CIUDAD DEL VATICANO, Santa Sede (Agencias y diarios digitales). En lo que pasará a la historia como su primer discurso referido a temas económicos, el papa Francisco condenó ayer lo que llamó “tiranía” del mercado y el “culto al dinero”. Las declaraciones las realizó en la presentación de credenciales de los nuevos embajadores de Kirguistán, Antigua y Barbuda, Luxemburgo y Botsuana ante el Vaticano.“El dinero tiene que servir, no gobernar”, dijo la autoridad católica, que asumió su cargo en marzo pasado. Habló también de condiciones de vida “indignas” y aseguró que la crisis económica que afecta a Europa había empeorado la calidad de vida de millones de personas tanto en los países ricos como en los pobres. Además, criticó la “egoísta” evasión de impuestos.“Hemos creado nuevos ídolos. La antigua veneración del becerro de oro ha tomado una nueva forma en el culto al dinero y la dictadura de la economía sin rostro y carece de una verdadera meta humana”, dijo Francisco, antes de solicitar una “reforma financiera, junto con líneas éticas que produzcan una reforma económica para beneficiar a todos”, añadió.El pontífice, que ha pedido a los miembros de la Iglesia Católica que defiendan a los pobres, lamentó las desigualdades que produce el sistema económico. “Mientras que el ingreso de una minoría está creciendo exponencialmente, el de la mayoría se está desplomando”, dijo. “Este desequilibrio es resultado de las ideologías que sostienen la absoluta autonomía de los mercados y niegan el derecho de control a los estados, que son los encargados de bregar por el bien común”, agregó.Luego, aseguró que los mercados financieros se han convertido en una “nueva, invisible y, en ocasiones, virtual tiranía, una que unilateral e irremediablemente impone sus propias leyes y reglas”. Sus palabras se producen justo cuando crece el malestar en distintos países de Europa por los efectos de una crisis financiera que parece no tener fin.Las declaraciones de ayer se convierten en las más críticas realizadas por Francisco, quien cuando era cardenal en Buenos Aires solía expresarse críticamente del sistema financiero. Pero desde su nueva condición de Papa, sus pedidos para distribuir mejor la riqueza y sus ataques a “financieros, economistas y políticos” adquieren otra dimensión.Para que no hubiera dudas, Francisco aseguró que “el Papa ama a todos, ricos y pobres, pero tiene el deber, en nombre de Cristo, de recordar al rico que debe ayudar al pobre, respetarlo, promoverlo”.Críticas hacia adentroFrancisco arremetió además contra los “cristianos de salón”, aquellos educados que no saben hacer hijos para la Iglesia con el anuncio de Cristo y el fervor apostólico, durante la homilía que pronunció en la residencia de Santa Marta, donde vive.Francisco, quien todos los días celebra la Eucaristía en la residencia, centró su homilía en el Apóstol de los Gentiles, Pablo, quien se pasó la vida de “persecución en persecución”, pero no se desanimó.Toda la vida de Pablo fue “una batalla campal”, una “vida con un montón de pruebas” y tuvo “un destino con muchas cruces, pero él sigue, mira al Señor y continúa”, explicó.El Papa refirió que Pablo molesta: es un hombre que con su prédica, con su trabajo, con su actitud molesta porque anuncia a Jesucristo.Explicó que predicando al Señor molestaba, “pero seguía porque tenía un actitud cristiana y fervor apostólico”.Por supuesto, el Papa señaló que Pablo era un “hombre fogoso”, pero no era sólo su temperamento y “el Señor se involucra en esto, en esta batalla campal” y lo lleva “hacia adelante”, para dar testimonio también en Roma. “Por cierto -aseveró-, me gusta que el Señor se preocupe de esta diócesis desde aquel tiempo… ¡Es un privilegio!”.Francisco abordó el fervor apostólico que el Señor quiere de los cristianos y se preguntó de dónde viene ese celo. “Viene del conocimiento de Jesucristo. Pablo ha encontrado a Jesucristo, se encontró con Jesucristo, pero no con un conocimiento intelectual, científico, que es importante, porque ayuda, sino con ese conocimiento inicial, el del corazón, el de un encuentro personal”, dijo.El celo apostólico, subrayó, sólo se puede entender “en una atmósfera de amor” y “tiene algo de locura, pero de locura espiritual, de sana locura”. Y Pablo “tenía esta sana locura”.Por otra parte, advirtió que incluso en la Iglesia hay “cristianos tibios” que “no tienen la fuerza de andar hacia adelante”.“También -dijo- hay cristianos de salón, los educados, tan buenos, pero no saben hacer hijos para la Iglesia con el anuncio del Señor y con el fervor celo apostólico”.





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