PUERTO IGUAZÚ (Por Lorena Azcurrain). Brillante fue la presentación de los 350 niños y jóvenes que pertenecen a las orquestas y coros de toda la provincia, bajo la dirección y coordinación del destacado maestro del Teatro Colón Norberto García. La noche del sábado llenó de música el Centro de Eventos y Convenciones de Iguazú del Amerian Hotel, es que el festival paralelo al Iguazú en Concierto es parte de una propuesta de integración y, a su vez, de enseñanza para nuevos jóvenes talentos.La propuesta tiene como principal objetivo generar un lugar dentro del festival para que otros chicos misioneros, que están siendo parte de la actividad inclusiva de participar en orquestas y coros, practiquen en esa misma semana y participen del festival, de los conciertos, de las clases magistrales con maestros del Teatro Colón y de otros reconocidos maestros internacionales que vienen con sus orquestas. El director musical de Grillitos Sinfónicos y del Centro de Educación Musical 1 (Cemu), Miguel Brizuela, ofició de maestro de ceremonia y, con la emoción a flor de piel, llevó adelante, durante dos horas, uno de los momentos más emotivos de la semana musical en la tierra de las Cataratas.A su vez, en la presentación también destacó que la meta de cada uno de estos niños es el Festival Iguazú en Concierto, mientras que la profesora Marilé Vendrell indicó que “esta es una instancia de capacitación”.Desde el miércoles 29 de mayo, los chicos ensayaron con la intención de brindar el concierto. Ese espacio de aprendizaje e integración contó con invitados especiales, violinistas de Paraguay y Estados Unidos, además de contrabajistas de Buenos Aires.La segunda edición del espacio académico simplemente brilló, al punto de emocionar al público no solo por la calidad musical sino el entusiasmo que imprimió cada uno de los niños y sus maestros, que no paraban de reír al ver que todo sonaba acorde a lo soñado. Y sí, un sueño hecho realidad, un sueño que hoy se convirtió en el logro de todos. En el escenario estaban esos diamantes que van puliendo con amor y brillan musicalmente casi a la perfección. La característica principal del espacio que se genera con el Iguazú en Concierto Académico es la inclusión. Todos los grupos de la provincia que forman parte del Cemu, a través del cuerpo docente o de una capacitación, tienen la oportunidad de participar.Muchos logros han pasado de aquellos primeros siete integrantes que tuvo la formación Grillitos, multiplicándose hoy continúa siendo dirigida por el maestro Norberto García, quien destacó que “es una felicidad y ver el logro es mucho más satisfactorio. Todo lo que hice lo hice de corazón”. Con ese mismo corazón lanzó el concierto con la canción de “Los toreadores”, de Bizet, seguido del tango “La cumparsita”, creado inicialmente como una marcha, compuesta por el joven estudiante de arquitectura Gerardo Matos Rodríguez y estrenada en 1916 por Roberto Firpo en el café La Giralda, de Montevideo (Uruguay).Luego, el maestro Alex Herrera tomó la batuta y desde Ezeiza, siendo director del Coral Saint Thomas, se hizo presente para continuar haciendo realidad el sueño de muchos músicos misioneros. Allí no solo surgieron melodías ensambladas, sino también un cuadro coreográfico importante que divirtió aún más a los niños y jóvenes. Al ritmo de la banda sonora de “Rocky”, compuesta por Bill Conti, la orquesta desplegó mucho más ese conocimiento musical que la posiciona en un lugar difícil de criticar, ya que no solo se trata de talento sino también de pasión, deseo y mucho entusiasmo. Hablando de sueños, Miguel Brizuela se encontró en un gran abrazo con el “Maestro Duracel” -que caracterizado por otro gran maestro, al que no vamos a descubrir para que la magia persista, se apoderó de la comicidad durante la presentación.Así, “Reloj Sincopado” y la interpretación de “In the mood” llevaron al concierto a un implacable momento de ovación. Con la llegada de los integrantes de los distintos coros, se logró ese lenguaje que estaba más allá de las palabras. Interpretando en una puesta sinfónico coral “Por ti volare”, de Andrea Bocelli, las tonalidades de esas notas musicales se hicieron matiz en las cientos de voces. Y como un sello personal, “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, de Fito Páez, resonó como ese deseo incansable de 350 sueños, recorriendo así de punta a punta el lugar y logrando que una vez más el público de pie los ovacionara. El final llegaba y junto a ese cierre una sorpresa más, que la trajo el maestro Miguel Brizuela junto a la oboísta Ivana, quien interpretó junto a la orquesta “El oboe de Gabriel” de la banda sonora “La Misiones”. Esa cercanía casi incorporada del paisaje de las Cataratas del Iguazú se replicó en el sonido bien logrado por medio de las manos, los pies y sonidos vocales que alcanzaron esa ambientación en la selva con la llegada de una tormenta y el sonar de cascadas de agua. “Mi hija está por ahí”, dijo una madre mientras secaba sus lágrimas. No era para menos, hasta el menos entendido en música podía dejar que esa melodía traspasara el corazón. “Sube, sube, sube”, de Víctor Heredia, fue la frutilla de la torta que además se sazonó con el baile de sus profesores y un público que perdió la compostura para celebrar la magia musical que había conquistado el corazón y persistirá por el resto de la vida en cada uno de esos grandes talentos.





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