POSADAS. Alexis Rasftopolo (29), licenciado en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Misiones (UNaM) y doctorando en la Universidad Nacional de Córdoba trabaja en un proyecto de investigación sobre el sentido político de las prácticas juveniles. Propone una interesante mirada sobre la capacidad de los jóvenes de participar y organizarse para obrar cambios a nivel social. De esta manera, busca salir de ciertos lugares comunes que vinculan lo juvenil con ciertas formas de la anomia social, con la delincuencia y el desinterés. Rasftopolo es uno de los 40 becarios Conicet AVG (Área de Vacancia geográfica) de la UNaM. En su visita a Posadas para participar de las jornadas por los 40 años de esta casa de estudios, mantuvo una interesante conversación con PRIMERA EDICIÓN acerca del proyecto en que se ha embarcado en 2012. Tu propuesta presenta una mirada alternativa a una muy común que vincula a los jóvenes con la anomia, el desgano, la delincuencia…Lo que busco investigar es cómo hacen los jóvenes para tratar de ganar/disputar espacios, organizarse, incentivar proyectos; de ver cómo se valen de su capacidad de hacer cosas, de su potencia para ser reconocidos como sujetos históricos y sujetos de derecho.¿Cómo surge el interés por este tema?Esta investigación empieza por el afecto, por las experiencias vividas. No tanto desde una concepción erudita, sino de una política que se construye en el día a día con los otros. Desde un entendimiento de la política como pluralidad, como un colectivo y fundada en la importancia de que cada ciudadano se pueda concebir como un sujeto histórico.Después del 2001 hubo un hartazgo con sobradas razones desde la sociedad, de que se tenían que ir todos. Ese resquebrajameinto de un cierto orden da lugar a la incertidumbre pero también a esa emergencia de lo nuevo, de lógicas organizativas que se van tratando de articular, con todas las complicaciones que eso conlleva. Mi indagación sobre estos temas comenzó cuando cursaba 3º año de la facultad, ahí fui haciendo mis primeros pasos, trabajo de campo en los barrios periféricos, buscando conocer las formas de organización en los barrios que sufrieron los embates de los desplazamientos poblacionales a causa de la construcción de la Represa de Yacyretá. Tiempo después me integré al proyecto dirigido por Elena Maidana y en 2009 participé del Proyecto de Investigación Científico Técnico Orientado (PICTO) “De qué hablamos cuando hablamos de jóvenes. Culturas juveniles en la ciudad de Posadas”, desde donde pude continuar trabajando estos abordajes. Como en toda investigación, es necesario hacer un recorte. ¿Qué casos abordaste?Ejemplos concretos que empecé a abordar se desarrollan en Posadas y en Córdoba, donde resido desde 2012, desde que curso el doctorado. Participo de una organización político barrial llamada “La Tosco”, integrada por unos veinte jóvenes estudiantes y trabajadores que desarrolla proyectos de inclusión social en dos barrios periféricos de Córdoba. Ese es uno de los casos que analizo. Por otro lado, en Posadas, estoy abordando dos medios de comunicación autogestionados como son la Revista Superficie y la Cooperativa Audiovisual La Rastrojera TV. También estoy indagando en un fenómeno colectivo como es la Masa Crítica (un grupo de jóvenes que hace poco más de un año se reúne una vez al mes para realizar recorridas por la ciudad en medios no contaminantes, como bicicletas, patines, skates y otros, y además promueve recuperar el espacio y el respeto por estos transportes en la ciudad). En lo que respecta a los medios de comunicación autogestivos, uno puede ver ciertos sentidos que tienen ribetes colectivos, traspasan la frontera puramente individualista para poder pensar la realidad, acompañando los procesos sociales y escribiendo sobre ellos en el transcurso en que estos se van dando los procesos. Es una agenda contrapuesta a las periodísticas tradicionales. Esto da lugar a pensar en eso que Manuel Castell llama “Medio de autocomunicación de masas”.¿En qué consisten estos “medios de autocomunicación”? Estos medios tratan de acompañar estos procesos sociales y aprender de ellos. Esto a su vez da cuenta de un proceso de autonomía comunicacional en que hay múltiples polos de emisión y producción de contenidos, una comunicación masiva, de muchos a muchos, donde los lectores no son meros consumidores, sino que hay una producción por parte de los usuarios. Claudia Acuña, directora de la publicación La Vaca (de Capital Federal) señala claramente que las revistas autogestivas no son ni alternativas ni están en segundo plano. Ella sostiene que “somos el futuro, estamos formando parte de algo que la gente ya ha discutido: hemos comprendido que ningún medio es más importante que la gente”.