LEANDRO N. ALEM. El colaborador de una escuela infantil de fútbol que funcionaba en un conocido club de esta localidad irá a debate oral acusado de manosear a un niño, en el primer requerimiento de elevación a juicio que se dicta sobre los tres casos que se le endilgan, dos de los cuales lo tienen como imputado por el delito de abuso sexual con acceso carnal gravemente ultrajante contra otros dos menores de edad.Así lo supo ayer PRIMERA EDICIÓN en base a fuentes cercanas a la serie de investigaciones que lleva adelante la magistrada Selva Raquel Zuetta, al frente del Juzgado de Instrucción 5 de la Primera Circunscripción Judicial, con asiento en Leandro N. Alem.Según se pudo establecer, la causa por abuso simple que se le seguía al hombre de 42 años, que era cuidador del predio del club y colaboraba con la instrucción en la escuelita de fútbol infantil del club, fue formalmente elevada a un debate oral que se llevaría a cabo en los próximos meses.No obstante, al sujeto se le siguen otras dos causas mucho más graves, en las que fue procesado por haber accedido carnalmente a dos menores de edad, de unos ocho años cada uno, quienes asistían a las clases de balompié.El acusado permanece detenido en la Unidad Penal 1 del Servicio Penitenciario Provincial, en Loreto, donde en las últimas horas recibió la notificación de manos de su abogado defensor.El colaborador estaba vinculado estrechamente al club. Era cuidador del predio y, entre otras labores, también cumplía funciones en la escuelita de fútbol infantil que funcionaba en el lugar.La Justicia ordenó su detención durante los primeros días de mayo último, luego de la serie de denuncias en su contra radicadas por los padres de las criaturas en la Comisaría de la Mujer de la Unidad Regional VI de la Policía de Misiones, una de ellas incluso con capacidades disminuidas, según se informó en su momento.En esta primera causa está acusado de manosear a un menor. No obstante, en la segunda y tercera causa en su contra ya fue procesado por abuso sexual con acceso carnal gravemente ultrajante: el primer auto de procesamiento quedó firme; el segundo fue apelado por la defensa. Sin embargo, todo indica que esos expedientes también serán elevados a juicio próximamente.Para Zuetta, la serie de evidencia recolectada en la etapa de instrucción fue más que suficiente para elevar la causa por abuso sexual simple a juicio. En el expediente, por ejemplo, consta el desgarrador testimonio de la víctima a través de Cámara Gesell, en donde queda plasmada parte de la pesadilla que consta en las denuncias.El caso causó conmoción en el seno de Leandro N. Alem, a raíz de que eran muchos los padres que confiaban sus hijos al imputado por los abusos. Un precedente con condena históricaEl 21 de abril de 2009 el entrenador de fútbol infantil Jorge Luis Vargas (45) firmó un juicio abreviado en el que aceptó una condena de cuarenta años de cárcel por abusos sexuales contra varios menores que estaban bajo su tutela en las clases de ese deporte.La condena, la más alta que se dictó en la historia judicial de Misiones, fue por los delitos de “abuso sexual gravemente ultrajante agravado por su condición de guardador, en concurso ideal con el delito de corrupción de menores doblemente agravado por la condición de guardador y por amenazas, seis hechos”.El caso trascendió a principios de 2007 gracias al accionar de un oficial de la Policía de Misiones, quien encontró en plena vía pública el teléfono de Vargas.Allí encontró fotografías esclarecedoras en las que se veía a los menores practicando actos sexuales con un sujeto mayor. Rodeado por esa evidencia y el posterior relato de las víctimas, Vargas finalmente aceptó la culpabilidad y firmó un abreviado que marcó un antes y un después en los anales de la Justicia misionera. “Me daba gaseosa y me decía que no cuente nada”Las fuentes les aseguraron a este medio que los relatos de los menores presuntamente abusados son estremecedores. En ellos queda plasmada la serie de pesadillas que vivieron, según esbozaron los profesionales del Poder Judicial a través del correspondiente informe, en el que sostienen que dichos relatos son válidos y revestirían veracidad.Uno de los niños tiene ocho años y sufre la disminución de sus capacidades. Para los profesionales, la serie de aberrantes abusos bien puede haber provocado la parálisis de la psiquis del menor.Ese menor de edad contó un detalle no menor que establece cómo “actuaba” el instructor. El niño contó que luego de ultrajarlo sexualmente intenta comprar su silencio con dulces.“Me daba gaseosa y me decía que no cuente nada, que no le diga nada a mi mamá”, fueron las palabras que los especialistas lograron extraer del testimonio de una de las víctimas.Además, se supo que el acusado los llamaba a solas a los pequeños y les proponía la realización de los aberrantes actos por los que ahora deberá responder ante un tribunal penal.En ese sentido, uno de los niños contó que fueron citados a un sector del predio deportivo donde el imputado les pidió que se quitaran la ropa, bajo el pretexto de que se trataba de “una parte del entrenamiento”.Para la instrucción, está suficientemente acreditada la existencia de abusos gravemente ultrajantes contra los menores.




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