POSADAS. Apreciar que los pasajeros de los trenes de Europa leen más libros de papel que desde sus tablets; ver la innumerable cantidad de ejemplares dispuestos en los 700 estands levantados en la Bologna Children’s Book Fair u otros miles apilados cuidadosamente en los 7 mil espacios armados en la Frankfurt Book Fair, es para José Carlos Dahir, propietario de la Unión Cultural del Libro, con sus editoriales BeeMe/Elefantino, una especie de “tranquilidad” que indica que el tradicional material de lectura no sucumbirá ante el implacable avance de la tecnología, al menos por el lapso de diez años. En las reiteradas visitas a las ferias internacionales, el empresario logró descubrir que “el libro sigue creciendo, que se sigue apostando al papel y a la tinta, por lo que estimo que logrará mantenerse a través del tiempo. Sabemos que la informática avanza a pasos agigantados pero se puede apreciar que aún existe mucha resistencia”. También en esas visitas “pude ver que las editoriales desarrollaron una gran creatividad para dar un valor agregado al libro. Nosotros estamos haciendo algo similar con la editorial Elefantino. Logramos entrar a Buenos Aires a pesar de lo difícil que fue porque las editoriales son muy importantes y traen productos muy buenos desde China. Sin embargo, somos una empresa netamente nacional, apostamos a editar en Argentina el 99% de los productos, salvo unas cajas que traemos de China porque acá es muy difícil hacerlas”, indicó.Agregó que “considerando el crecimiento informático o tecnológico, creemos que hoy por hoy el libro está muy bien ubicado. Veo lo que sucede en los trenes europeos, por ejemplo, me inyectó energía positiva a la hora de decidir qué hacer”. Admitió que su empresa sigue creando para otorgar ese valor agregado que el chico necesita para poder leer jugando, sin hacer caso omiso del crecimiento de la tecnología. “Me preocupan los años venideros. Creo que la tecnología va a crecer mucho y nuestra creatividad está limitada porque es tinta y papel. Sólo podremos hacer algunas cosas más que realmente puedan satisfacer las necesidades de la gente. Creo que estarán realmente a salvo, cuidados, protegidos, los chicos de uno a siete años porque no creo que sea posible comprar una tablet para cualquiera. No sucederá lo mismo con los adolescentes, preadolescentes y adultos porque dentro de cinco a siete años tendrán la posibilidad de tener una tablet con 200 libros adentro”, agregó. Mundo velozSegún Dahir, lo que logra la tecnología “es disminuir nuestra capacidad” porque “la mente es un músculo que si no se ejercita hace que otras máquinas estén pensando por nosotros. El hombre tiene una capacidad innata, increíble y única de desarrollar su cerebro con mucho más capacidad que una computadora. Hará que no razonemos como deberíamos razonar. Será un avance tecnológico pero en la capacidad de desarrollo mental no será bueno, a mi modo de ver”. Aconsejó que hasta los doce años un niño “debería estar obligado a leer libros en papel. Así es como aflora la naturaleza del hombre, permitiendo desarrollar su coeficiente mental, aunque sé que todos vamos hacia un mundo veloz. A mi entender, los chicos no deberían desarrollarse con cosas resueltas. Deberían tener la posibilidad de aprender a resolver, a cargar su ‘disco duro’ natural con conocimientos naturales y que le permita evolucionar mentalmente”. Diccionarios y enciclopediasEn las ferias internacionales “me doy cuenta de que todavía hay un crecimiento de admirar, aunque el diccionario es un producto con más riesgos de desaparecer, como la enciclopedia. Creo que están en cuenta regresiva y van a sufrir una consecuencia del crecimiento. Le pasó a Europa y se traslada a América Latina. Fabrico enciclopedias y diccionarios y sé que ahí la tecnología tendrá un papel más avasallador porque evidentemente eso es inevitable”, confió.Haciendo uso de sus treinta años de librero, Dahir insistió con que la gente “debe leer en papel y obligarse a hacerlo, aunque más no sea un libro al año, eso es esencial para el desarrollo de la mente. Leer una novela, por ejemplo, otorga mucha creatividad. Uno imagina cosas, es como si tiene su productora en la mente. Cuando leemos una novela es como que realzamos el momento, el escenario”.





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