POSADAS. “Los médicos me dicen que su corazón es muy fuerte, porque se quemó casi todo el cuerpo, ya pasó dos semanas en terapia y sigue peleando por vivir”. Mirian Sander (40), visita cada día y acompaña con sus oraciones a Maximiliano, el niño de catorce meses que sufrió graves quemaduras tras incendiarse su casa en el barrio Nueva Esperanza (A-4), el martes 21 de mayo. Mientras la madre del pequeño, Vanesa Gómez (22), se encontraba declarando en el Juzgado, PRIMERA EDICIÓN dialogó con Sander en el patio del hospital pediátrico Doctor Fernando Barreyro.El pequeño sigue luchando por vivir. Está internado en terapia intensiva y ayer fue operado de una mano. Debieron amputarle los dedos, dejando solo el pulgar, y le hicieron un corte en un tendón del antebrazo para posibilitar que la mano no pierda movilidad y, en un futuro, le permita sostener cosas. El pequeño sufrió graves quemaduras en los brazos, piernas y en la cabeza. Sólo el torso se salvó de los daños. Según el último parte médico emitido por el hospital (el domingo), “el niño continúa internado en el Servicio de Terapia Intensiva como consecuencia de las lesiones por quemaduras. Su estado es grave y su pronóstico reservado”.Guarda provisoriaMirian tiene la guarda provisoria de Maxi y de sus dos hermanitos, Brian (3) y Jonhatan (5), quienes también protagonizaron el incendio y sufrieron principio de asfixia, pero ya fueron dados de alta. Vanesa, quien había quedado detenida hasta el jueves 23 en la comisaría, fue agredida por una policía. “Le pegaron una trompada y le lastimaron la boca. Además le robaron el celular y toda la ropa que tenía puesta”, dijo Mirian, quien aloja a los niños y a Vanesa en su casa del barrio Nueva Esperanza A4.Pero las condiciones en que viven no son las mejores. La vivienda -Casa 28, Manzana 252- tiene solo dos habitaciones. Mirian vive con su marido -padrastro de Vanesa- y tres hijas que tienen entre 10 y 16 años. “Estamos todos amontonados ahora. Yo quisiera poder construir otra pieza más para que sea solo de mis nietos y puedan estar más cómodos”, indicó la mujer. “Se quemaron todas las cosas, colchones, frazadas, ropa”, agregó.Secuelas psicológicas“Mi nieto más grande -Jonhatan (5)- no quiere que prenda el fuego de la cocina. Ayer se pasó todo el día llorando, yo le ofrecí algo para comer, no quería, jugar, tampoco. Tiene miedo del fuego”, señaló Mirian. “Yo les conté eso a los médicos y me dijeron que tengo que traerlo -al hospital- para que lo atienda un psicólogo, pero se nos complica mucho. A cada rato tengo que ir al Juzgado, tengo que venir a sacar turno, después traer a mi nieto, y con el pasaje de colectivo… cuesta conseguir la plata y cada día mi hija y yo tenemos que viajar varias veces”, agregó la mujer, quien no tiene trabajo -su marido es el único sostén económico de la familia-.MarginadosMirian indicó que “hace un tiempo, como mi hija tenía que salir a trabajar, fue a averiguar a la guardería que queda ahí cerca para dejar a los chicos más chiquitos, pero le dijeron que ya no había cupo. Así todo se hace más difícil”.La sensación de exclusión no culmina allí. En el sector en que vive Mirian -en inmediaciones de Cabo de Hornos y el puente sobre el arroyo Zaimán- el CAPS funciona pero no hay médico. Lo peor, es que no avisan a la comunidad. “Hace un mes llevé a mi hija un domingo y me hicieron volver al otro día porque no había médico. Esperamos tres horas y al final me terminaron diciendo que en realidad en ese CAPS no hay médico.