POSADAS. Gustavo Idígoras, director nacional de Mercados Agroalimentarios y coordinador del programa “Citrícolas” en materia de “Huellas de Carbono” dio cuenta de las grandes exigencias de los mercados internacionales que afrontan en la actualidad los productores citrícolas de Argentina y, en contrapartida, las dificultades que conlleva lograr la tan anhelada certificación, más en un tiempo en que la producción nacional vive una psicosis por el reporte de la HLB (enfermedad de los citrus). Esta plaga no atenta contra el ser humano y no forma parte de las exigencias fitosanitarias de ningún país para comercializar productos de plantas infectadas.Idígoras explicó en una entrevista con PRIMERA EDICIÓN que se trabaja en “La huella de carbono”, que se trata de una práctica ambiental con la que se busca hallar cómo la citricultura, la producción de limones, mandarinas, naranjas y pomelos -en el NOA y NEA- puede demostrarle al consumidor internacional que está respetando, y cómo lo hace, el medioambiente y tratar de alguna manera de certificarlo.Dijo que desde el programa nacional se trabaja en el análisis ambiental a nivel del vivero, de la finca, de la planta de empaque, de la importación, del consumo de fertilizantes, fungicidas, agroquímicos, de agua, consumo energético, para tratar de tener un panorama nacional. “Y a partir de eso hacer visible, comunicarle al mundo, que los cítricos argentinos son sustentables, que respetan el medio ambiente”, afirmó.“Estamos convencidos de que logrando este tipo de certificación vamos a tener nuevos rumbos comerciales y además vamos a lograr mejorar las condiciones de nuestro ambiente en la zona de producción para el beneficio de todos”, agregó.Las múltiples certificacionesEl coordinador del programa “Citrícolas” habló de las múltiples certificaciones que se han impuesto en el último tiempo a nivel mundial y entiende que “en el mercado mundial, entre los grandes compradores, han ido aumentando este tipo de requisitos para comprar”. “Hoy hay una multiplicidad de certificaciones de esquemas y de estándares que complican bastante al productor y al comprador porque no sabe bien cuál es el que tiene que cumplir y además no sabe cuál le puede pagar mejor o cuál no le va a pagar, cuál le va a reconocer ese esfuerzo y cuál no. Además porque puede entrar en conflicto con algunos de los que puedan pedir los compradores”.Y continuó: “Por lo tanto, seguramente en los próximos años lo que va a existir es cierta armonización y que queden muy pocos requisitos a nivel mundial, o quizá una única metodología. Por ejemplo, en el caso de GlobalGAP (un estándar de buenas prácticas agrícolas) que todas las producciones de citrus en Argentina hoy cumplen; que en su momento, cuando nació, hace quince años, había más de veinte estándares distintos y hoy hay uno solo por el cual todos se rigen y saben que tienen que cumplir con ese manual en materia de buenas prácticas para la producción de cítricos”.De todas maneras admitió que espera que en el mercado ambiental suceda lo mismo, a pesar de que entiende que se trata de un mercado relativamente nuevo. “Mientras tanto el mercado tiene que crecer, consolidarse y en los próximos años tratar de tender a uniformar y armonizar”.Según Idígoras, desde el momento en que comenzaron a trabajar con este programa hasta la fecha no se han notado grandes cambios sustanciales. Lo que sí se está comenzando a notar es el resultado de aquellos que sí pudieron lograr este tipo de certificación, como la naranja de Israel, que hoy tiene un mejor precio y que está en la mejor góndola de venta de los supermercados en Inglaterra, un ejemplo claro de lo que se va a venir”.“Es decir, en el caso de nuestros productos que no tengan este tipo de certificación, van a estar al fondo de la góndola y probablemente se empiece a pagar menos por los productos que no tengan certificación”, añadió.Los requisitos de la actualidadEn ese sentido mencionó algunos de los requisitos que existen en la actualidad para lograr una certificación. “Si se pretende ingresar al mercado europeo, hay que cumplir con el mínimo porcentaje de agroquímicos que se aplica, cumplir con algunas condiciones fitosanitarias, el cancro cítrico y mancha negra son plagas muy importantes, la HLB que viene creciendo en la región no deja de ser un tema muy importante que puede implicar también el rechazo de mercadería en Europa o en otros países, como Rusia, Japón o China que se están abriendo”, aclaró.Destacó que “adicionalmente a esto -teniendo en cuenta los agroquímicos- están los requisitos de los supermercados que están concentrados en los temas ambientales. Son estos tres pilares los que hay que tener en cuenta: la parte fitosanitaria, ambiental y, por último, los aspectos sociales que ya tienen relación con las condiciones laborales de los trabajadores, si están registrados o no, si cumplen la jornada como lo establece la legislación, por solo dar ejemplos de las exigencias que no son difíciles de cumplir”. HLBSegún el especialista, la HLB es un problema creciente. “Una vez que ingresa es difícil su erradicación y los países están tratando de tomar medidas de prevención y luego de manejo de plagas. Es decir, aceptación de la existencia de la plaga, para poder manejarla”.“En Brasil está ampliamente difundida y en Argentina ha habido un primer reporte pero lo bueno es que por ahora no está afectando a la citricultura industrial, así que hay que seguir trabajando fuertemente”, sostuvo en diálogo con este matutino.





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