ESTAMBUL, Turquía (Agencias). La represión a las protestas sociales que comenzaron el pasado viernes en Turquía se cobró una segunda vida y obligó, por primera vez, a que el Gobierno reconociera ayer la “exagerada violencia policial” frente a los “legítimos y justos” reclamos populares.El viceprimer ministro, Bülent Arinç, dijo ayer que “esta violencia excesiva que fue usada en primer instancia contra aquellos que inicialmente se movilizaron para proteger el medio ambiente fue errónea e injusta. Me disculpo con esos ciudadanos”.En tanto, la Confederación Sindical de Trabajadores Públicos de Turquía (KESK), que representa a 240 mil miembros, comenzó una huelga de 48 horas “contra el Estado de terror” y en rechazo a la represión policial. “Desde hace siete días la gente está en la calle y los sindicatos deben jugar también su papel en esto”, había advertido ayer el secretario general de la KESK, Ismail Hakki Tombul, quien pidió que se concurra a los lugares de trabajo “vestidos de negro y permanezcan allí sin trabajar”. Fuentes oficiales anunciaron ayer que un joven de 22 años, Abdullah Comert, es la segunda víctima mortal de las masivas manifestaciones que comenzaron como una protesta pacífica contra la demolición de un parque en Estambul. La oficina del gobernador de la provincia de Hatay informó en su página web que durante una protesta a la medianoche, Comert recibió un disparo en la cabeza “proveniente de desconocidos”.Sin embargo, el diario BirGun informó que Comert, militante del Partido Republicano del Pueblo (CPH), principal partido opositor, recibió un disparo desde un vehículo blindado de la policía.En tanto anoche, miles de manifestantes invadieron nuevamente la plaza Taksim en Estambul, para una nueva jornada de protestas y a pesar de los pedidos del Gobierno para que vuelva la calma, constataron periodistas de la AFP.Al caer la noche, los manifestantes entonaban cánticos hostiles al primer ministro, Recep Tayyip Erdogan.





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