BERNARDO DE IRIGOYEN. La frontera seca entre Argentina y Brasil volvió a mostrar su costado más oscuro el último domingo. Tres delincuentes brasileros con pedido de captura en su país y que se refugiaban en la provincia se enfrentaron a tiros con efectivos de la Policía de Misiones. En medio de una feroz persecución que incluyó un salto al vacío de casi treinta metros, dos de ellos lograron fugarse, mientras que un tercero fue detenido por los uniformados.Los momentos de máxima tensión quedaron reflejados en el disparo que recibió en el pecho un sargento de cuarenta años, quien salvó su vida gracias a que llevaba puesto un chaleco antibalas.El detenido tiene 24 años y era buscado en su país por lesiones graves. Sin embargo, uno de los prófugos, de la misma edad y apodado “Schibi”, era a quien buscaban los policías misioneros, y no por nada: en Brasil pidieron su captura por varios robos calificados y un homicidio, ni más ni menos.Trío peligrosoTodo comenzó alrededor de las 18 del último domingo en la zona conocida como “Bajo Pepirí”, unos mil metros al sur de la Aduana de Bernardo de Irigoyen.Hasta ese lugar llegaron efectivos policiales alertados por un supuesto desorden. Como los policías tenían datos de que en ese lugar se refugiaba “Schibi”, montaron un importante operativo en el que participaron hombres de la comisaría local, del Comando Radioeléctrico y de Investigaciones de la Unidad Regional XII. El propio jefe de esa dependencia, comisario mayor Miguel Ángel Silva Dico, y el inspector Darío Ferreyra comandaron las acciones.Ya en el frente de la vivienda, emplazada en una zona de casas de escasos recursos rodeadas de serranías, montes y pedregullos, los policías lanzaron la voz de alto. Entonces, desde el interior los delincuentes respondieron a los balazos.El feroz tiroteo duró varios minutos y por centímetros no se cobró la vida de un sargento de la Policía de Misiones, quien llevaba el chaleco antiblas y recibió un impacto en la zona del tórax.En medio de la balacera, los traficantes escaparon por los fondos de la vivienda. Se inició así una persecución que incluyó el salto al vacío desde un barranco de casi treinta metros de altura. Los policías demostraron su coraje y también saltaron. Abajo, en una zona de piedras (ver foto) lograron detener a uno de los malvivientes. Los otros dos siguieron a la carrera y, a pie, regresaron a Brasil.Una vez que la calma volvió al “Bajo Pepirí”, los uniformados regresaron a la casa donde se refugiaban los malvivientes y secuestraron una llave tipo ganzúa, un revólver calibre 32 largo con cinco cartuchos, varias vainas servidas, cerca de 1.000 pesos y 500 reales.Allí también incautaron dos automóviles VW Gol con matrícula brasilera. Uno de ellos, se supo luego, había sido robado una hora antes (alrededor de las 17) de enfrente de un gimnasio de Dionisio Cerqueira, localidad brasilera “hermanada” con Irigoyen por la frontera seca.El delincuente apresado quedó a disposición de la Justicia misionera, mientras que el peligroso “Schibi” y su cómplice eran buscados hasta anoche por las fuerzas públicas brasileñas. La detención de ambos, según informó un portavoz, sería inminente. Una banda que siembra terror en dos paísesFuentes reservadas le explicaron ayer a PRIMERA EDICIÓN como actúa la banda liderada por “Schibi”, uno de los delincuentes que logró fugarse el domingo del operativo policial en Bernardo de Irigoyen.“Lo que hacen es robar los automóviles y cruzarlos por la frontera, en uno de los tantos caminos ilegales entre Argentina y Brasil. En muchos casos, tienen ‘reducidores’ que sacan provecho de las autopartes. Otras veces, utilizan esos vehículos hasta ‘reventarlos’ para el tráfico constante de mercadería, electrónicos, cigarrillos y todo lo que uno pueda imaginar. Las sospechas llegan a hablar también de estupefacientes”, aseguró el portavoz sobre la modalidad de “trabajo” de los delincuentes. “Una vez que el automóvil ya no sirve, simplemente lo abandonan en cualquier lugar, sin dejar mayores rastros”, agregó.Cuando se sienten rodeados por las fuerzas de uno u otro país, esos “traficantes de frontera” buscan refugio “en una importante zona de villas, quebrada por sierras y montes de difícil acceso”. La fuente habla del lugar denominado “Bajo Pepirí”, una zona de casas humildes rodeadas de un exuberante paisaje que se transforma en guarida para esos oscuros personajes.Justamente allí el trío delictivo fue sorprendido por los policías, que ahora esperan por novedades desde Brasil sobre el paradero de los dos fugados.





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