SAN PEDRO. Un agente fue trasladado por orden de la Jefatura de Policía desde la comisaría donde prestaba servicios a otra dependencia, tras conocerse una denuncia en su contra por agredir físicamente a un menor de trece años discapacitado. El caso, que conmocionó a la pequeña localidad de Tobuna, ubicada a unos 36 kilómetros de San Pedro, salió a la luz en las últimas horas y actualmente es investigado por la Justicia Penal y en forma interna por la citada fuerza de seguridad. Fue fundamental el boca a boca de los vecinos de la zona para que los efectivos tomaran cartas en el asunto, teniendo en cuenta que el agente involucrado era “de temer” por sus actitudes y proceder violento, según trascendió. De esta manera y teniendo en cuenta que por “miedo a represalias” nadie se animaría a radicar una denuncia, una comisión policial buscó al padre del chico agredido y lo trasladó hasta la comisaría de San Pedro. Una vez allí el hombre efectuó la presentación penal que permitió que intervenga la Justicia y asuntos internos de la Policía. El denunciante relató que todo comenzó con el robo de un televisor a un vecino de la zona, y que un día se presentó en su domicilio situado en un boscoso paraje llamado Santa Cruz del Monte (en jurisdicción de Tobuna), un agente de Policía acompañado por al menos dos personas de civil, uno de los cuales era el damnificado por el ilícito. En esos momentos, explicó el padre del chico, él no se hallaba en el lugar, solamente su hijo y la madre. El uniformado increpó al jovencito y lo acusó del robo e incluso le dijo que fue con el denunciante para que le conteste dónde había dejado el televisor ajeno. Ante la negativa del menor, que en todo momento decía ser inocente, el efectivo habría ingresado hasta el patio del domicilio, donde agredió físicamente al jovencito. “Le pegó varios ‘chipaí’ por la cara”, habría referido el denunciante ante la guardia de turno en la seccional de San Pedro. Poco después, relató el padre, llegó a su casa y encontró a su hijo, quien tiene problemas de movilidad, llorando por los golpes que recibió y además por las amenazas que le habría proferido el policía si no “confesaba el robo y decía donde estaba el televisor”, indicó un vocero del caso. “Un sheriff despiadado”Un portavoz de la fuerza confió a PRIMERA EDICIÓN que cuando la Jefatura se enteró de la grave acusación que pesaba contra el agente una comisión encubierta viajó a Tobuna, donde establecieron, mediante testimonios de algunos vecinos, que el efectivo en cuestión se comportaba en los últimos días como un “sheriff despiadado, más propio del Far West que de los tiempos actuales”. Las fuentes revelaron que “muchas personas mencionaron que todo comenzó cuando el sargento a cargo del Destacamento Tobuna se fue de vacaciones. El agente quedó solo, sin jefe o alguien a quien responder. Realizaba interrogatorios e incluso se supo que al menor discapacitado también lo llevaba de un lado a otro, sin permiso de padre o tutor, haciéndole preguntas e incluso se cree que lo intimidaba, configurando un maltrato psicológico grave”. En forma inmediata y como medida preventiva desde Jefatura ordenaron que el agente sea trasladado desde Tobuna hacia la comisaría de Bernardo de Irigoyen, donde actualmente presta servicios. Cabe agregar que al efectivo le prohibieron utilizar su pistola reglamentaria, desde que habría intentado quitarse la vida disparando a una garrafa de gas.





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