EL SOBERBIO. Una compleja trama de pareja parece haber quedado en evidencia tras el crimen de Ángel Altísimo (44). A las sospechas que llevaron a los investigadores hacia la concubina de la víctima se le suma ahora evidencia clave: los proyectiles que le provocaron la muerte al colono provinieron del arma que la mujer intentó esconder minutos después del hecho.Así surgió del resultado de las pericias balísticas que arribaron en las últimas horas al Juzgado de Instrucción 3 de la Segunda Circunscripción Judicial, con asiento en San Vicente y a cargo del magistrado Demetrio Cuenca, según le contaron a PRIMERA EDICIÓN fuentes del caso.De esta manera, la mujer de 39 años aparece seriamente comprometida, más aún de lo que parecía el último lunes, cuando efectivos policiales la detuvieron luego de fuertes indicios de un presunto vínculo con el asesinato.Misterio y descubrimientoAltísimo fue atacado a tiros el sábado 22 de junio alrededor de las 21 en su casa de Paraje Campín Largo, a unos 20 kilómetros del casco urbano de El Soberbio, cuando salía hacia el quincho ubicado en el fondo del inmueble.En principio todo parecía un misterio, pero con el correr de las horas el verdadero trasfondo se fue descubriendo gracias al notable trabajo de los efectivos de la comisaría de El Soberbio, comandados por el jefe de la dependencia, comisario Héctor Araujo.Una vez que el colono falleció, el lunes pasado en el Samic obereño, los uniformados le solicitaron a la concubina de Altísimo poder llevar adelante las pericias criminalísticas en la escena, ya que la casa había quedado bajo llave mientras la familia acompañaba al herido en Oberá.Cuando los policías por fin conocieron la escena del crimen, descubrieron que ésta había sido limpiada completamente. Fue la hija de Altísimo quien develó el misterio: su madre, la ahora detenida, había llamado para pedirle que limpiara todo.La joven, que vive a unos 70 metros de la casa de sus padres con su esposo, además le entregó a los uniformados dos “plomos” que había recogido en el lugar. Minutos después, los efectivos descubrieron en el cenicero de un horno a leña seis vainas servidas. Todo indicaba que alguien intentaba ocultar evidencia clave para la investigación.Fue en ese momento que las sospechas recayeron sobre la concubina de Altísimo, quien aseguró que había un arma, pero que estaba en la casa de su hija. La joven otra vez fue contundente y comprometió a su madre: dijo que ella le había pedido que guardara el arma minutos después del homicidio.Ahora, las pericias balísticas realizadas por técnicos de la Policía provincial revelaron que esos “plomos” que la hija levantó de la escena del crimen y que le provocaron la muerte a su padre partieron del revólver “Amadeo Rossi” calibre .38 secuestrado en la casa de la joven.Curiosamente, ese arma había desaparecido junto con 14 mil reales del quincho de Altísimo en un robo perpetrado durante la última Semana Santa. Sólo él y su mujer sabían de la existencia de ese dinero.Pero no sólo esa evidencia apunta contra la mujer. En las últimas horas, la Policía rescató testimonios que indican que en una oportunidad, en medio de una pelea, la detenida había amenazado de muerte con el arma de fuego a su concubino, quien decidió no “chocar” con la mujer y se refugió en su habitación.En ese sentido, se sabe ahora que la pareja se encontraba “quebrada” desde hace un buen tiempo, tanto que ambos dormían en habitaciones separadas. Por eso es que los investigadores tienen como principal hipótesis la de un crimen pasional vinculado quizás con un tercero. Por ahora, los investigadores prefieren no descartar absolutamente nada.




Discussion about this post