SANTIAGO DE COMPOSTELA, España (AFP-NA). El conductor del tren que descarriló cerca de Santiago de Compostela (noroeste de España) provocando al menos 78 muertos, detenido por “imprudencia”, se negó a declarar este viernes ante la Policía y pronto “pasará a disposición judicial”, informó una portavoz policial.Aun conmocionada por la tragedia, la ciudad de peregrinaje conocida mundialmente, en el noroeste de España, se prepara para rendir homenaje a las víctimas con la celebración el lunes de un funeral en la catedral, donde desde el jueves la gente está depositando flores y velas encendidas.Paralelamente, la investigación sigue en marcha, cada vez más orientada a un error en el sistema de frenado combinada a un exceso de velocidad.José Francisco Garzón Amo, de 52 años y maquinista desde 2003, parece que no pudo frenar a tiempo al acercarse al viraje del accidente cuando el tren, según afirma el diario El País, circulaba a 190 km/h cuando el límite era de 80 km/h.El conductor, captado en algunas fotografías de después del accidente con aspecto atónito y el rostro muy ensangrentado, se negó a declarar ayer a los policías que lo visitaron en el hospital, donde se recupera de las heridas.“Pasará a disposición judicial lo antes posible”, indicó una portavoz policial.El maquinista fue detenido el jueves por la Policía de Galicia por “imprudencia” y “delitos vinculados al accidente”, según informó el jefe del cuerpo en la región.El cuerpo también tiene bajo su custodia las cajas negras del tren, que deben ser remitidas al juez instructor.El accidente se produjo el miércoles a las 20.42 cuando el tren, procedente de Madrid, entró a demasiada velocidad en una curva cerrada, conocida como A Grandeira, a unos cuatro kilómetros de la estación de Santiago.El convoy “frenó demasiado tarde”, afirmó ayer el diario El País.El convoy, un híbrido entre la alta velocidad y los modelos convencional, salía de una vía de alta velocidad en un tramo limitado a 80 km/h y sin sistema de frenado automático.“La alarma, según ha reconocido el propio maquinista, se activó en el cuadro de mando y él intentó frenar, sin poder evitar la tragedia”, añadió el diario, que la víspera había revelado unas conversaciones por radio entre el conductor y la estación.Varios vagones descarrilaron, amontonándose unos con otros, y uno de ellos saltó por los aires, cayendo en un terraplén a varios metros de las vías. Otros se incendiaron. “La he jodido”Según se refleja en conversaciones entre la máquina ferroviaria y la sala que ya han sido transcritas, el maquinista dijo que se quería “morir” cuando fue consciente de que el convoy había descarrilado a la altura de una curva muy cerrada en el lugar de Angrois. “La he jodido”, figura en las transcripciones de esas conversaciones que ya han sido incorporadas a las indagaciones sobre las causas del siniestro. En esas conversaciones, el maquinista reconoce, tras descarrilar, que llevaba una velocidad de 190 kilómetros por hora. También se han incorporado al atestado las imágenes de al menos dos cámaras de vídeo, una de ellas ubicada a la salida del túnel.Aunque el exceso de velocidad en una curva cerrada es la causa más probable del descarrilamiento, según admitió el conductor del tren en su primera declaración, otro aspecto esencial es que la seguridad del tramo del accidente no era la del AVE. El sistema de seguridad y de frenada instalado en el tramo del siniestro es el que se usa en una vía convencional y solo permite frenar el tren automáticamente en caso de que este supere los 200 kilómetros por hora. Por debajo, deja en manos del maquinista la decisión de reducir la marcha, aunque le avise de que circula con exceso de velocidad. El sindicato de maquinistas se agarra a ese dato para asegurar que la tragedia “se podía haber evitado”.





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