POSADAS. El actor Ricardo Darín descubrió una “lamentable” coincidencia entre la ficción que protagonizó y el caso Ángeles, que conmovió al país.“Ángeles podría haber sido mi hija o mi sobrina. Vivo muy cerca del lugar. Te genera estupor. En estos días me di cuenta que hay algunos puntos en común. Una coincidencia trágica”, señaló.Es que la historia ocurre en un edificio, en donde se produce un secuestro, y hay frases que pueden llegar a relacionarse.Sin embargo, Ricardo remarcó que nada tuvo que ver con esa historia: “Me molestaría que alguien pueda suponer que estas similitudes han sido pensadas, cuando esto fue grabado mucho tiempo antes”.En cuanto al caso Ángeles, rogó porque no quedara impune, como tantos otros.En el ámbito familiar, el actor no pude evitar mostrarse orgulloso de su hijo “Chino” Darín, quien está dando sus primeros pasos en la actuación y se luce en la tira de Pol-Ka, “Farsantes”.La película es un thriller sobre la fragilidad de muchas realidades que asumimos como cotidianas y sobre lo cerca que estamos del monstruo más terrible al que todos debemos enfrentarnos: aquel que llevamos dentro.En relación a ese vínculo, Rueda especificó que “cada actor tiene su forma de trabajar, hay quien por ejemplo no le gusta improvisar sobre los personajes y en este caso a él le gustaba y a mí también”. Trama de una gran historiaEn “Séptimo” un hombre y una mujer recién divorciados se ven afectados por la decisión de la mujer de irse a vivir a España junto a los dos hijos de la pareja. Una mañana, como es habitual, el padre pasa a buscar a los chicos por el departamento del séptimo piso del viejo edificio porteño donde convivían para llevarlos al colegio, pero momentos antes de partir algo inesperado ocurre y sus vidas cambian para siempre.Logrando combinar sutilmente la ficción y la realidad, la trama se irá armando como un rompecabezas donde la tensión y la sorpresa juegan papeles muy importantes y agudas observaciones psicológicas podrán desencadenar lo impensado, porque, como decía el maestro del suspenso Alfred Hitchock, nada es lo que parece. El segundo largometraje de Amezcua, que transcurre en Buenos Aires y hace un singular foco en la capital argentina, suma en su reparto otros aportes argentinos, como el de Osvaldo Santoro, Jorge D’Elia y Luis Ziembrowski.





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