¿Cómo analizás el “voto joven”?Es importante ver que, según los registros de la Cámara Electoral, en las próximas elecciones legislativas 660.000 jóvenes -un 47,6% del padrón de ciudadanos de 16 y 17 años de Argentina- podrían votar. Y no es un dato menor. Se trata de una ampliación de derechos a nivel nacional, que, en el plano provincial, alcanza a una población que tendrá su incidencia en el marco de los comicios. Esto siempre en el marco del sistema representativo. El punto es que asistimos, en términos generales, a procesos de participación social que muchas veces desbordan lo político-institucional-partidario, y se inscriben, más allá del tinte político partidario, en la dimensión de los derechos sociales. En ese plano, por ejemplo en Misiones, se ha venido pronunciando la ciudadanía, y nuevamente las juventudes –en compañía de padres, docentes- irrumpieron en las calles exigiendo un boleto educativo que alcance a todos los niveles –primario, secundario, terciario-; o, en otro orden, frente a hechos deleznables, como el caso de Lucía Maidana (estudiante de Comunicación Social, asesinada el 6 de abril pasado), exigiendo justicia, y repudiando hechos de violencia de género. O también, y en menor proporción, solidarizándose con los padecimientos de los campesinos frente a los desalojos en San Pedro; o bien ocupando las calles y sitios con motivo de recordar los acontecimientos cívicos-militares-religiosos, acaecidos en el contexto de la última dictadura y exhortando un “nunca más”, más potente y necesario que nunca. En esos gestos, en esa polifonía, hablan, también, jóvenes que, en plena democracia, son víctimas del amedr
entamiento policial, el gatillo fácil, la desaparición forzada. Son gestos y prácticas que, las más de las veces, desbordan los espacios institucionales de decisión política, y se inscriben en el ámbito siempre desmesurado de lo cotidiano, donde irrumpe lo nuevo, donde no todo es mera rutina.Esta mirada de que organizándose, los jóvenes pueden obrar cambios sociales es muy alentadora…Estas prácticas políticas que empiezan desde abajo y son espontáneas son también efecto de la pura posibilidad, de lo posible: todo el tiempo está esa posibilidad de hacer algo por los otros. Por ahí hay iniciativas que decrecen en el tiempo, o por ahí no, y van tomando ribetes más organizados. Pero lo importante es que la gente puede hacer cosas, y eso no es algo menor. No son tiempos en los que se necesite de líderes vanguardistas, sino que son tiempos para pensar lo colectivo. Eduardo Galeano -escritor uruguayo- habla que los héroes son diversos y de carne y hueso. Esto significa que todos nosotros somos sujetos de la historia y podemos incidir en los procesos sociales. A veces uno piensa que los procesos históricos pasan al lado de uno y uno los mira por TV, pero sin embargo lo que uno pueda llegar a hacer tiene importancia, y es importante que haga algo y lo haga con otro, que materialice sus proyectos y perspectivas. Quiénes son los jóvenes“Uno tiende a entender la juventud por edades, es decir, desde una dimensión biológica, no obstante la juventud debe explicarse a través de las dimensiones cultural y social. El sociólogo Pierre Bourdieu, señalaba que la juventud no es más que una palabra y que la segmentación de sociedad en edades se corresponde con una forma de ordenamiento y dominación social. Es decir que nos puede igualar la edad, pero las experiencias ante la vida y las posibilidades son muy diferentes. Por eso hay que utilizar el plural “las juventudes”. Y además aclarar que como sostiene la investigadora Florencia Saintout, “no hay un planeta joven” por fuera de la sociedad. Es decir: los jóvenes con sus diferencias culturales, experienciales económico-sociales, viven su vida y la transitan de manera disímil; pero estando inmersos en la urdimbre, también heterogénea, de lo social. No podemos generalizar y sostener que hay una participación plena, politizada, por parte de este sector de la sociedad. Los y las jóvenes transitan su vida de manera diferente, con todo lo que ello implica, y la transitan con otros y otras personas, de otras edades, y con otros bagajes socioculturales, que tienen otras trayectorias sociales, etcétera.





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