“Fue como una película”En la edición del 22 de mayo PRIMERA EDICIÓN publicó los relatos de los vecinos Alejandro Almada (28) y Juan Vergara (35), quienes abrieron un boquete en la pared y salvaron al bebé de entre las llamas.Mirian contó ayer algunos detalles que hacen más asombrosos los momentos vividos desde que se desató el incendio. “Vino la Policía a mi casa -dista unas diez cuadras de la pieza que alquilaba su hija, en el fondo de una vivienda- a buscarme y me dijo que se había quemado la pieza con mis nietos adentro. Yo corrí desesperada, subí al auto y fuimos a la casa de mi hija. No podía caminar, no entendía nada”, dijo.Según Mirian, su nieto mayor le relató lo vivido esa mañana cuando -por causas que aún deben establecerse- comenzó a prenderse fuego en el techo de la pieza en la que vivían con su madre, quien había salido y los había dejado bajo llave. Jonhatan tomó al bebé que dormía en la cama y lo colocó debajo de la misma. En seguida se acurrucó en una esquina de la pieza con Brian. Intentaba taparse la boca y la de su hermanito para no respirar el humo negro. “El más chiquito trataba de espantar las llamas con una mano, y se quemó”, dijo la mujer.Una vez que rescataron a los dos niños, la Policía intentó subirlos a la ambulancia. “Pero mi nieto lloraba y no se quería ir, hasta que lo calmaron un poco y él dijo que su hermanito estaba abajo de la cama”, dijo la mujer. Tras ello, los dos vecinos hicieron el boquete en la pared, ya que por la puerta no se podía ingresar, dado que las llamas del fuego eran muy fuertes.Para entonces, los bomberos, que no conocían este dato, habían rociado con agua la casa, con lo que el bebé incluso llegó a tragar líquido. Ya en el Hospital Pediátrico, los nietos mayores fueron atendidos en la plata baja y Maxi, en el primer piso. “Casi me quedo loca, no sabía dónde ir. Encima tenía a mi hija de diez años en casa haciendo reposo porque hacía una semana la habían operado por peritonitis”, dijo. “Los nenes estaban todos negros de hollín. Ya los había atendido el médico y estaban comiendo unos caramelos”. “Me tuvieron que dar un sedante y después vino un policía y me dijo que mi hija estaba detenida. Ahí me desesperé más todavía”, agregó, señalando que todos los vecinos acudieron al Pediátrico a preguntar cómo estaba el bebé, que por entonces era, según los médicos, el paciente mas grave de todo el hospital.EsperanzasDías después, cuando pudo comenzar a asimilar la secuencia de hechos, Mirian visitó a los hombres responsables de que su nietito aún esté con vida. “El
los se comunican a cada rato para preguntarme como sigue Maxi. Yo no sé como agradecerles lo que hicieron”, dijo.Dos semanas después del trágico día, Mirian sigue rezando en cada momento para que su nieto se recupere. “Cuando Maxi se cure vamos a hacer una fiestita y los invitados especiales van a ser los que lo salvaron”, dijo Mirian, quien no pierde las esperanzas de ver al pequeño Maxi en su casa jugando junto a sus hermanitos. El casoEl incendio de la casita que alquilaba Vanesa Gómez en el fondo de la vivienda de la manzana 225 de Nueva Esperanza comenzó el martes 21. La madre no se encontraba en la vivienda, ya que según relató había salido a comprar pañales. Vecinos advirtieron el fuego y rompieron la puerta -estaba con llave- y pudieron sacar a los tres menores que estaban en el interior y los llevaron al CAPS 23 del barrio. En el lugar trabajaron tres dotaciones de Bomberos (San Isidro, Garupá y Zona Centro), que lograron extinguir las llamas. Efectivos de la seccional Décimoprimera investigan el hecho. Según pericias preliminares, la casa registraba una conexión clandestina del suministro de energía, motivo por el cual se inició una causa por hurto de energía eléctrica al propietario.





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