POSADAS. Un tarefero de 49 años fue condenado a diez años de prisión después de firmar un juicio abreviado en el que confesó haber violado en reiteradas oportunidades a su pequeña hija, que al momento de los abusos tenía trece años.El acuerdo se celebró en las últimas horas entre el fiscal Alberto Oliva y la defensora del imputado, la doctora Lilian Belloni, y contó con la homologación del Tribunal Penal 2 de la Primera Circunscripción Judicial, con asiento en la calle San Martín al 1400 de Posadas.El caso se hizo público y llegó hasta la Justicia gracias a la denuncia de una vecina de la menor, quien en un valiente accionar radicó una denuncia y, una vez que la causa avanzó, se ofreció como tutora de la pequeña.CalvarioFuentes de la investigación le contaron a PRIMERA EDICIÓN que el caso estalló en marzo de 2011, cuando la pequeña le manifestó a una vecina del barrio Estación de Apóstoles que su padre abusaba sexualmente de ella.Esa mujer, a la que la niña llama “tía” debido a la relación de afecto que existe entre ambas, radicó entonces una denuncia en contra del padre de la menor en la Comisaría de la Mujer de la Unidad Regional VII.El caso llegó entonces a manos del magistrado Miguel Ángel Faría, a cargo del Juzgado de Instrucción 4 de la Primera Circunscripción Judicial, con asiento en Apóstoles, que inició la investigación.Las pericias ginecológicas y los testimonios de la niña en Cámara Gesell no hicieron más que confirmar el calvario por el que pasaba la menor de edad.En esos infernales relatos, la pequeña contó que su padre llegaba a casa en profundo estado de ebriedad y la accedía carnalmente. No obstante, a veces también lo hacía aún estando sobrio. Y hubo hasta días en que llegó a ultrajarla sexualmente en más de una oportunidad.Como en todos los casos de este tipo, luego de los ataques contra su integridad sexual, la niña se transformaba en víctima de violentas amenazas que le propinaba el hombre, siempre con el fin de que no contara lo que sucedía.Sin embargo, aquella tarde la pequeña explotó y se quebró ante su “tía”. Entre lágrimas le dijo lo que pasaba y pocos días después la Policía llegó hasta la casa y procedió a la detención del tarefero.Con evidencia suficiente, el magistrado Faría consideró cerrada la instrucción y procesó al individuo el 17 de agosto de 2011. Unos pocos meses más tarde, elevó la causa a juicio oral y público. Ese debate debía comenzar ayer en el TP 2 posadeño, pero finalmente el acusado decidió no exponerse a una pena mayor y logró un acuerdo por el que fue condenado a diez años de prisión. Además, la Justicia trabó un embargo sobre sus bienes por la suma de 100 mil pesos.Por orden judicial, después de la pesadilla que vivió, la víctima fue entregada a esa mujer que la sacó del infierno, a quien llamaba “tía” y quien ahora es prácticamente una madre para ella.





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