POSADAS. Una serie de situaciones muy complejas envuelve actualmente a un grupo de ocupantes que intrusaron amplios terrenos a la vera del barrio A 3-2.En este caso, la realidad de unas 58 familias es de difícil análisis y -aparentemente- de lejana solución. Resulta que estas personas son hijos de relocalizados de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), limpiaron algunas parcelas de un terreno baldío que solía ser usado como basurero a cielo abierto y comenzaron a construir con cortes de casas o bien costeros para poder mudarse. Los terrenos en cuestión están situados justo al lado de otro predio que pertenece a la comuna y que fue ocupado por 29 familias con las mismas características socioeconómicas. Estas personas se habían mudado más o menos al mismo tiempo que las anteriores, pero al parecer ya estarían al bode de un principio de acuerdo para resolver la situación, abandonando la tierra de forma pacífica y recibiendo a cambio cortes de casas para edificar en el terreno de sus padres, dentro del A 3-2. Ante esto, se acrecentó la ansiedad de los demás ocupantes, porque esperaban que se abriera algún tipo de diálogo con la EBY o la Municipalidad para poder acceder también al derecho de una vivienda digna. Pedimos que se abra un diálogo respetuoso, pero hasta ahora nadie vino a hablar con nosotros”, explicó Rosa, una de las mujeres que está levantando a duras penas una casita con costero, donde pronto espera mudarse con su única hija.Explicó la mujer: “Una parte del terreno es municipal y el otro corresponde a la EBY, que es donde estamos nosotros. Las familias decidimos que nos vamos a quedar hasta que nos ofrezcan una alternativa, como la que prometieron cuando relocalizaron a nuestros padres, a cuyos hijos mayores supuestamente también les correspondía una vivienda. Nosotros quisimos canalizar este reclamo en las oficinas barriales pero no nos dieron respuesta, por eso vinimos a ocupar este terreno. Muchas otras familias fueron más drásticas y sin siquiera poder colocar el piso a la vivienda ya se mudó. De más está decir que en condiciones bastante indeseables, ya que las infraestructuras son rústicas y lo bastante frágiles como para soportar las adversidades del clima.“Al principio recibimos amenazas de desalojo de parte de algunos agentes se seguridad de la EBY, quienes intentaron colocar un vallado de alambre de puás en el terreno intrusado, pero no les dejamos porque nosotros ya estábamos adentro y eso representaba un peligro para nuestros hijos”, contó Belén una joven madre de cinco hijos que se cambió a una casita sin terminar hace casi un mes, pero teme por la salud de sus hijos “porque estamos en condiciones insalubres, pero no tenemos a dónde ir”, lamentó.





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