POSADAS (Por Sergio Alvez). El techo de un camión, en la bajada del viejo puerto posadeño, aquel 14 de diciembre de 2005 -en una tarde con más de treinta grados a la sombra- fue escenario de lo que hasta el viernes a la noche, había sido la última presentación en vivo en Misiones de una de las dos bandas que emergieron de la formación de Sumo, tras la muerte del inolvidable cantante italiano Luca Prodan: Las Pelotas. Casi nueve años después, el club Tokio, albergó el esperado reencuentro entre el grupo y sus seguidores misioneros, propiciado por la productora local 24 y Media. Los integrantes habían arribado a la capital provincial promediando el mediodía del día anterior- el jueves- y aprovecharon la estadía para visitar Encarnación, la placita del puente, y dar caminatas por la costanera y el centro de Posadas. Ya en la noche del viernes, con frío y llovizna, el Tokio se convirtió en epicentro de un ritual que agotó entradas disponibles y dejó afuera (conmovió ver lágrimas en los rostros de algunos fans que no pudieron entrar por no haber comprado la entrada a tiempo) a varios “peloteros”. En el transcurso de ese tiempo de ausencia de Las Pelotas en tierra colorada, demasiada agua corrió bajo el puente de este proyecto artístico que encabeza el guitarrista y cantante, Germán Daffuncio, verdadero héroe y sobreviviente de eso que llaman rock nacional. Como una parábola perfecta de la figura del ying yang en el taoísmo, en Las Pelotas abundan las desgracias que retroalimentan las esperanzas, las sombras derrotadas por la luz. En este tiempo, la banda padeció la muerte de dos integrantes, Alejandro Sokol (mítico cantante y ex Sumo) y Tavo Kupinski (guitarrista y ex Los Piojos). Al mismo tiempo, derribando esa impronta dolorosa, el grupo consolidó una veta compositiva y sonora que terminó de expandir el proyecto hacia las arenas de la masividad, propiciando una serie de discos de notable belleza. Si antes, sobre todo en los primeros discos (Corderos en la noche, Amor seco, ¿Para qué?) todo era oscuridad, rabia y pesimismo, hoy Las Pelotas irradia luminosidad, amor y optimismo, sin por ello dejar de conservar aquella raigambre de rock desesperado. Todo se mezcla y confluye, en un momento cúspide en la historia de la banda. Entre los primeros temas, sonó “Como el viento”, lenta y filosófica, profunda y cantada por las 1.500 gargantas que colmaron el club. Con predominancia en el listado de temas, del cancionero del último álbum “Cerca de las nubes”, hubo lugar para clásicos y temas de discos anteriores. En ese equilibrio, descollaron “Capitán América”, “La clave del éxito” y “Si supiera”. Uno de los momentos emotivos, se generó cuando Daffunchio le dedicó el tema “Cerca de las nubes” (cuyo estribillo propone “vamos a darnos vuelta, de tanto amor”) a Tavo Kupinski, ex guitarrista del grupo que falleció en un accidente junto a su hija y su esposa en enero de 2011, cuando planeaba venirse a vivir a una casa en Candelaria, acá en Misiones, aspecto recordado por Daffunchio en su dedicatoria. “Este país va a estar mejor cuando los hijos de puta impunes, todos, estén donde tengan que estar presos, y la Justicia deje de ser la mierda que es” arengó el cantante- único de la banda tras la muerte de Sokol en 2009- antes de hacer explotar a la masa con la impresionante “Esperando el milagro” (del disco homónimo). El reggae llegó de la mano de “Que estés sonriendo” y “Una tregua”, donde se lució en vientos el último integrante incorporado a esta sexta formación del grupo: Alejandro Gómez. Ya en el tramo final, una versión punk de “Shine”, y el clásico de Sumo “El ojo blindado” pusieron cierre a un concierto de esos que nunca se olvidan. Sonido y soporteMuy destacable resultó el nivel del sonido que acompañó tanto al show de Las Pelotas como al de las dos bandas soporte que tuvo el evento. El mismo estuvo a cargo de la empresa New Mission. En cuanto a los grupos que precedieron al show central, primero la banda de reggae Raíz, con un despliegue de alto vuelo, y posteriormente Gervasio Malagrida, brindando un concierto sólido y ganándose el reconocimiento del exigente público pelotero. Ambos espectáculos, matizaron la espera y estuvieron muy a la altura del acontecimiento.





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