POSADAS. Una de las referentes internacionales en el estudio y tratamiento de las conductas agresivas y violentas, la israelí Zipora Shechtman, disertó en esta ciudad como invitada de lujo de la Jornada de “La educación como herramienta de construcción social”. Se trata de la presidenta de la American Psychological Association y del Comité de Necesidades Emocionales de los Niños Dotados del Ministerio de Educación de Israel. No habló con los medios de comunicación pero PRIMERA EDICIÓN participó de su disertación donde la investigadora dio cuenta de lo aprendido en cuarenta años de trabajo en el campo de las conductas agresivas, tanto en niños como adultos. “El problema de la violencia existe y está todo el tiempo con nosotros, aparece en los medios cuando son casos extremos, pero lo que vemos en las escuelas es agresión día a día: entre los niños, entre los docentes, entre los padres y en las familias”.La especialista definió como agresión a “cualquier tipo de acción o acto con intención de lastimar a alguien” y de inmediato reflexionó acerca de la intención. “Un alumno que rompe su boletín ante el maestro ¿eso es agresión? Algunos docentes simplemente dirán que al chico no le gustan sus calificaciones o que tiene miedo a mostrárselas a sus padres. Otros sentirán que su trabajo para completar los boletines no fue valorado por el alumno y sentirá la agresión en su contra. Cuando trabajo con docentes trato de hacerles entender que hay que tratar de entender la conducta del niño. Si los docentes piensan que esta conducta es contra ellos, el conflicto aumentará y el problema será mayor. Lo mismo ocurre con los padres y sus hijos adolescentes”. Indisciplina versus agresiónZipora advirtió la necesidad de diferenciar las conductas agresivas de los problemas de disciplina. “Un colega mío en Israel sostiene que todas las situaciones que generan un conflicto en la clase tiene que ver con la agresión. Yo no creo que eso sea cierto. Tenemos en clases alumnos que tienen discapacidades, niños con trastornos por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), niños con conductas agresivas que no necesariamente son agresivos”, señaló. La especialista habló sobre distintos tipos de conducta agresiva. “Un tipo de agresión es el bullying. Muchas personas creen que el bullying y la agresión son lo mismo. Pero son muy diferentes, la forma en que razona un niño agresivo es muy diferente a la del niño que hace bullying. Bullying significa que sos más fuerte y te juntás con otros para ejercer poder contra otra persona. Pero los agresores no son necesariamente los más fuertes, en realidad creo que son bastantes débiles. Sólo parecen ser fuentes. Las personas que hacen bullying no son conscientes del daño, pueden lastimar a alguien pese a no tener la intención de lastimarlo en sí, lo hacen simplemente porque quieren demostrar su fuerza ante los demás”. Otro tipo de agresión es la relacional, la que se da entre personas bastante cercanas, como hermanos o amigos. “Por lo que hemos investigado nos dimos cuenta que no sólo los niños son agresivos, sino también las niñas, especialmente en este tipo de agresión relacional”. También está la autoagresión. Palabras que lastiman Diferenció la agresión proactiva y la reactiva. “La reacción proactiva es la que encontramos en los delincuentes, que deciden que quieren tomar algo por la fuerza. En la agresión reactiva alguien se pone nervioso y reacciona. La mayoría de los niños son agresores reactivos, no proactivos. “me sacó el lápiz y lo lastimé”. Muchas veces preguntamos ‘¿Qué te hizo?’, ‘nada, me miró’, responden. Esta es la principal agresión que vemos en las escuelas. Esta agresión puede ser expresada de manera directa (física) o indirecta (verbal)”.La experta advirtió que no hay que minimizar la situación cuando la agresión indirecta o verbal “las investigaciones demuestran que los niños que recibieron una agresión verbal como bullying mantienen -en distintos grados- conductas agresivas hasta los treinta años. Tiene efectos muy serios. Mi esposo (el Premio Nobel de Química 2011, Dan Shechtman) me decía que se está armando un problema muy grande de todo esto, que cuando él era chico todos se ponían apodos, el gordito, el petizo… y nadie prestaba atención a eso. Pero ahora sabemos que tenemos que detener todo tipo de conducta que implique una agresión verbal”. Recordó un estudio que realizó en 2003 en quince salones donde observaron el comportamiento de los niños. “Les pedimos que hicieran un informe con todas las palabras que escuchaban en la clase y detectamos mucha agresión verbal en esos salones. Había 25 docentes diferentes y ninguno detuvo la clase cuando escuchó las agresiones verbales pero, cuando uno de los niños fue agresivo con el docente, ahí sí se suspendió la clase. Los docentes tienen que estar atentos a este tipo de problemas, muchos niños tienen vergüenza de ir a clases porque usan anteojos, o porque no tienen la ropa adecuada para ir a clases. Y los niños pueden ser muy crueles, es necesario que el docente esté atento a estos aspectos para mejorar el clima de clase. Procesamiento de información conflictiva Para entender el comportamiento agresivo, Shechtman destacó la teoría del procesamiento de información conflictiva. “Esta teoría está basada en evidencia de investigación: que las personas agresivas piensan de manera diferente. Ante un conflicto social o problema lo procesan en sus mentes de una manera muy diferente a una persona normativa. Ante una dificultad o conflicto, las personas no agresivas o normativas se preguntan qué pasó y ven muchas explicaciones posibles; pero las personas agresivas tienen una mirada más estrecha y creen lo que sucedió es un ataque contra ellos”.Según indicó la especialista, la experiencia muestra que las personas no agresivas son flexibles, mientras que el agresivo piensa que hay algo contra ellos. Cualquiera sea la interpretación desarrolla una respuesta, “una persona normativa desarrolla la comunicación y trata de encontrar una solución al problema, y una agresiva usa la fuerza, puede ser una agresión verbal o física pero va a actuar ejerciendo poder. Por eso, los profesionales debemos intervenir en este aspecto para que las personas piensen más ampliament
e acerca de las situaciones que les genera agresión. Tenemos que hacerles ver que no es contra ellos y obviamente toda la situación cambiará. Esto se aplica a niños y a grandes, y a cualquier tipo de personalidad porque cualquiera de nosotros puede tener conductas agresivas sin tener una personalidad agresiva”. Tolerancia cero No obstante, según advirtió “ahora que todos están conscientes acerca de la prevención, las escuelas se convirtieron en un lugar donde hay tolerancia cero, no hay tolerancia hacia ningún tipo de comentario agresivo. Las investigaciones demuestran que la tolerancia cero no funciona. Se usan palabras como ‘luchar contra la agresión’ y se convierten ellos mismos en agresores. La tolerancia cero implica castigo y no hay ningún estudio que demuestre que el castigo sea efectivo. La otra opción es la salud mental, que significa tratar las aulas, las escuelas, los barrios… y esto sí es efectivo”. En el nivel de la prevención, Shechtman recomendó trabajar en mejorar el clima de clase. En cuanto al tratamiento de los niños agresivos aconsejó la blioterapia, “es muy útil porque a los chicos no les gusta ser tratados con terapia. Pero sí aceptan que les contemos historias, poemas y canciones. Estos textos no son sólo interesantes sino que tienen características específicas que nos sirven para tratar a estos chicos”.





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