LIMA, Perú (Medios Digitales). Como en otros países de la región, las protestas de ciudadanos indignados contra la corrupción llegaron a Perú, que acaba de vivir las mayores marchas políticas en más de diez años, y forzaron al presidente Ollanta Humala a hacer una limpieza de gobierno y a tratar de compartir los beneficios de una década de boom económico.Muchos de los manifestantes que salieron a las calles en las últimas semanas eran jóvenes de izquierda de clase media que, hace dos años, votaron por Humala, pero ahora dicen que tanto el Presidente como el resto de los políticos se alejaron peligrosamente de la gente.Ex militar y ex ultranacionalista, Humala se comprometió a distribuir en mayor medida los beneficios que le reportan a Perú su tasa de crecimiento del 6% anual, su récord de reservas y su superávit fiscal.Humala satisfizo a los inversores con la continuidad de las políticas de libre mercado, pero sus detractores dicen que no avanzó mucho en las “grandes transformaciones” que prometió. De allí que con un cuarto de la población bajo la línea de pobreza y el crimen y la corrupción generalizados, sus índices de popularidad se desplomaron.





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