátedras de error judicial o, por ejemplo, de error médico. En aviación estudiamos los accidentes, sobre todo por lo costosos que son, pero parece que en las profesiones “liberales” el error es un tema del que no se habla, no se estudia y no se aprende. Y lo grave es que, entonces, no se aprende cómo detectarlo ni mucho menos cómo hacer para remediarlo. El curso de “error judicial” quedó formalmente abiertoCerca de las 16 de ayer, como estaba previsto, Piñeyro abrió el curso intensivo “Prueba y Error Judicial: la verificación de los hechos desde la perspectiva de Luigi Ferrajoli”, organizado por la Universidad Gastón Dachary y la Comisión de Jóvenes del Colegio de Abogados de Misiones.“Está destinado a estudiantes y abogados, abordando la cuestión del error judicial. Y en ese tipo de trabajos críticos ya es un paradigma la película de Enrique Piñeyro, que ya es parte dentro de la antología criminal argentina”, explicó el letrado Eduardo Paredes, uno de los organizadores.El abogado explicó que ya utilizaron el film hace unos tres años, “aunque ahora tenemos la suerte de tener aquí a Enrique, para que nos explique su trabajo en detalle y también el Proyecto Inocente, porque los errores judiciales no se cometen sólo aquí y, en otros lugares, hasta cuestan vidas”.El curso tendrá una duración de dos meses y se llevará a cabo todos los viernes de 16 a 18. Disertarán importantes profesionales del ámbito judicial de la región, como el doctor Nelson Pessoa, de la Universidad Nacional del Nordeste. Los interesados pueden recabar más información en el Colegio de Abogados local o al (0376) 4438677.




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