LONDRES, Reino Unido (AFP-NA). Los servicios de seguridad británicos se hallan bajo presión para dar explicaciones sobre el asesinato de un soldado en pleno día en una calle de Londres por dos jóvenes extremistas islámicos fichados desde hace varios años. Los dos sospechosos, ambos supuestamente británicos de origen nigeriano convertidos al islam, eran conocidos por el MI5, el servicio de seguridad interior desde hace ocho años, según la prensa.Y como ocurrió tras los mortíferos atentados perpetrados el 7 de julio de 2005 por cuatro kamikazes en la red de transporte de Londres, la prensa se pregunta si el brutal ataque a cuchillazos contra el soldado Lee Rigby en el barrio Woolwich hubiera podido prevenirse.El Gobierno confirmó, como ya había anticipado la víspera el primer ministro David Cameron, que una comisión parlamentaria examinará si hubo algún fallo, pero defendió la labor de los servicios de seguridad. “Los lores y los diputados harán una investigación minuciosa sobre lo que sabían las fuerzas de seguridad pero he visto expertos explicando cuán difícil es en una sociedad libre poder controlar a todo el mundo”, declaró el ministro de Comunidades y Administraciones Locales, Eric Pickles. El jueves, un ex jefe de antiterrorismo en los servicios secretos exteriores (MI6) había dicho en la misma cadena que era “sumamente difícil” de detectar cuando una persona con ideas radicales se convierte en un “violento extremista”.Uno de los autores de la matanza, identificado como Michael Adebolajo, de 28 años, era al parecer un cristiano que se había convertido al islam en los últimos diez años.Los predicadores radicales Omar Bakri y Anjem Choudary confirmaron a la AFP que el joven, al que conocían como “Mujahid”, participó en el pasado en actividades del hoy ilegalizado grupo extremista Al Muhajiroun, precisando el segundo que aunque no lo había visto desde hacía tres años en aquella época no era “para nada violento”.




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