OBERÁ. En las últimas semanas Campo Ramón se vio conmocionado por un hecho que generó el interés de propios y extraños. La historia de una joven de 15 años que comenzó a manifestar trastornos en su personalidad. La menor es alumna del Bachillerato 16 de ese municipio, actualmente está internada el sector de psiquiatría del hospital SAMIC de esta ciudad. Su caso sacudió la tranquilidad habitual de los vecinos.Desde la institución educativa, el director Jorge Almeida, contó que “puedo contar lo que la madre de la chica me relató a mí: ella antes de las vacaciones de julio, tuvo un accidente y cayó, quedó paralizada. La llevaron al Samic le hicieron los estudios y le dijeron a la familia que no tenía nada y le hicieron la derivación a Posadas, allá tampoco le encontraron nada. Luego fue derivada al hospital Garrahan de Buenos Aires. Cuando la recibieron le explicaron que podían ocurrir dos cosas, o que tuviera un problema en la médula o que el problema era psicológico. Le hicieron todos los estudios y le dijeron a la madre que lo que ella tenía era un problema psiquiátrico y que le derivaban al hospital de Oberá. La madre me presentó la historia clínica, se la mostré a la pasicopedagoga, le mostré la documentación y ella la derivó al hospital para empezar con el tratamiento”.Sobre la versión sobre un “juego de la copa” que habría derivado en el trastorno que hoy sufre la adolescente, el directivo sostuvo: “En el colegio, en horario escolar es imposible que hayan jugado. El recreo dura entre 5 y 7 minutos, no hay tiempo material para hacerlo, hablamos con los alumnos y dieron varias versiones que si se juntan son ilógicas”.En el colegio, la joven habría mostrado el primer inconveniente ante una situación de estrés provocada por un examen de inglés. Ese día se le endurecieron las piernas y no podía caminar de dolor, pero gracias a la contención del preceptor y docentes logró superarlo, se calmó y salió caminando.Las autoridades educativas reconocieron que sin un alta médica no le van a permitir a la joven volver a la institución porque es un riesgo, hay responsabilidad civil. Reconocen que el problema es delicado y no se lo puede abordar con liviandad.“La madre me había dicho que ella iba a abandonar la escuela este año, pero eso fue antes de que surja todo esto. Había dicho que iba a retomar los estudios el año que viene, pero que la chica pedía venir a charlar con sus compañeros de curso”, remarcó el director.Por su parte, el padre Guillermo Hayes, capellán del hospital, manifestó que “hay que tener mucha prudencia, todavía no estoy convencido de que es algo muy fuera de lo normal. Yo estuve con la chica hoy (por el jueves), recé con ella y estaba muy tranquila. No podemos llegar a conclusiones demasiado rápidas, en otras ocasiones la visité y mi experiencia es casi siempre igual. Sobre el exorcismo, la decisión es del obispo e la diócesis, depende de la información que él recibe. En mi humilde pensamiento y sin ser un experto, yo prefiero esperar la opinión del padre Bronislao”.“El fin de semana ella participó de la misa que celebré en la capilla San Roque, que está dentro del predio del hospital. Me sorprendió la tranquilidad de la joven. Cuando llegamos al momento de la comunión se desmayó, cayó en el piso, pero esto puede pasar por emoción, presión de sangre o por diferentes motivos. Ella acepta la oración, recé oraciones simples invocando el nombre de Jesús y de vez en cuando la voy a seguir visitando”, agregó el sacerdote.Testimonio Carlos, abuelo de la joven, sostuvo: “Estamos pasando momentos económicos difíciles porque no tenemos obra social, estamos en el hospital. A ella le agarran unos ataques, ya le hicieron estudios en Posadas y Buenos Aires y salieron todos bien, no tiene nada. Es como que hay algo metido adentro de ella, pedimos a los curas o a alguien con poder para ayudarnos a sacar ese espíritu que tiene. Tiene actitudes raras, no normales, cuando le dan los ataques tiene mucha fuerza y no se la puede sostener y busca matarse. Ella nombra a una persona que le pide que se ahorque o se tire debajo de un auto, los ataques son cada vez más frecuentes, siempre empiezan después de las 3 de la tarde y hasta la noche, a la mañana está tranquila. Los médicos lo único que hacen es darle sedantes y de última cuando el ataque es grande la hacen dormir.Ella en Pascua tuvo como una parálisis y la llevamos a Posadas, y después al Garrahan y salió todo bien y se normalizó. Al mes de volver comenzó con los ataques, estamos pasando un momento difícil, necesitamos apoyo espiritual.Estuvieron curas y pastores, ahora no permiten entrar a nadie porque se acumuló mucha gente, ahora se restringe las visitas, pedimos orar y rezar.Ella cuando ve la cruz , el rosario o la biblia se pone malísima y le agarra el ataque. Averiguamos que en el colegio, los chicos hicieron el juego de las copas o los naipes, ella dice que no participó pero no descarta que le hayan involucrado.Ella no tiene nada, come bien, los primeros ataques fueron terribles porque se levantaba para arriba y no la podíamos sostener, ahora mermó un poco bajo efecto de sedante. Viene dos o tres veces por semana una psicóloga que habla con ella.El fin de semana fue a la misa, estaba tranquila y cuando comulgó se desplomó y le dio el ataque, es como si tiene algo contra Dios. Estamos pasando un momento muy difícil, de mucha angustia, nos sentimos impotentes”, finalizó.





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