SAN ANTONIO. Julián Padilla (23 años), su esposa Luciana (embarazada de seis meses) y sus dos hijos, Camila (4) y Germán (2), conforman una humilde familia que vive sobre la ex ruta nacional 101, en plena zona rural del municipio de San Antonio. Su casita está ubicada pegada a un camino vecinal que hace aproximadamente veinte días fue reparado por las máquinas municipales, día en el que Julián se encontraba trabajando y Luciana había llevado su hija a la escuela; al volver se encontraron con que este arreglo, lejos de favorecerlos, por descuido o negligencia, los había perjudicado: el tubo que Julián había fabricado para el desagote de la zanja y que también les servía como puente de ingreso a su hogar fue roto por las máquinas viales, impidiéndoles así el acceso a su vivienda.“Hace tres años que vivimos aquí”, relata Julián y “como nunca nos arreglaron la zanja decidí resolverlo yo y con la motosierra me fabriqué un tubo de madera para canalizar el agua de la misma y facilitar el ingreso a mi casa. Hace unas dos semanas atrás, vinieron las máquinas municipales arrasando y rompiendo el tubo que yo había hecho, complicándome el acceso a mi casa, no sólo con la moto sino también para cuando vengo con un tractor o una camioneta para traer leña. Ahora no se puede entrar, es imposible”, dijo a este matutino señalando la zanja en cuestión, y finalizó apuntando que “solamente pedimos que vuelvan a ponerlo en condiciones nuestro acceso”.





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